Ruta 1144. Longares, Santuario o Iglesia de la Virgen de la Laguna, Longares
17 de noviembre de 2024, la ruta de hoy comienza y termina en Longares.
Altitud máxima 606 metros
Altitud mínima 513 metros.
Desnivel positivo 64 metros.
Desnivel negativo 64 metros
En Longares me encuentro a 513 metros de altitud.
Lo primero que me llama la atención de Longares, son sus puertas, y es debido a que conservan su estructura medieval de lugar fortificado. La Somera y la de Valencia , junto con las murallas o cercas medievales, están catalogadas como Monumento de Arquitectura Militar Española por el IPCE, viniendo por lo tanto protegidas por la Ley de Defensa del Patrimonio Artístico del 13 de Mayo de 1.933. Junto con el pasado y aunque no conservando la estructura original se puso en pie en el 2.002 la Puerta de Zaragoza. De este modo quedan visibles al visitante tres de las cinco puertas que fueron el acceso a la villa.
La historiografía del siglo XVI, menciona a Longares en algunos autores, como Florián de Ocampo, Los cuatro libros primeros de la crónica general de España, libro IV, cap. XVI, como pueblo de los edetones antiguos; noticia que es reiterada poco después por Andrés Poza, De la antigua lengua, poblaciones y comarcas de las Españas, en que de paso se tocan algunas cosas de la Cantabria, Bilbao, 1587.
Podemos citar al profesor de prehistoria F.Burillo: “que las investigaciones que se han hecho en la comarca de Cariñena, han descubierto bastantes yacimientos sobre todo de la época ibérica (siglo V a.C.) en Muel, Alfamén, Longares, Tosos, Paniza, Encinacorba,… y es seguro que una investigación intensa aumentará el número de yacimientos y llenará el hueco de noticias vagas.”
De la época romana queda la tradición, evidentemente posterior, de que al ser trasladados a Valencia el obispo Valero de Zaragoza y su arcediano Vicente, por orden de Daciano, pernoctaron en Longares, en lugar donde hubo un hospicio, calle del Arbellón, y que con tal motivo hubo devotos que propusieron erigir una ermita. El obispo Valero recibió de manos de su diácono Vicente, la carta que le informaba sobre su traslado a Valencia: “Vicente ve preparando lo necesario. Mañana partiremos hacia Valencia y haremos noche en la villa de Longares. Dios mediante”. Se sabe también de la existencia de un poblado romano en la “Loma Blanca”.
El Cronicón de Hauberto de Sevilla, anota que en el año 402 falleció un tal Pantardo, obispo de Longares; testimonio que comentado por Argaiz, supone, sea Longares, la Longariae del cronista. Hay una tradición local que habla del hallazgo de monedas de la época de Wamba (rey visigodo desde el 672- 680) en un campo de Juan de Aramburo, en la partida llamada del Quemado, en 1660; y el mismo Hauberto citado supone incendiada y destruida Longares en 718.
Lo que haya de aceptable en todas estas alusiones a Longares quedaría más clarificado con la prospección del término y castro de Longares a cargo de arqueólogos, para con sus hallazgos, intentar llenar, de manera objetiva, el silencio de fuentes escritas sobre esta villa en etapas prerromana, romana, visigoda y musulmana. Ya que hasta los primeros años del siglo XII y con ocasión de la conquista del reino zaragozano por Alfonso I de Aragón, no existen testimonios escritos fidedignos relacionados con Longares. El llamado, en las fuentes medievales, castro de Longares, aludiendo, sin duda, a alguna defensa existente en el emplazamiento actual de la iglesia de esta villa, debió de incorporarse de inmediato a la ocupación de Zaragoza, a los dominios de Alfonso I de Aragón, tras diciembre de 1118. Alfonso I fue rey de 1104 a 1134, duplicó el territorio del reino de Aragón, con sus conquistas entre 1107 y 1122, ayudado por señores de la península y del mediodía francés, por las Órdenes Militares y por la Iglesia. Lo que era práctica habitual, así como la retribución a los aliados en la guerra, con nuevas tierras y señoríos. Alfonso I entra en Zaragoza, dominada por los almorávides, el 18 de diciembre de 1118. Tomaría Longares poco después, ya que ocupa Cariñena y llega hasta el puerto de Paniza en 1119.
