Ruta 094

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Ruta 094.- Jaca, Castillo de Jaca, Villanúa, Canfranc y Canfranc Estación.




Ruta 094.- Jaca, Castillo de Jaca, Villanúa, Canfranc y Canfranc Estación.

El 13 de Octubre de 2012 llevo recorridos un total de 7726 kilómetros


La ruta de hoy tiene un significado muy especial para mí, ya que Canfranc estación fue el primer destino de mi padre como Guardia Civil, estuvimos dos años maravillosos, de los dos  a los cuatro años y pico, tengo muy gratos recuerdos de esa parte de mi infancia.

Este día aparco el coche en el Paseo de la Constitución, que está dividido por un hermoso parque lineal. Desde donde me dirijo a las inmediaciones de la Ciudadela de Jaca. Tanto los datos acerca de la ciudad, la ciudadela como, la catedral,  las describo en la ruta 98, aún así no está de más recordar unos datos de esta importante ciudad del Pirineo Aragonés, y punto importantísimo en la Ruta Jacobea.
La catedral de San Pedro de Jaca es una de las joyas del románico español y una pieza clave del Camino de Santiago. La Catedral es fruto de varias etapas constructivas a lo largo de más de un siglo. Se iniciaron, a finales del siglo XI, hacia 1.077 por iniciativa del rey sancho Ramírez, y se nombraba a Jaca capital del Reino de Aragón, terminando las obras en el año 1139, bajo el reinado de Alfonso I El Batallador. En la primera etapa  se elevaron las tres naves separadas por grandes arcadas de medio punto sostenidas por dos clases de soportes, unos de sección circular y otros cruciformes, y los tres ábsides de planta semicircular. Sólo el meridional se conserva inalterado de los que el central fue prolongado a finales del siglo XVIII, para trasladar allí posteriormente el coro y presenta frescos del monje cartujo fray Manuel Bayeu (Cuñado de Francisco de Goya).
Los ábsides se cubren con bóveda de horno, mientras que los brazos del falso crucero lo hacen con cañón y el crucero con casquete semiesférico sobre trompas. Las naves se cubren con bóvedas de crucería estrellada. Las capillas laterales responden a ampliaciones de los siglos XV, XVI, XVII, y XVIII, entre las que destaca la  de Santa Orosia, patrona de Jaca, San Miguel y La Trinidad.
A los pies del templo se sitúa un pórtico, de aire primitivo y abovedado de cañón, en el que se abre la portada principal, con un tímpano decorado con un crismón entre dos leones.
Uno de los elementos más representativo e interesante de este edificio es la ornamentación escultórica que decora el exterior, las columnas y los ábsides en el interior.
La portada meridional aparece  protegida por un pórtico renacentista, en el que se reaprovecharon excepcionales capiteles de estilo románico atribuidos al llamado "Maestro de Jaca".
Se presenta adosado un claustro barroco construido sobre el primitivo románico, donde hoy en día se ubica el Museo Diocesano que contiene una impresionante colección escultórica y pintura mural de la Edad Media.
La catedral de San Pedro de Jaca, fue declarada Monumento Nacional en 1931 y Bien de Interés Cultural en 1985, está considerada como uno de los monumentos más importantes de todo el románico español, tanto por su antigüedad como por las novedades estilísticas que se exportaron desde aquí al resto de templos románicos gracias al Camino de Santiago. Entre ellas destacan los motivos decorativos del ajedrezado y las bolas jaquesas, visibles en el exterior e interior del monumento.

A la salida  de Jaca paro, en un pequeño parque, donde se encontraba la desaparecida iglesia de San Esteban (o San Marcos) , documentada en el siglo XII, y al también desaparecido hospital para leprosos, existió hasta hace pocas décadas un viejo olmo conocido como Árbol de la Salud. Era práctica y tradición entre los peregrinos colocarse a su sombra ya que tenía fama de que devolvía la salud y las menguadas fuerzas a los caminantes que habían dejado atrás las escabrosas montañas pirenaicas. Una vez decayó la función para la que fue creado, el abandono terminó con el hospital mientras que el olmo, tras una larga agonía, y sin que dieran fruto los remedios que se le aplicaron, murió de grafiosis. En la actualidad únicamente pervive un crucero.

Salgo de Jaca con 2´72 kilómetros, dirigiéndome por la  CN- 330, hacia la frontera francesa.
En el kilómetro 5,26 puente sobre el río Aragón.

