Ruta 1149.- Quicena, Castillo de Montearagón, Fornillos, Embalse de Montearagón, Barluenga, Chibluco, San Julián de Banzo.
El 13 de febrero de 2025 llevo en Quicena 927 kilómetros.
Municipio situado en la comunidad autónoma de Aragón, en la provincia de Huesca, a 3 km de su capital. Se accede por carretera desde la N-240 dirección a Barbastro/Lérida. Limita al norte y al este con el municipio de Loporzano, al este y al sur con el municipio de Tierz y al oeste con el municipio de Huesca. Está a una altitud de 476 metros sobre el nivel del mar, y cubre una extensión de 14,9 km. cuadrados. EL municipio de Quicena se sitúa muy cerca de los ríos Flumen e Isuela, con las sierras de Guara y Gratal como entorno natural. Además en los alrededores del pueblo destacan los siguientes lugares:
Parque Javier Tomeo El parque construido a finales del siglo XX recibe el nombre del escritor nacido en Quicena. Es un lugar de encuentro para los vecinos del pueblo, donde realizan sus t El sitio de Espantalobos (Quicena, Huesca) es un asentamiento mesolítico localizado en malas condiciones de conservación, prácticamente a punto a desaparecer, que amplía la nutrida red de yacimientos de esta época en la Cuenca del Ebro (UTRILLA et al. 2009; ALDAY et al. 2014).
El origen de Quicena
Espantalobos contribuye a rellenar el mapa de la cuenca al sur de las estribaciones montañosas pre-pirenaicas, confirmando, como antes lo hiciera el campamento del Cabezo de la Cruz en el valle del Huerva (RODANÉS y PICAZO, 2009, 2013), que estos cazadores-recolectores se movían igualmente en las zonas llanas.
El yacimiento fue localizado en los años 80, cuando D. I. Gracia, vecino de Huesca, recogió en un barranco próximo a Quicena una serie de restos líticos –varios geométricos de reto- que abruptos y láminas de sílex intactas– que sugerían la existencia de un yacimiento cuya erosión hacía aflorar los materiales. A finales de 2012 se determinó el posible foco de origen y en el verano de 2013 se llevó a cabo la primera campaña de excavación, cuyos resultados se presentan en este documento.
Desde las rutas del este del Somontano oscense y piedemonte de la Sierra de Guara, llegan una serie de caminos cuyo origen se remontan a la época romana.
Su antigüedad viene avalada por una serie de topónimos y yacimientos romanos que hacen pensar que el pueblo de Quicena se remonta a dicho período.
Entre estos yacimientos romanos se encuentra el acueducto romano de Quicena. Aunque no existen estudios sobre el monumento arqueológico descubierto en la mitad del siglo XX, podría datarse en la época de los Gracos (133 a.C.-121 a.C.), ya que es la misma época en la que se trazó la vía romana entre Llerda-Osca: ruta romana procedente del Este, aunque diferentes estudios también lo datan en la época de Claudio Sertorio (122 a.C.-72 a.C.)
Situado a las afueras del municipio de Quicena, a 2,5 km. de la ciudad de Huesca, realizando unas limpiezas de las acequias que irrigan los campos de dicho municipio, se encontraron los restos de este acueducto romano que abastecía de agua a la ciudad de Osca.
Los restos que se han podido salvar de la erosión producida por el clima y el expolio de investigadores y curiosos que se han acercado a verlo, se puede observar claramente lo que pudo ser un monumento de gran tamaño y longitud que transportaba agua. El material con el que se construyó es de piedra arenisca, muy típica de la tierra de la zona, con la que se han levantado otros monumentos como el Castillo-Abadía de Montearagón (1086-89), situado muy cerca del acueducto. Los restos descubiertos tienen una longitud de unos 20 metros. En la parte superior se puede ver el ático con canal que tiene el acueducto y que se sostiene mediante dos arcos de medio punto que miden dos metros y medio de alto. Uno de los arcos está abierto para que discurra el agua del canal que lo atraviesa y el otro arco está cerrado con el mismo material.