Algunos autores, como Mario de la Sala Valdés, hablan de que conquistó Longares en 1127 y que Longares era un pueblo de moros bien murado. Los moros seguirían en Longares, pues los reyes suelen ordenar a los nuevos señores que respeten a los labradores musulmanes para evitar la despoblación.
Pero la primera noticia concreta de Longares es posterior. En octubre de 1127, Alfonso I, desde Castilnuevo de Molina daba al obispo de Zaragoza, Pedro de Librana, oriundo del sur de Francia y obispo de Zaragoza hasta 1128, y a sus canónigos para siempre el castillo de Longares, sito entre Cariñena y Muel con sus términos y pertenencias. Esta noticia aparece recogida en el Cartulario Pequeño de La Seo. En estas fechas, concretamente de 1127 a 1154, se fabricó la iglesia antigua en estilo románico.
Que hubo en Longares habitantes cristianos es evidente: al menos un Gaiget de Longares era recompensado con tierras sitas en Juslibol, el 2 de octubre de 1134, por sus servicios en las batallas con el rey Ramiro II. Igualmente, recibieron recompensa los hermanos de Antón (Atón) y Lope de Longares, por la ayuda prestada al monarca en la batalla de Fraga del mismo año:
“Acepto las tierras en Juslibol y guardaré fidelidad a nuestro rey Ramiro II”. “También han sido recompensados tus paisanos de Longares, Antón y Lope, por su valentía en la conquista de Fraga.”
También puede buscarse relación con Longares en la persona de doña Oria Dat, poltrera del rey Alfonso I, quien le dio en julio de 1134 el privilegio de ingenuidad y franqueza. De sus hijos Antón (Atón) y Lope se cita ayuda importante prestada al monarca en la batalla de Fraga de 1134.
En estos
años, el reino zaragozano, experimentó una grave despoblación, al paso de la
misma para fomento del hábitat salió Ramón Berenguer IV. El príncipe de Aragón,
precisaba los límites del territorio por el sur hasta el puerto de Cariñena,
incluyendo por tanto el término de Longares. La política pro repoblación,
decretada en 1138, debe tenerse por aplicable a Longares: por ella se concedía a
aquellos que poseyeran tierras, desde 10 años atrás, la propiedad franca de las
mismas, para ellos y sus descendientes, así como el disfrute de la prescripción
de año y día para las compras y roturas que se realizasen.
Longares debía seguir afecto a la propiedad de San Salvador de Zaragoza; pero la
documentación eclesiástica conservada, mantiene silencio absoluto sobre la
villa.
En noviembre de 1142 se consolida la frontera sur del reino zaragozano, con la concesión de fuero a la fortaleza y villa de Daroca: Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón, (que había recuperado ese año del Rey de Castilla la Comunidad de Daroca), al otorgar fuero a Daroca y determinar su término, cita entre sus lindes, entre otras poblaciones, a Longares, que al parecer con sus términos, el rey cedía a Daroca. Longares, al igual que otros lugares citados en tal fuero, figuran como sitos en frontera de moros.
La comunidad de Daroca, comprende 110 pueblos, entre villas y aldeas. A dicha comunidad, no pertenecen los pueblos de Aguarón, Encinacorba y Longares, por ser posesiones. En el caso que nos ocupa, Longares es comprado por Jaime II en 1292, para que proporcione rentas y caudales para gastos de obra y mantenimiento del Puente Mayor de Zaragoza.
Cuando el 16 de Julio de 1147, el pontífice Eugenio III, confirmaba al obispo zaragozano Bernardo, las iglesias y límites del obispado, al citar su extremo sur, alude a Daroca y sus castros y villas. No menciona, para nada, localidad alguna del valle de la Huerva, pero confirma en expresión global los límites por la parte de los moros, que desde antiguo se conocían como legítimos, zona en la que, sin duda, se comprende Longares. Fue este pontífice quien, por bula de 1147, incorporó la villa de Longares a la mitra de Zaragoza.