En el kilómetro 7,90, llego a Castiello de Jaca. Aunque no subo hasta su casco urbano ya que lo visité en la ruta 99, aún así hago no está demás recordar sus principales datos.
Castiello de Jaca, tiene una población de 219 habitantes y esta situada a una altitud de 921 metros. Pertenece a la Comarca de la Jacetania. Núcleos asociados Aratorés.
Castiello de Jaca es la puerta natural, histórica y geográfica del valle de la Garcipollera, en la confluencia de los ríos Ijuez y Aragón. Después de un proceso de expropiación para su repoblación forestal, todos los antiguos núcleos del valle quedaron deshabitados y en la actualidad en ruinas, salvo Bescós y Villanovilla. Pero la Garcipollera invita a infinidad de paseos a través de sus pistas o senderos, que podemos realizar a pie, en bicicleta de montaña o a caballo. Podremos contemplar viejos bosques de robles y pinos conviviendo con los repoblados, el espectáculo de los ciervos pastando ante nosotros, los famosos jabalíes de Acín y multitud de especies que conviven en un ambiente natural. Y al final del valle nos encontraremos con Santa María de Iguacel, antiguo monasterio que conserva la Iglesia románica del siglo XI brillantemente restaurada.
Un antiguo castillo del cual se conservan algunos restos, de origen al nombre de Castiello de Jaca. Este pueblo dividido por un barranco conserva en su casco urbano un ambiente rural y tranquilo. En la parte alta se levanta la iglesia románica de San Miguel, su entorno constituye el eje de su trascendencia histórica. Todavía conserva los retos del cementerio medieval de lajas en el ala norte, la vieja abadía, la pradera al sur, el antepecho de la portada y el remate del campanario Junto a la iglesia también perduran los restos de la fortaleza medieval.
Primero fue Torre de Señales en la época tardoromana, para defender la vía del Somport que heredaron los visigodos. Luego línea fronteriza con el mundo musulmán y llave para la defensa del valle con su castillo.
La iglesia parroquial de San Miguel Arcángel se levanta en la zona más elevada de la población, sobre un cortado que domina el valle por el que discurre el río Aragón.
El templo original, es románico del siglo XII, conservando restos del cementerio medieval de lajas en el ala norte, es de una sola nave cerrada al Este mediante un ábside de planta semicircular y precedida por un presbiterio de escaso desarrollo longitudinal, sería transformado en épocas posteriores. Entre los siglos XIII y XIX se disponen un coro y un portegado en la zona de los pies y se abren nuevas capillas laterales entre los siglos XVI y XVIII.
Edificada con sillarejo y cubierta con techumbre a dos aguas, presenta un macizo aspecto exterior, del que destaca el cuerpo de la torre campanario en su lado este. El ábside se protege mediante bóveda de cuarto de esfera, el pequeño presbiterio con bóveda de cañón y el cuerpo de la nave, que pudo cubrirse originariamente con madera, se cubre con bóveda articulada en tres tramos, reproduciendo un sencillo diseño de terceletes (que recuerda al aplicado en el abovedamiento de la nave central de la catedral de Jaca a comienzos del siglo XVII).
Tanto en el coro como en el pórtico se emplean bóvedas de arista. Las capillas inmediatas al presbiterio se cubren con medio cañón, la segunda del lado del Evangelio con bóveda de cañón con lunetos y la segunda del de la Epístola, con arista.
Dentro del Camino de Santiago Castiello de Jaca es conocido como "el de las mil reliquias", al poseer más de un centenar de ellas desde los primeros tiempos de la cristiandad en un arqueta situada en la iglesia parroquial. Cuenta la leyenda que un peregrino valenciano se sintió sin fuerzas físicas ni espirituales para seguir adelante y en agradecimiento a Castiello por la ayuda recibida entregó cuanto llevaba al ayuntamiento y a las familias que le habían socorrido. Por ello, el alcalde guarda la llave de la arqueta de las reliquias, que son mostradas tan solo una vez al año, el primer domingo de julio.
Otro de los puntos de interés se halla en la Posada o Venta de los Carruajes, lugar que mantiene su función como lugar de encuentro de viajeros, comerciantes, peregrinos y vecinos de los valles.
Sin abandonar una pequeña pista a escasos kilómetros se ubica la iglesia de Santa María de Iguácel. Interesante construcción románica del siglo XI donde se pueden apreciar las líneas básicas del estilo apareciendo elementos decorativos de la zona como es el ajedrezado jaqués.
Esta bonita iglesia tiene un fácil acceso a pie, en coche o paseando a caballo disfrutando de este servicio que ofrecen la turista.
Castiello es la puerta al Valle de la Garcipollera, en la confluencia.  El patrón es San Miguel Arcángel y las fiestas se celebran el  29 de septiembre . Las fiestas patronales menores, en honor de las mil reliquias, se celebran el  primer domingo de julio .

En el kilómetro 8,100 paso por debajo del ferrocarril.

En el kilómetro 8,400 paso por debajo del ferrocarril.

Con  14,89 kilómetros llego a Villanúa. Es una localidad de la comarca más occidental del  Pirineo de Huesca (Aragón), La Jacetania. Ubicada en el curso medio alto del valle del río Aragón  y a los pies de  Collarada  (2.886 metros), la cima más alta de este territorio.
Podíamos hablar de Villanúa como una localidad prehistórica. De hecho, sus cuevas sirvieron para albergar a los hombres del neolítico y eneolítico (3.000 a.C.), que emplearon estas cuevas como sepultura de carácter colectivo. Gracias a las investigaciones de historiadores y arqueólogos, hoy sabemos que el uso sepulcral se extendió hasta la Edad de Bronce (1.800-1.000 a.C.) y que también en épocas del tardorromano estas cavidades tuvieron su función.
En la localidad también se han hallado restos romanos, que se asocian al paso de la Vía del Summo Porto por el municipio, cuyo trazado coincide, además, con el itinerario del Camino de Santiago. Para defender la vía romana de la incursión de enemigos procedentes de la vertiente norte, entre los siglos VII y VIII se creó el Señorío de Aruej. Las primeras noticias de esta aldea aparece en las Crónicas visigodas de Toledo y de ella dependen todas las tierras del entorno hasta el siglo XII. Sin embargo, excavaciones más recientes refuerzan la idea de que en la Edad de Bronce las cuevas fueron también un hábitat humano. Los restos encontrados, cerámicas de almacenaje y de uso diario y, sobre todo, el excepcional fragmento de molino de cereal, hacen pensar en que las cuevas fueron empleadas para pasar largas temporadas de vida.
La primera noticia histórica sobre Villanúa está recogida en el Cartulario de Santa Cruz de la Serós, el 26 de marzo de 992. Ya existe el actual núcleo y se da noticia de la repoblación con habitantes bearneses que registró la localidad, en el siglo IX. Actualmente, todavía quedan apellidos de origen francés entre los vecinos.
La denominación de Villanúa no quedó fijada hasta el siglo XIII. Previamente, la localidad se llamó Vilanúa, Villanuga, Villa Nuga, Villanova, Villa Nova, Billanúa, Villa Nueva o Villanoa. Denominaciones todas ellas que hacían referencia a la situación de la Villa Nueva enfrente del Señorío de Aruej. O lo que es lo mismo, los hombres libres, con tierras y derechos reconocidos por la Corona, frente al Señor de Aruej. Entre lo habitantes de Villanúa, el Rey de Aragón nombró once infanzones.