El casco urbano presenta diversas muestras de arquitectura popular. Las viviendas forman pequeñas manzanas, son poco voluminosas y construidas con piedra, tapial y en menos medida ladrillo, destacando enormes portadas con arco de medio punto. La localidad tiene un trazado urbano en terreno llano, con predominio de una amplia plaza. La arquitectura popular presenta cierta homogeneidad y responde al tipo usado por toda la comarca. La Iglesia parroquial de la Asunción es del siglo XVIII, se edificó bajo la orden del abad de Montearagón, don Pedro Nolivos. Cuenta con tres naves divididas en cuatro tramos cubiertos por bóveda de lunetos en la central, y de lunetos en las laterales. En su interior se conserva un bonito retablo y custodia que durante 1858 experimentaron un proceso de decoración mandado por el abad Miguel Asín. Desde aquí continúo hacia el Castillo de Montearagón.
En el kilómetro, 1,40, doy la vuelta en las piscinas de Quicena al darme cuenta que no es la pista indicada.
En el kilómetro 4,31 llego al Castillo de Montearagón y decido hacerle una visita.
El Castillo de Montearagón fue creado en 1085 por el rey Sancho Ramírez, segundo monarca de la Casa de Aragón, dentro de la ofensiva del Reino de Aragón para la conquista de la ciudad musulmana de Wasqua (Huesca). Unos años más tarde, en 1.093 el rey funda en él una Canónica bajo la regla de San Agustín, instituyendo en ella la Capilla Real de Aragón, que empezó a desarrollarse a partir de 1.096 fecha de la conquista de Huesca. Sancho Ramírez y sus hijos Pedro I y Alfonso I, dotaron de grandes rentas al Castillo-Abadía de Montearagón, convirtiéndolo en un poder económico de primer orden en la zona. Ser Capilla Real de Aragón hizo que, a lo largo de la historia, un número elevado de sus abades estuvieran vinculados con la casa del rey; además, desde 1.134 se convirtió en Panteón Real al alojar los restos de Alfonso I en la Iglesia de Santa María Bajo Tierra o cripta. De todos los abades medievales cabe destacar el abad Fernando, hermano del rey Pedro II, que tuvo un papel destacado en la primera mitad del Siglo XIII interviniendo de manera decisiva en la conquista de Valencia y en otras actuaciones de su sobrino Jaime I. En 1.250, por decisión papal, los prelados al frente de la abadía obtienen el derecho a usar mitra y báculo. Otro de los abades destacados fue Alonso de Aragón, hijo natural de Fernando el Católico, que tuvo un papel destacado en el reino y al que se debe el encargo de la realización del retablo de alabastro de Montearagón a Gil Morlanes, hoy en el Museo Diocesano de Huesca.
En 1.571 la decisión de Felipe II de crear las diócesis de Jaca y de Barbastro llevó a la extinción de la vida monástica, para dotar con sus rentas al obispado de Huesca que había perdido las que procedían de los territorios de las nuevas diócesis. Años después esta se reanudó, pero sin recuperar las grandes rentas que tenía. Esto, junto al gran volumen del edificio y la deficiente calidad de la piedra arenisca empleada en su construcción, provocó un deterioro generalizado que obligó a llevar a cabo una serie de acciones.
En 1.735, Felipe IV interviene en la iglesia dotándola de una estética barroca, aunque es identificable la parte románica original y, en menor medida, la gótica del s. XV.
En 1.843, ante la inminencia de la venta del monasterio, en el proceso de desamortización se trasladaron los restos del Panteón Real a la ciudad. Los sucesivos propietarios privados sometieron al expolio del material aprovechable (piedra, madera, cal, ladrillo, etc.) para la construcción de edificios en Huesca. Tras un incendio, el segundo de los documentados a lo largo de la historia, en 1.859 el propietario devuelve a la Corona el Castillo.