Estaba la
villa pues, todavía en dominio temporal del obispo. Unas citas documentales
fidedignas (Cartulario Grande de La Seo), mencionan alguna gente de Longares: un
tal Bernardo de Longares figura como testigo en unas ventas realizadas en
Zaragoza, el 11 de febrero de 1148 y el 19 de diciembre de 1148, y el 2 de marzo
de 1150. Y sobre todo Ramón de Longares, prior de San Salvador de Zaragoza, el
20 de agosto de 1150.
Pero no debía ser muy boyante la situación de Longares, ello lo prueba un
documento del 9 de marzo de 1154, en el que el obispo de Zaragoza Pedro Tarroja
(obispo de Zaragoza de 1152 a 1184), cede a feudo el lugar e iglesia de Longares
a Sancho, pabostre de San Salvador, a condición de que repueble Longares, bajo
ciertos pactos y condiciones, reteniéndose el prelado el dominio directo y otros
derechos. El texto documental de referencia dice:
“Se cede el castillo de Longares, con todos sus términos, que se sabe tenía en tiempo de moros, retiene el obispo el dominio y en la iglesia los derechos eclesiástico y cuarta de las calonias que se perciban de los moros que allí pueblen; el pabostre Sancho poblará Longares, mantendrá el castillo en nombre del obispo y recebirá para él y sucesores las heredades pertenecientes al castillo, excepto cuatro yugadas que se reserva el obispo para sí y sus sucesores”. La cesión de Longares al pabostre continuaba en el año 1170, en que Pedro Tarroja le confiaba atender a la mesada del mes de septiembre, en el reparto de las cargas de la mensa canonical de San Salvador.
Su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Fue declarada monumento Histórico-Artístico en 1967, edificada en el solar de un edificio románico del siglo XII, es una de las más bellas que se hicieron en Aragón en el siglo XVI y también una de las pocas que han gozado de estudio y reconocimiento artístico.
Está orientada hacia el este y del exterior destaca su torre mudéjar de planta cuadrada que podría fecharse hacia 1390. Se compone por 3 cuerpos con 6 alturas. En el cuerpo inferior se presenta sin ornamentación al igual que el segundo, pero con la diferencia de que en éste, estaba el reloj, cuya maquinaría se guarda en la capilla de San Pedro. El cuerpo superior, recuadra con lazos de cuatro octagonal combinados con cartelas y con incrustaciones de porcelana y cristal.
A derecha e izquierda de la torre, están las dos únicas puertas de acceso, sencilla con arco de medio punto la una, y cobijado por una pequeño atrio, con portada barroca al fondo y más grande la otra. Ésta última, tiene un rejado que se le colocó en el siglo XVIII, para que las bestias y demás animales no pudieran acceder a ella.
En la fachada tiene arcadas aragonesas. El templo es elegante y muy parecido a la Lonja de Zaragoza y a la Catedral de La Seo. Es una iglesia perteneciente a la tipología de las “Hallenckirchen”, que es lo mismo que decir, iglesia con planta de salón.
Esta levantada sobre columnas anilladas y adornada con temática renacentista. Las columnas que sustentan los arcos son de piedra, fuste prolongado y capitel de estilo jónico. Las bóvedas están adornadas de crucería y tachonadas de rosetones en los cruzamientos, estando los del altar dorados.
La construcción de la iglesia se hizo en tres fases: primero la nave central y posteriormente la nave de la epístola y la del evangelio. La iglesia siempre acogió a cristianos y nunca fue usada para ritos y misas musulmanes.