Con  más de 478 habitantes , Villanúa está volcada en el  sector turístico . La cercanía de las estaciones de esquí de  Astún (17,5 Km.) y Candanchú (14,7 Km.), además del circuito de fondo de  Le Somport (16 Km.)  han favorecido su inclusión entre los destinos predilectos del turismo de nieve. Pero sus propias posibilidades y las del entorno (Jaca, valle de Aísa y Borau, Canfranc, valle de Hecho y Ansó o valle de Tena ) le han ayudado, apoyándose en unas excelentes vías de comunicación, a ser un destino apto para cualquier época del año y para cualquier turista, desde la familia hasta los intrépidos aventureros.

Al pie del mítico Collarada se extiende en una pequeña llanura  el núcleo antiguo de Villanúa. Modernas urbanizaciones turísticas van colonizando poco a poco las orillas de la carretera de Francia. Tradición y modernidad tratan de convivir en este municipio que ha abandonado su tradicional economía agrícola y ganadera en aras de un turismo que busca aquí la cercanía de bosques y montañas. Villanúa alcanzó su máxima población en la segunda década del siglo XX, superando los 1.100 habitantes, gracias a la construcción del ferrocarril Canfranc, Florón "El Canfranero"; cuyas vías podemos observar a media ladera de la Sierra que vemos enfrente.
Desde peña Caída al Juncaral en el río Aragón, con su cortejo de bosquetes de ribera, parte en dos el término municipal. Por la orilla derecha, bajando de Canfranc hacia Jaca, la carretera de Francia articula las modernas urbanizaciones separadas todavía por la antigua aldea de Aruej, tristemente abandonada, como su iglesia románica y su torre señorial. Es en esta orilla donde el término que dibuja extraños entrantes y salientes, incluye los montes Tabardito, la Sayeta y Torondón, profusamente reforestados gracias a la naturaleza o por la mano del hombre. La Peña Collarada con sus 2883 metros de altitud señorea la parte septentrional del término, con sus faldas superiores destinadas a pastos (el Borreguil, los Cubilares, los Campanales, etec.) y la base cubierta de espesos bosques (los Azús, el Achar, la Selva, etec.).
Por la orilla izquierda del Aragón serpentea el Viejo Camino de Santiago hasta el antiguo puente de Villanúa. En sus proximidades, por el histórico sendero empedrado, se accede a la cueva llamada de las Guisas, espectacular formación geológica acondicionada para las visitas turísticas, y en tiempos refugio del hombre prehistórico.
El casco histórico de Villanúa rodeado de prados y modernas construcciones, muestra algún detalle de arquitectura popular de gran interés, y en su iglesia de San Esteban se guardan tallas medievales y retablos barrocos.
Al sur del término está Cenarbe, pequeña aldea abandonada por sus habitantes, y devorada por el tiempo y la vegetación. Todavía se reconocen las ruinas de su iglesia parroquial de San Pedro y de las casas que conformaron la aldea. Aquí el visitante se sumerge en un ambiente de silencio y desolación propio de todo  pueblo deshabitado y huérfano de vida.
La entrada tradicional al casco urbano de Villanúa se hace a través de un puente medieval, levantado aprovechando los cimientos romanos de una pasarela anteriormente desaparecida. Fue Pedro I de Aragón quien mando su construcción en el año 1100 para facilitar el tránsito en el Camino de Santiago.
Hasta la construcción de la nueva pasarela, ubicada en el área de descanso, ésta ha sido la única entrada al centro urbano de la localidad. Algo que obligó a acondicionar la estructura del puente para al paso de vehículos. Hasta el siglo XIX, además, hubo otro puente de madera junto a la actual presa, que la obra de la nueva carretera destruyó.
El Casco antiguo de Villanúa se caracteriza por ser un entramando de calles y callejones en las que aún se aprecian vestigios de otras épocas. Aunque el municipio es amplio, el casco histórico se encuentra concentrado en la margen izquierda del Río Aragón.

Rodeado de amplios campos y modernas construcciones, desde hace unos años el centro histórico está asistiendo a un movimiento de rehabilitación y reconstrucción, que está devolviendo al núcleo urbano parte de la riqueza arquitectónica tradicional que tenía. Sabores añejos y aires modernos que se entremezclan para destacar algunos de los elementos más valiosos de este núcleo: la Fuente de los Cuatro Caños, los escudos de infanzonías que presiden las portadas de numerosas casas, el Ayuntamiento Viejo (hoy farmacia), con su portada y ventanales góticos, o las antiguas cuadras, hoy casi todas transformadas en viviendas.

La iglesia Parroquial de San Esteban (XII-XVIII) Construida entre los siglos XII y XVIII en sillarejo, conserva como testimonio más antiguo un muro en el que se abría la primitiva portada románica y que, actualmente, cierra el baptisterio. Posteriormente, el edificio fue modificándose hasta que en el siglo XVIII se completa con su aspecto actual. Presenta dos naves, aunque en el lado Norte se abren dos capillas rectangulares, que por sus características y dimensiones, parecen crear una tercera nave. En el lado sur se abre la portada de acceso al edificio, cobijada por un pequeño pórtico, y se adosa la torre campanario. El cuerpo interior es una bóveda de cañón.

En cuanto a su dotación artística, destaca el retablo mayor. Obra de escultura de principios del siglo XVII dedicada al santo titular. Su autor fue Juan de Ruesta, que inició su composición en 1622, concluyéndolo dos años más tarde. Tanto en la estructura del retablo como en las tallas, revelan la relación con los talleres de escultura romanista de Sangüesa.

La pieza más antigua que se conserva en la iglesia es la talla románica de Nuestra Señora de los Ángeles, procedente de la ermita homónima hoy arruinada-. Fechada entre finales del siglo XI y comienzos del XII, muestra a la Virgen como Trono de Sabiduría sin mostrar ningún tipo de relación afectiva con el Niño. La imagen presenta el interés añadido de conservar la policromía original y está considerada por los expertos en arte románico como una de las mejores piezas del periodo, en especial por la conservación de la policromía, como ya señalábamos, y por la expresividad de la figura.