En la última parte del siglo XIX el estado interviene reparando la iglesia, siguiendo el modelo barroco y actuando en el interior del recinto para eliminar los huecos producidos por el expolio.
Ya en 1931 fue declarado Monumento Nacional. En la Guerra Civil Española (1936-39) fue línea de frente durante varios meses, siendo bombardeado varias veces. Estos episodios aparecen reflejados en la obra Homenaje a Cataluña de George Orwell.
Tras la misma el monasterio estuvo abandonado y la ruina se fue apoderando del espacio; desde los años setenta de la última centuria su propietario, el Estado, ha llevado a cabo una serie de actuaciones de restauración que han permitido recuperar la iglesia, consolidar el recinto amurallado, desescombrar las estancias de la zona interior y actuar en la superación de los problemas de estabilidad que tiene el monumento.
En 2021-22 se están llevando a cabo una serie de actuaciones que cambiarán el aspecto del mismo y servirán para un mejor conocimiento de la historia de Montearagón.
Terminada la visita al castillo, continúo por la PR-HU-145, que la verdad está muy bien acondicionada para rodar. Esta PR conecta con la carretera HU-V-3242, donde por la izquierda se dirige a Fornillos y Apies.
En el kilómetro 8,42, paso por el Collado de Ortilla de 640 metros de altitud, desde el que contemplo Fornillos.
En el kilómetro 9,65 desvío por la derecha a Fornillos.
En el kilómetro 13,67, Embalse de Montearagón.
Lo primero que me llama la atención es, lo que parecen los restos de un puente en una gran zona ajardinada y que para mí está fuera de lugar, ¡vamos que no es este su sitio! Y no me equivocaba; son los restos del puente que comunicaba las localidades de Fornillos y Barluenga, pero ante la construcción del embalse de Montearagón, este puente iba a quedar sumergido por las aguas de la presa. Al tratarse de un bien de gran valor arqueológico y cultural, muy demandado por los vecinos de la zona, se desmontó y almacenó, para facilitar su reposición con el fin de colocarlo en un nuevo emplazamiento. Después de analizar las características constructivas que deberían poseer un puente romano y uno medieval, se descartaron ambas épocas para localizar cronológicamente el puente. Las investigaciones posteriores han logrado identificar este puente como obra realizada en el siglo XVI. Durante el reinado de los Reyes Católicos y hasta finales del Siglo XVI, hubo una gran actividad constructora en la zona de la obra, propiciada por una etapa de bonanza económica. Este crecimiento en la cantidad de construcciones hidráulicas afectó de manera notable a la provincia de Huesca y, en concreto, al río Flumen, donde la densidad de molinos era enorme. La piedra fue el material utilizado para la realización de todo tipo de obras. Este uso de la piedra quedaba condicionado por la cercanía o lejanía de las canteras y la calidad de la misma. Actualmente solo quedan el arco y los estribos del puente. Los sillares que estaban bien tallados miden aproximádamente 78x50 en su base y 38x50 cm en el frente de las dóvelas que actúan como cuña. En el centro, dos dóvelas más estrechas trabajan conjuntamente como clave.
Para llevar a cabo el desmontaje del puente fue necesario extraer primero la piedra central o “clave” para descargar todo el peso del puente de ese punto y equilibrarlo en toda la estructura. Después de la extracción se marcan cuidadosamente cada piedra extraída y el palet en el que descansan para facilitar su ubicación en el proceso de montaje posterior. Para su montaje en el nuevo emplazamiento, se siguió la técnica inversa al desmontaje. Primero se construyó una cimentación de hormigón con las medidas correspondientes del puente para asentar y asegurar el terreno donde se va a montar la estructura. Has continuación se trajeron los sillares para levantar los estribos y finalmente proceder a construir el arco mediante el montaje de una cimbra, para facilitar los trabajos y que los sillares descansen sobre ella antes de asentarse por completo. Tras terminar el montaje del puente, los estribos que anteriormente quedaban rellenos por el terreno natural de la zona en la que se encontraba, se ha rellenado y cerrado mediante mampostería con el mismo tipo de piedra.