En el kilómetro 2,14, abandono la carretera N-330 por la izquierda para continuar por pista a 555 metros de altitud entre viñedos hacia la ermita de San Gregorio
En el kilómetro 3,19, a 562 metros de altitud llego a las ruinas de la ermita de San Gregorio. En octubre de 1127 el rey de Aragón Alfonso I el Batallador, otorgó al obispo de Zaragoza, Pedro de Librana, el castillo de Longares. Fue en estas fechas (entre 1127 y 1154) cuando, probablemente, se construyó la ermita de estilo románico dedicada a San Gregorio Se trata de una ermita situada en el campo, en la linde de un camino agrícola, a las afueras de la localidad de Longares. Su deterioro se ha acentuado en las últimas décadas. Hace treinta años todavía podían verse grupos escultóricos en el interior y en las capillas adyacentes, así como también la del titular, San Gregorio, hoy desaparecida. Anualmente se celebraba una romería popular hasta que, a raíz de un agujero en el techo, comenzó a desplomarse. En cuanto a la estructura del edificio, se conservan tres de sus fachadas, con puertas y ventanas de arquería de medio punto, sobresaliendo tres de las claves de la portada principal respecto a las demás. Dicho arco de entrada queda apoyado sobre los pilares laterales que se separan del arco por la línea de imposta. A su vez, el arco queda enmarcado por un alfiz sobre el que se apoya otro pequeño arco en la parte superior. Se ha perdido por completo la cara Este de la construcción, así como la cubierta y demás elementos estructurales. Su estado es ruinoso y de derrumbe. Además, la ermita se encuentra comida por la vegetación del entorno, por lo que queda clara su situación de abandono. Un ejemplo de la dejadez y abandono del patrimonio aragonés, y no hay que buscar culpables fuera, están aquí, somos nosotros y la indolencia. Terminada la visita continúo por la carretera hacia Aladrén
En el kilómetro 4,76, conecto de nuevo con la carretera N-330 donde continúo en dirección hacia Cariñena.
En el kilómetro 9,36 a mi izquierda indicador hacia el Santuario de la Virgen de la Laguna.
En el kilómetro 12,96, a 527 metros de altitud, paso por la finca La Matilla.
En el kilómetro 14,43, a 517 metros de altitud, llego a la Iglesia de Nuestra Señora de las Lagunas. Se encuentra al norte en medio de una gran llanura, a unos siete kilómetros de Cariñena, entre las localidades de Alfamén y Longares, y consta de la ermita y un conjunto de dependencias anexas. La ermita, de estilo barroco y elementos mudéjares, se levantó en el siglo XVII, aunque sus orígenes parten de una anterior, del siglo XV. Su interior está profusamente decorado con esgrafiados y yeserías que cubren gran parte de los muros y techos. El templo consta de una nave de cuatro tramos cubiertos por bóvedas de medio cañón con lunetos y separadas por arcos de medio punto que se contrarrestan con estribos exteriores entre los que se disponen capillas laterales, poco profundas, cubiertas por bóvedas de medio cañón con lunetos transversales al eje de la nave. Una reja separa la nave de la cabecera, que consta de un primer tramo de planta cuadrada; está situada a los pies en el lado de la epístola y procede de la anterior iglesia. También en el lado meridional se abre la sencilla portada de medio punto flanqueada por pilastras y coronada por una hornacina. La estructura de una nave y capillas entre contrafuertes se hace evidente desde el patio; la nave central remata en el cimborrio de planta cuadrada que trasdosa la cúpula interior. Fuera del recinto del santuario podemos apreciar el remate octogonal que cubre el camarín de la Virgen El santuario dispone de una gran plaza interior de 260 m² en la que existen dos pozos. La extensión de la iglesia es de 520 m², ocupando el resto de edificaciones anexas 1413 m². Durante los últimos años el Ayuntamiento de Cariñena ha realizado importantes reformas incorporando nuevos equipamientos que conforman el conjunto arquitectónico que vemos hoy en día: un comedor acristalado que abre sus arcos a la plaza y un hostal. El santuario está habitado todo el año y cuenta con cafetería restaurante maravilloso, los guardeses son un matrimonio encantador. Todos los años, el lunes de pascua, se realiza la romería a este Santuario de la Virgen de Lagunas.
En el kilómetro 18,83, a 546 metros de altitud, entrando en Longares paro a fotografiar una torre que me llama la atención.
En el kilómetro 19,54 estoy de nuevo en Longares, principio y final de la ruta de hoy
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
https://longares.es/municipio/
https://www.sipca.es