Se conservan en el interior otros retablos del Barroco Rural Aragonés, fechados entre los siglos XVI y XVIII y de diverso valor. La mayoría están ubicados en las pequeñas capillas de las familias de infanzones de la localidad, con sus escudos y dedicatorias.
Siguiendo el Camino Orbil, pista en la margen izquierda del Río Aragón, una vez atravesado el núcleo histórico, a una hora de suave  de marcha, se encuentra el testimonio de una de las obras que más influyó en el paisaje de este valle y en faceta social y económica, el ferrocarril del Canfranc o Canfranero. En una explanada a mano izquierda, se levanta un impresionante viaducto de piedra de 28 arcos, construido a principios del siglo XX. Esta infraestructura, junto a dos túneles y un paso helicoidal, permiten pasar de los 800 a los 1.000 metros de altitud en un pequeño espacio y con rampas máximas del 2%. La grandeza y magnitud de aquella obra, cuyo último arco se cerró en 1916, celebrando la víspera de Santa Orosia (25 de junio) una fiesta para celebrarlo. Continuando por el Camino Orbil, tras pasar el Viaducto de San Juan, a 1 kilómetro, se encuentra la antigua pardina Izuel y la ermita de San Juan. Un pequeño y humilde de templo, que hasta hace poco era el destino de la romería que los vecinos de Villanúa celebraban anualmente cada 24 de junio. En su interior se pueden contemplar pinturas murales, bastante recientes y sin valor artístico, que, sin embargo, logran darle a la ermita un sabor tradicional.
La iglesia de San Esteban, está construida en sillarejo, es el resultado de varias etapas constructivas. El testimonio más antiguo que se conserva es un muro con canecillos en su parte superior en el que se abría la primitiva portada románica y que, actualmente, cierra el baptisterio. En época posterior se procede a la modificación del edificio , al que se le dota de su aspecto actual durante el siglo XVIII. Presenta dos naves, una principal de mayores dimensiones y una lateral, separada por un pilar en el que apean arcos rebajados (escarzanos). En el lado Norte se abren dos capillas rectangulares que, por sus características y dimensiones, parecen conformar una tercera nave. En el lado sur se abre la portada de acceso al edificio, cobijada por un pequeño pórtico, y se adosa la torre campanario.
El sistema de cubierta utilizado en el interior es la bóveda de cañón. En cuanto a la dotación artística, destaca el retablo mayor, obra de escultura de principios del siglo XVII dedicada al santo titular. Su autor fue Juan de Ruesta, que lo contrató en 1622, concluyéndolo dos años después. Se estructura en banco, cuerpo de tres calles y ático. El banco presenta dos escenas en relieve enmarcadas bajo las calles laterales y flanqueadas por los pedestales de las columnas, en cuyos frentes aparecen los evangelistas. La parte central acoge el tabernáculo con la representación en relieve de la Resurrección de Cristo. El cuerpo principal tiene en su calle central la imagen del santo titular de la parroquia y en las calles laterales las tallas de San Juan Bautista, San Lorenzo, San Vicente y San Pedro. Culminando el conjunto se encuentra el ático con el tradicional Calvario. Este retablo, tanto en su estructura como en las tallas, revela la relación con los talleres de escultura romanista de Sangüesa.
La imagen más antigua conservada en la iglesia es la talla románica de Nuestra Señora de los Ángeles procedente de la ermita homónima - hoy arruinada-. Fechada entre finales del siglo XI y comienzos del XII, muestra a la Virgen como Trono de Sabiduría sin mostrar ningún tipo de relación afectiva con el Niño. La imagen presenta el interés añadido de conservar la policromía original. Destaca también el sencillo retablo del Santo Cristo que alberga la magnífica talla del Crucificado, heredera de modelos navarros creados por Juan de Anchieta y utilizados con posterioridad por autores como Bernabé Imberto entre los siglos XVI-XVII. De esta misma época, y siguiendo los mismos modelos romanistas de Anchieta, se conserva una talla de Santa Lucía que preside un retablo de pequeñas dimensiones. Esta imagen es de bulto redondo y quizás pueda atribuirse a Juan de Bescós, autor del primitivo retablo de la catedral de Jaca.
La iglesia también conserva obras barrocas de interés, como el retablo de Santa Orosia, con una apreciable pintura que representa el martirio de la santa, siguiendo una iconografía extendida en la zona y que cuenta con ejemplos similares en el Palacio Episcopal de Jaca y en la iglesia de Navasa. De mayor calidad es el lienzo que preside el retablo de la Inmaculada Concepción. Obra de mediados del siglo XVII, que desde el punto de vista iconográfico sigue el modelo habitual en estas representaciones, con la Virgen como encarnación de la mujer descrita por San Juan en el Apocalipsis y de la amada del Cantar de los Cantares. Esto explica la presencia de una serie de figuras simbólicas que hacen referencia a María como Puerta del Cielo, Templo de David, etc...
Por último, del siglo XVIII es el retablo de la Virgen del Pilar, que ocupa el testero de la nave lateral. Destaca por la calidad de su escultura y por el movimiento que se ha otorgado a su planta. Desde el punto de vista iconográfico se incluye el apóstol arrodillado a los pies de la Virgen cuando se le apareció en Zaragoza, y a sus lados San Joaquín y Santo Domingo de Guzmán, y Santa Marta en la parte superior, como patrona de hospederos, al haber alojado en su casa al mismo Cristo.
Los festejos populares son una muestra de las tradiciones aragonesa y se celebran:
El 8 de Septiembre  Fiesta Mayor Natividad de Nuestra Señora.
26 de Diciembre Fiesta Pequeña San Esteban
Fin de Semana de del 24 de Junio .Romería a la ermita de San Juan
Segundo domingo de julio. Romería de la Virgen de Iguácel
20 de enero Hogueras de San Fabián.
En el kilómetro 16,60 salgo de Villanúa.
En el kilómetro 18, como hay un túnel sin iluminar y el tráfico es intenso, me  desvío por la antigua carretera que describe un arco, siguiendo el trazado del río., saliendo de nuevo a la carretera en el kilómetro 18,57
En el kilómetro 20 paro en un área de descanso.
En el kilómetro  20,40 llego al puente medieval  de los peregrinos, este puente está situado junto al cementerio de Canfranc, donde hay fuente y área  de descanso. Este puente, se ha datado tradicionalmente en el siglo XII. En una desgastada lápida colocada en el pretil norte del puente se lee con cierta dificultad;"Ramón Me Fecic" ("ramón me hizo") y la fecha de 1599. Así se quiso perpetuar la memoria de Ramón de Argelas, maestro cantero bearnés, vecino de Isesta (valle de Ossau), que culminó con éxito el difícil encargo , aceptado el 7 de Julio de 1599, de reconstruir el puente destruido por una avenida del río Aragón.
Por aquellas fechas el puente se denominaba "Pon Nou" (puente nuevo) en el particular dialecto canfranqués de raíz occitana que se extinguió a principios del siglo XIX. Posteriormente recibiría diferentes nombres "Puente de Canfranc" (por antonomasia, al ser el único puente de piedra del término al servicio del Camino Real de Francia), "Puente de Abajo" o "Puente del Cementerio" (desde 1928, fecha de construcción del cercano camposanto).
Nunca se denominó "Puente de los Peregrinos", que es apodo moderno e impropio. Y tampoco es ejemplar de estilo románico, como se suele afirmar, aunque se aprecian restos de su base medieval sobre la que se levó la reconstrucción de finales del siglo XVI.
El Maestro Ramón de Argelas, según el protocolo notarial recientemente publicado por M. Gómez de Valenzuela, se comprometía a terminar las obras de reedificación, incluida la construcción de un muro de protección en el estribo oriental, en once semanas, percibiendo por ello la elevada suma de 800 libras jaquesas (o sea, 16.000 sueldos).
Es una construcción de 35 metros de largo, de los que 15 corresponden a la luz del único arco y muestra un típico perfil en "lomo de asno". Se empleó o reutilizó, piedra de diversa calidad y coloración; labrada en forma de sillares en la parte inferior y rosca del arco y mampostería en los pretiles. Desde este puente  hasta Santiago de Compostela hay 846 kilómetros.