Éste es un magnífico balcón para contemplar en la lejanía el impresionante Salto de Roldán, compuesto por dos enormes masas de conglomerado conocidas como la Peña San Miguel (1126 m) y la Peña Amán (1121 metros) el río Flumen discurre encajonado entre ambas masas rocosas, creando las Palomeras. Estas formaciones geológicas marcan la frontera entre el Pirineo y el valle del Ebro
En el kilómetro 14,18, Presa o muro del embalse de Montearagón. Gracias a ella se regula el caudal del río Flumen, cuya aportación media es de 45,10 Hm3, esta regulación permite la realización de diferentes actividades, entre ellas el riego de una superficie de 4140 hectáreas con una demanda de 31,90 HM3.Además la presa de Montearagón facilita el abastecimiento complementario de agua potable a la ciudad de Huesca (Hasta 5 Hm3), permite el mantenimiento del caudal ecológico, (5 Hm3), y mejora el control y laminación de las avenidas. Al mejorar la gestión del agua, no solo se generan importantes beneficios para la agricultura, el abastecimiento de agua potable y la seguridad del entorno, sino que también puede beneficiar al turismo con los posibles usos recreativos que presenta, contribuyendo así a un mayor desarrollo económico. La superficie de la Cuenca Hidrográfica es de 144 km2. La superficie del embalse es de 203 Ha
La presa de Montearagón es una presa de gravedad construida con hormigón vibrado. El hormigón se fabrico con una mezcla de cemento, cenizas (De la Central Térmica de Andorra Teruel), agua, arena y áridos de distintos tamaños, La combinación de cemento y cenizas redujo la temperatura del conglomerante y mejoró su calidad, durabilidad y comportamiento. Su colocación se realizó en capas vibradas de 2 metros de altura y tres subcapas debidamente unidas, logrando así una presa resistente y duradera. Tiene una planta ligeramente curva, con un radio de 500 metros y una longitud de coronación de 338,18 metros, situándose a una cota de 585 metros sobre el nivel del mar. Su altura sobre los cimientos es de 86 metros y se compone de tres zonas bien diferenciadas: una zona central que alberga el aliviadero tipo labio fijo con 5 vanos de 53 metros de longitud y dos zonas laterales, correspondientes a los estribos. El volumen total de hormigón utilizado en su construcción es de 597.000 metros cúbicos.
En el kilómetro 17,30 Barluenga. Localidad de la provincia de Huesca perteneciente al municipio de Loporzano en la Comarca Hoya de Huesca. Su distancia a Loporzano es de 5 Km. En Barluenga todo está relacionado con el paso del alma del mundo terrenal al otro mundo La Advocación a San Miguel, su ubicación en el cementerio, la presenta en uno de sus muros de un nicho curvo, ahora vacio, que en el siglo XIII, cobijaría un sarcófago y, sobre todo ,el simbolismo de sus pinturas murales. El gran tesoro de la ermita de San Miguel reside en su ciclo de pinturas murales, realizadas al fresco, de estilo gótico francés que exhibe el presbiterio, la zona próxima al altar. La construcción de la ermita y sus pinturas se pueden fechar a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV al guardar relación con las pinturas de San Miguel de Foces en Ibieca que están fechadas en 1302. Es de los pocos monumentos conservados donde se recurre a la pintura, en vez de a la escultura, para dotar de un simbolismo funerario al templo. Las pinturas murales comprenden tres ciclos; Ciclos relacionados con santos: La leyenda del Monte Gargano y episodios de la Vida de San Cristóbal.