En el kilómetro  20,90  llego a Canfranc.
Esta antigua villa se acomoda en el estrecho valle del río Aragón, entre los montes de Aspe y la Peña Collarada, a 1.045 metros de altitud. Cercada por espectaculares farallones calizos (Peña Blanca, Cambó y Porrató) y barrancos encajonados ( Ip, Aguaré y los Mesés) su entorno paisajístico se muestra ciertamente sorprendente.
Canfranc (Campus Francus) se asoma a la historia en el siglo XI, reinado de Ramiro I, como población fronteriza y sede aduanera, condición que impregnó profundamente su devenir histórico. Sin embargo recientes hallazgos muestran que estuvo ya habitada en época romana, en relación, sin duda, con la vía romana que enlazaba Caesaraugusta con las Galias a través del Somport (Summus Portus). Su historia medieval estuvo íntimamente relacionada con el intenso paso de peregrinos jacobeos y es por ello que en Canfranc tenía propiedades (palacio, molino y horno) el hospital de Santa Cristina.
Por razones de cercanía y coincidencia de intereses, la población de Canfranc, esencialmente dedicada a la arriería y al comercio transfronterizo, mantuvo estrechas relaciones culturales con el vecino Valle de Aspe, como lo demuestra la toponimia y la antroponimia históricas.
El núcleo urbano de la antigua villa, histórica capital del municipio, estuvo a punto de despoblarse tras el devastador incendio de 1944. Hoy recupera su población, lentamente, al tiempo que se levantan nuevos edificios de apartamentos en los solares de las viviendas desaparecidas.
El patrimonio artístico de Canfranc conserva todavía muestras de interés, a pesar de los avatares históricos. La Iglesia Parroquial de la Asunción, edificio que levantaba Juan de Segura hacia 1520, y reconstruido tras los incendios de 1617 y 1944, custodia cuatro interesantes retablos barrocos en sus capillas laterales.
Del histórico castillo de origen medieval y ampliado por Tiburcio Spanochi en 1592, se mantiene el falco oriental, destruido el resto en 1928 cuando la construcción de la carretera. También medievales, de gótica arquitectura, son los restos de una torre situada no lejos de la iglesia, que se han identificado con la casa fuerte que construía el infanzón Aznar Palacín en 1341.
Y en el extremo de la villa dando la Bienvenida al viajero que llega del sur, la silueta característica de la Iglesia de la Trinidad. Construida a mediados del Siglo XVI, gracias al mecenazgo del comerciante D. Blasco de Les, conserva una capilla renacentista y fue panteón del fundador.
El incendio de 1944 arrasó tres cuartas partes de uno de los pueblos más hermosos del Pirineo aragonés. Espectaculares tejados de pizarra, de pronunciada pendiente, lucanas redondeadas, ventanales góticos y amplias portadas caracterizaban  la arquitectura canfranquesa, con evidente influencia francesa. El derribo de las ruinas y la urgencia de la reconstrucción, acabaron con aquella singularidad arquitectónica, de la que hoy se evidencian en contadas muestras. Sin embargo la particularidad urbanística de su calle camino, de unos 400 metros de longitud, sigue siendo referencia para historiadores del urbanismo medieval.
En la plaza de la iglesia se conserva un vagón de ferrocarril del "canfranero"
Las fiestas patronales se celebran el 15 de agosto en honor de la Asunción de la Virgen.

Salgo de Canfranc con 21,65 kilómetros.