Ciclo del Fin de la historia según la iconografía del Juicio Final inspirada en el Evangelio de San Mateo.
Ciclo del Fin de la historia según la iconografía tradicional del Apocalipsis.
En el kilómetro 19,71, Chibluco. Localidad perteneciente al municipio de Loporzano en la Comarca Hoya de Huesca. Dista de Loporzano 7,3 Km.
Chibluco es una pequeña población situada en el somontano oscense a la que se accede a través de la N-240 Huesca-Barbastro. Una vez superadas las curvas de estrecho Quinto, un desvío a la izquierda que pasando por Loporzano y Barluenga nos llevará hasta Chibluco. En el extremo occidental del caserío cerca de un cortado que domina el Flumen (actualmente en vías de ser represado por el pantano de Montearagón) se yergue su parroquial dedicada a Santa Cecilia datable a finales del siglo XII o principios del XIII. Es un templo canónicamente orientado, de una sola nave que acaba en ábside de tambor al este. Recios contrafuertes modernos contrarrestan la divergencia de unos muros claramente apreciable desde el interior. En el espesor de los mismos se edificaron sendas capillas que abren al presbiterio y aportan al templo planta de cruz latina. La cronología de esta reforma puede estimarse en torno al siglo XVII. El óculo que abría hacia mitad del presbiterio sur quedó parcialmente oculto a causa de la edificación del contrafuerte de este lado (Imagen 2). El presbiterio, bien marcado al exterior, sigue apreciándose bien a pesar de la adicción de las capillas/contrafuertes. Hay otro contrafuerte a los pies del muro sur y en la fachada opuesta hace la función de contrafuerte la torre situada a los pies del muro norte (Imagen 3). (1 de agosto de 2002, 2005, 2010, 2014 y 2023).En el muro norte, por detrás del contrafuerte hay un arcosolio apuntado con un sarcófago carente de losa de cubierta que aún guarda algunos fragmentados restos óseos de su propietario (Imágenes 7, 10 y 11). Por encima del mismo quedan un par de canecillos decorados del templo original (Imágenes 6 y 7). El de nuestra izquierda probablemente representa a san Pedro porque porta llaves, un libro y tiene el báculo a su lado. Adosada a los pies del muro norte hay una torre compuesta de dos momentos edificativos, rematada en altura por espadaña de doble ojo donde se alojan las campanas. Adosado al lienzo occidental de la misma queda el arranque de un arco apuntado, quizá parte de una bóveda de estructuras adyacentes ya desaparecidas (Imagen 8).La portada del templo abre en el muro sur y es de hechura moderna, coetánea de la adicción de contrafuertes al templo. Es muy interesante la colección de grafitis que se labraron en sus dovelas, así como en alguno de los sillares de la cabecera del templo. Son imágenes de difícil interpretación que abren la posibilidad de interpretaciones esotéricas. Podemos cer ciempiés enrollados, escorpiones, soles, cruces, un precioso buitre, un esquemático ciervo, un pentalfa con ángulos abiertos, una mano con cuchara al lado e inscripción bajo la misma, etc. (Imágenes 12 a
En el kilómetro 21,81 salgo al cruce con Barluenga, donde continúo por mi izquierda.
En el kilómetro 24,83 San Julián de Banzo, altitud 711 metros. Localidad de la Comarca Hoya de Huesca que pertenece al municipio de Loporzano del que dista 8,6 Km. Próxima al Salto de Roldán, el cual le sirve de telón de fondo. Una vez disfrutado del lugar inicio el regreso.
En el kilómetro 26,98 a mi izquierda paro en los “manantiales de San Julián”
En el kilómetro 34,04 conecto de nuevo con la PR-HU-145, que se dirige hacia el castillo de Montearagón.
En el kilómetro 40 kilómetros estoy de regreso en Quicena, principio y final de la ruta de hoy.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
ht/www.loporzano.es
https://www.romanicoaragones.com › 990385-Chibluco