En el kilómetro  23,42 .llego a  la Torre de Fusileros.
Tras la conclusión de la carretera de Zaragoza a Francia por el Somport, en 1876, se aceleraron los planes para defender la nueva vía de comunicación mediante modernas fortificaciones, en previsión de hipotéticas invasiones desde Francia. En 1877 el capitán comandante José San Gil redactó un proyecto de dos torres de fusilería (denominadas "Torre nº 1" y "Torre nº 2") situadas a retaguardia del nuevo fuerte proyectado en Coll de Ladrones. La que se ubicó en Los Arañones desapareció en 1910 con motivo de la construcción de la boca sur del túnel ferroviario. La segunda defendía el paso estrecho de la carretera entre Los Arañones y Canfranc, no lejos de donde estuvo la antigua Torre de la Espelunca (de fines del siglo XVI).
El proyecto de San Gil fue aprobado por Real Orden de 19 de marzo de 1878 y al año siguiente ya se trabajaba en su construcción.
La nueva torre tendría capacidad para una pequeña guarnición de 25 hombres y se dotó de cuarto para oficial, enfermería, calabozo y leñera.
Presenta curiosa planta elipsoidal, foso perimetral (que se salvaba mediante puente levadizo) y alza cuatro plantas en torno a un patio central.
El exterior, de aire medievalizante, muestra la base maciza y tres galerías aspilleradas, la más alta volada sobre línea de ménsulas. Todo ello aparejado en cuidadosa sillería, buscando el contraste entre la blanca caliza del país y la arenisca foránea.

Con motivo de la ampliación de la carretera, hacia 1990, se pensó trasladarla piedra a piedra a Jaca, pero la reacción de los vecinos de Canfranc logró que se conservara en su ubicación original.

Posteriormente restaurada y abierta al público, suele albergar diversas exposiciones cumpliendo una digna función cultural.


En el kilómetro  24,19 paso el túnel situado junto a la presa del embalse de Canfranc

En el kilómetro 24,80 .llego a Canfranc Estación o Arañones.
El lugar donde se ubica Canfranc estación es conocido como Los Arañones y está documentado como poblado medieval situado al pie de la antigua calzada real que conducía a Francia. Arañón o arán son nombres con los que  se conoce al endrino, ciruelo silvestre o pacharán y quizá su abundancia en la zona originó el topónimo, aunque nada sabemos con certeza. En 1116 el rey Aragonés Alfonso I el Batallador donó "las décimas del término de Arañones" al hospital de Santa Cristina de Somport, al que desde entonces quedó vinculado. La población moderna tiene su origen en la construcción en el primer cuarto del siglo XX del túnel ferroviario y de la Estación Internacional, obras que modificaron notablemente la fisonomía del lugar. Más tarde el terrible incendio de Canfranc  en 1944, motivó el traslado del ayuntamiento y de buena parte de la población del núcleo histórico a Los Arañones que pasó a ser conocido después con el nombre actual de Canfranc Estación.
En la entrada paro a contemplar el puente de Sacrás o de la Central y las centrales de Canal Roya e IP.

El puente actual, obra moderna de tablero de hormigón apoyado en estribos de sillería, ocupa el mismo emplazamiento que el puente homónimo al servicio del antiguo camino real, formando parte del trazado histórico del Camino de Santiago. Su entorno se encuentra muy antropizado, especialmente por infraestructuras hidroeléctricas construidas en los años 60 del pasado siglo.

Junto con la antigua estación internacional de Canfranc, las centrales de Canal Roya e Ip pueden considerarse destacados ejemplos del patrimonio arquitectónico de carácter industrial aragonés y, más concretamente, de la ingeniería pirenaica. Constituyen dos de los cuatro saltos que, junto con los de Villanúa y Jaca, salvan las aguas del río Aragón antes de llegar a Navarra.

La central de Canal Roya toma su nombre del valle, alusivo al color rojizo de sus montañas. Construida en 1967, destaca por su estilizada volumetría, airosa asimetría y originalidad compositiva, evocando fórmulas empleadas por Mackintosh en la Escuela de Glasgow. Una acertada mezcla de funcionalidad y sencillez, propia de una obra de ingeniería, donde se combina la tradición local inspirada en la pendiente de los tejados pirenaicos y en el acabado rugoso de la piedra recuerdo de los muros en mampostería, con la modernidad, por el uso del hormigón armado y el aluminio a lo que se suma un profundo conocimiento de la historia del diseño.
La central de Ip, de arquitectura similar, diseñada en 1965 aunque no concluida hasta 1971, es obra del prestigioso arquitecto Miguel Fisac. Toma su nombre y sus aguas del ibón que se sitúa a 2.115 m de altitud, las cuales son encauzadas a través de una galería de presión de 3.693 m de longitud que descienden por una tubería de 1.828 m hasta la central, salvan el desnivel con un salto de 935 m y desembocan en el embalse inferior junto al río Aragón.  En la construcción del salto de agua fue preciso un sistema de transporte en forma de "plano inclinado" arrastrado encima de una vía ferroviaria por una sirga, utilizando el contrapeso y un motor, para trasladar trabajadores y materiales, conocida como el "Carretón de Ip". Se utilizó en labores de ejecución y mantenimiento de la obra hasta hace una década, en las que participaron unos tres mil operarios, por lo que se considera, en su conjunto, una singular y majestuosa obra de la ingeniería española.
Desde aquí subo a la parte alta donde yo que recuerde estaban las escuelas. Después desciendo a la carretera que hace de calle principal y donde hoy en día está el consultorio médico, era donde vivía yo, ya que todo el bloque era el cuartel de la Guardia Civil.
Los recuerdos me vienen a la memoria, las nevadas, los paseos con mi madre y hermano por las playas de las vías, los almacenes, la gente…..los paseos a la casita blanca o a la boca del túnel donde mi padre hacia servicio de vigilancia, y la apariencia de cadete que tenía mi padre con su gorra de plato. El trineo que nos construyó, con unos esquíes rojos, y que enceraba todas las noches..¡Éramos tan felices!.


El Canfranero se inauguro el 18 de Julio de 1928, uniendo las ciudades de Zaragoza y Pau. Cruzando los Pirineos, y construyendo como figura más importante entre los dos países la estación internacional de Canfranc. Sin embargo, el 27 de marzo de 1970, tras el descarrilamiento de un tren de mercancías en Francia, se cerró la línea internacional, quedando reducida al trayecto Zaragoza Canfranc, aún en funcionamiento actualmente. Pero en un pésimo estado de conservación y mantenimiento casi nulo, y con un servicio pésimo. Una vez más y si nadie lo remedia, la desidia y el desprecio del  Gobierno Central hacia Aragón, queda de manifiesto en esta línea ferroviaria que podría vertebrar Aragón de Norte a Sur y también al resto de España, pero, solo recibimos palabras, y lo que necesita "El Canfranero" es financiación ¡Ya!.
Durante los años de funcionamiento de la línea internacional, esta se usaba para enviar mercancías (maquinaria agrícola como cosechadoras, nitrato de cal, humus, maíz, etec.), desde Francia a España, haciéndose el trasbordo de mercancías en Canfranc y siendo esta faena un recurso económico para los jóvenes de la zona.
La Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc es un esplendoroso edificio bañado de diversas influencias arquitectónicas que se concibió como gran escaparate de España ante los visitantes extranjeros.

La construcción de la Estación Ferroviaria Internacional de Canfranc se inscribe dentro del proyecto de creación de un paso fronterizo a través de los Pirineos que comunicase España con Francia, aprovechando la línea el que unía Tardienta con Huesca y Huesca con Jaca. Así, tan sólo se hizo necesario unir mediante el ferrocarril Jaca con Canfranc y abrir el túnel de Somport (finalizado en 1914), situándola en el valle de los Arañones. Las compañías Midi Francés y Norte de España presentaron el proyecto de la estación internacional entre 1909-1910, empezándose a construir en 1915, tras la Primera Guerra Mundial, y finalizándose en 1925. La estación inaugurada por el rey Alfonso XIII entra en servicio en julio de 1928, conoce un momento de esplendor en los años treinta, y se cierra entre 1945 y 1949 por desacuerdos políticos con el gobierno francés.

Desde el punto de vista arquitectónico, consta de un edificio principal, varios muelles para trasbordo de mercancías, y el depósito de máquinas. En su construcción se han utilizado diferentes materiales como el cristal, el cemento y el hierro, propios de la arquitectura industrial del momento.

El edificio de pasajeros destaca por su desarrollo longitudinal, que se articula gracias a tres volúmenes destacados en altura, que se sitúan en sus extremos y en el centro. El cuerpo central cobija el vestíbulo donde se encontraban las taquillas. Grandes ventanales, pilastras de sabor clasicista y trabajo en madera de gusto Déco se combinan para crear un espacio suntuoso. En los cuerpos laterales, se acomodaban el puesto aduanero, la comisaría de policía, correos y un hotel internacional. Disponía además de dos pasos subterráneos.

Al exterior, estos volúmenes presentan tejado curvo apizarrado a cuatro vertientes, y se coronan con cuatro pináculos apiramidados dispuestos en sus flancos. Los dos pisos del cuerpo se abren mediante arcos de medio punto a la zona de las vías y sobre estas dos galerías se abre una nueva teoría de vanos abuhardillados en la cubierta apizarrada, que denota la clara influencia de la arquitectura francesa.

En la actualidad nos encontramos con un edificio cercado sin posibilidad de entrar a visitar sus diversas dependencias. Sin embargo, podemos pasear por los muelles, contemplar el depósito de máquinas, con su estructura metálica, y las diversas grúas que todavía permanecen a los lados de las vías. Se están llevando a cabo diferentes propuestas de rehabilitación de este conjunto histórico.
A continuación me dirijo al viejo túnel ferroviario del Somport, lo que me recordó los servicios de vigilancia de mi padre, adentrándose en el túnel y la caseta todavía en pie, con el cartel de carabineros, y donde mi padre se refugiaba del mal tiempo y descansaban.
El atravesar Somport iba a suponer la construcción de uno de los túneles ferroviarios más largos de España. Como no poseían ingenieros con suficiente experiencia, el gobierno español mandó a una comisión al túnel del Simplon en los Alpes Bearneses para recoger todo tipo de datos técnicos. Ese año el comandante francés Mr. Peyronel realizó la triangulación necesaria utilizando los picos del Tobazo y Samán en España y Coneq en Francia. Se utilizaron dos bases, una en Forges d´Abel y otra en la zona de los Arañones. El gobierno español adjudicó la construcción del túnel a la Sociedad Catalana General de Crédito. El 10 de Octubre de 1908 comenzaron las obras de perforación en Forges d´Abel. 13 días despues (23 de Octubre) se hizo lo mismo en Los Arañones. A pesar de los numerosos problemas que hubo en la excavación del túnel, el 13 de Octubre de 1912 por fin se unieron las dos galerías, finalizando las obras el 21 de Febrero de 1915.

Como hay bastante gente por la estación y grupos de franceses y españoles, con pancartas reivindicativas, averiguo los motivos, y para mi sorpresa, me entero que este sábado 13 de octubre el túnel ferroviario internacional de Somport cumplió 100 años en medio de grandes dudas sobre su futuro. Se celebra el   centenario del encuentro, a 500 metros bajo tierra, de los obreros españoles y franceses que cavaban el túnel ferroviario de Somport.
Un siglo después Aquitania y Aragón esperan reactivar la línea transfronteriza cerrada en 1970.En la entrada española del túnel, de 7.875 metros de largo, Alain Rousset, presidente de la región francesa de Aquitania, y la presidenta del gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi,  inauguraron  simbólicamente una placa en homenaje a los obreros que trabajaron en la obra entre 1908 y 1915.
Contrariamente al "otro" túnel de Somport, el de carretera inaugurado en 2003, ese túnel es apoyado por los ecologistas, que desean evitar que el valle sea un "pasillo de camiones" y reclaman su reapertura desde los años 80, argumentando que la línea ferroviaria podría absorber buena parte del tráfico de camiones que transita por la carretera. Para financiar la rehabilitación de la línea de 32 kilómetros entre Bedous (Francia) y Canfranc (España), Rousset espera que el Estado francés defienda en las instancias europeas el proyecto, estimado en 300 millones de euros. A pesar de las palabras rimbombantes de nuestra presidente, creo afirmar sin equivocarme, que moriré sin ver el Canfranero cruzar la frontera francesa, para nuestra desgracia, priman más los votos y deseos de catalanes y vascos, que la necesidad vertebradora de este ferrocarril, los aragoneses no pintamos un pimiento en la política nacional. Y sino como se justifica que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 han supuesto un "mazazo", en palabras del alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, para las expectativas de reapertura de la línea internacional. La inversión prevista es de 100.00 euros para el túnel y ni un solo céntimo para la línea ferroviaria Huesca-Canfranc.
Esta situación constrasta con la situación que se vive en Francia, donde está previsto que el próximo año comiencen las obras para reabrir los 25 km. de vía que conectan Oloron con Bedous, muy cerca de la frotera francesa.

Desde aquí decido seguir al puerto de Somport, donde nos encontramos en un territorio de gran contenido histórico, artístico y cultural, cuna del Reino de Aragón y una de las vías principales de los peregrinos jacobeos en su entrada a la Península. Entre los distintos pasos pirenaicos utilizados el de Somport fue el que mayor protagonismo alcanzó en el siglo XI gracias al impulso recibido de los primeros reyes aragoneses, Ramiro I y Sancho Ramírez, así como del Vizcondado de Bearne. Desde las ruinas del importante hospital de San Cristina (Candanchú) hasta la que fue villa real de Jaca, el peregrino afronta una primera etapa del Camino Aragonés (31,7 kilómetros) inmerso en un espectacular paisaje jalonado de castillos y puentes medievales, fortificaciones levantadas durante nueve siglos, iglesias y monasterios de distintas épocas junto a modernas edificaciones como La Estación Internacional de Canfranc.
Subiendo el puerto diviso en un monte cercano al Río Aragón el Fuerte de Coll de Ladrones. La estratégica montaña de "Cot de Latrós" (o "Cod de Ladrones") fue elegida en 1751 por el ingeniero Juan Martínez Zermeño para levantar una nueva fortificación fronteriza. Las obras, dirigidas por Pascual de Navas, concluyeron en 1758.

Tuvo planta en forma de herradura y su fuerza principal estaba constituida por dos baterías de cañones que dominaban el camino de Francia. Siete cuerpos abovedados servían de alojamiento a la guarnición, con sus correspondientes cuarteles de tropa, cuarto de sargentos, pabellón para el gobernador y oficiales, sala de armas, capilla y cisterna. Su mala construcción ocasionó continuas filtraciones, por lo que se abandonó por inhabitable en 1777. Con motivo de la Guerra contra la Convención francesa (1793-95) se volvió a ocupar, pero en 1801 se abandonaba definitivamente. A mediados del siglo XIX, y como réplica a la construcción del fuerte francés del Portalet (en Urdós, cerca de la frontera), se determinó reocupar la posición con la edificación de un nuevo fuerte, que ahora se denominaría "Coll de Ladrones". Pero las obras, que sufrieron numerosos retrasos, no se iniciaron hasta 1888 (proyecto del capitán de Ingenieros Julio Rodríguez). Lo esencial se dio por terminado en 1900 (fecha que campea en la inscripción de la entrada), recibiendo la visita del joven Alfonso XIII el 5 de septiembre de 1903. Tres años después se instalaba la artillería. El viejo fuerte fue arrasado en su casi totalidad (excepto el lienzo septentrional, que sobrevive) y en su lugar se alzó otro bien diferente, rebajando previamente la cima de la montaña. En su frente oriental se abrió la puerta de acceso, a la que sucede un foso excavado en la roca, mientras que la fuerza artillera se ubicaba en el interior de cinco casamatas subterráneas cuyas cañoneras barren de noroeste a noreste. Una llamativa galería aspillerada, abierta en la peña, desciende hasta otra batería que domina la carretera. El pabellón de oficiales (con las oficinas y enfermería) se acomodó en un sólido edificio dotado de escalera señorial y bien soleado, mientras que el cuartel de tropa (hasta 150 infantes y 50 artilleros) ocupa situación más umbría.
El fuerte quedó pronto obsoleto y se cerraba en 1961. En 1990 el Ministerio de Defensa procedió a la subasta del edificio, que fue adquirido por una sociedad privada.

Terminada mi visita a Canfranc Estación, decido subir hasta el Hotel Santa Cristina que está subiendo el Puerto de Somport.


Pero en el kilómetro 28,25 paro para visitar un bunker de "la Línea P" que está en la margen izquierda del Río Aragón, pero que comunica con la carretera, por un estrecho puente.
La línea P, oficialmente Organización defensiva del Pirineo, fue una barrera defensiva  que abarcaba todo el Pirineo (500 kilómetros) y que fue realizada parcialmente entre 1944 y 1957, para evitar que, dependiendo de las épocas, el lt maquis (si bien esta hipótesis es poco creíble), la Alemania Nazi o los Aliados penetraran en el territorio español.
Comprendía miles de fortificaciones o asentamientos. En algunos lugares como en el Valle del Aragón, estos puestos estaban muy concentrados. El valle estaba parcelado en seis subsectores o Núcleos de Resistencia (NR) : Arañones, Coll de Ladrones, El Castellar, La Raca, La Sagueta y Villanúa. Había asentamientos para diferentes tipos de armas, depósitos de municiones, víveres y abrigos para la tropa. Sólo el NR de El Castellar, junto a Candanchú, comprende más de 80 construcciones. La estación
Internacional de Canfranc fue la base de operaciones del valle y recibía y almacenaba los materiales, en sus hangares se montó un gran taller de carpintería donde se fabricaba a medida los encofrados y servia de cobijo a los cuerpos de ingenieros y zapadores. Los materiales se trasladaban en camiones hasta donde el terreno lo permitía. Mulos y soldados se encargaban del resto.

En el kilómetro 28,78 llego al hotel Santa Cristina, donde debido al empeoramiento del tiempo, inicio el regreso a Jaca, llegando a esta con 56,64 kilómetros.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Serafín Martín.

Fuentes propias y:  


http://www.villanua.net/index/turismo/ecosistema
http://www.castiellodejaca.es/
http://www.canfranc.es/turismo

p://martaviladotydanielcalleja.blogspot.com.es/2012/10/100-anos-del-tunel-ferroviario.html

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