24 de julio 2023 Andando por Bonansa, Bibiles , Castarné.
Desde Antaño Bonansa ha sido cruce de rutas y trashumancia, contando por ello con estratégicas defensas, hoy desaparecidas y santuarios protectores, como las ermitas románicas de Sant Aventí (San Aventín), del siglo XI y una de las más antiguas del Alto Aragón, y la de Sant Roc (San Roque) construida a finales del siglo XII, principios del XIII.
Bonansa sitúa su caserío a una altitud sobre el nivel del mar de 1256 metros. Es el centro administrativo del municipio. Situado en uno de los afluentes del río Baliera, se comunica por la carretera A-1605 desde Graus por el valle del Isábena, que confluye con la carretera transpirenaica N260 que en este tramo conecta Castejón de Sos y Pont de Suert.
De actividad tradicionalmente agrícola y ganadera, su carácter urbano es típicamente montañés, con sus casas de mampostería que se inscriben dentro de la tradición constructiva de la zona y son, de buena calidad. Destaca, en la plaza, un caserón solariego del siglo XVI, blasonado, con aspilleras y matacán sobre el mayor de sus dos grandes portones y con los marcos de las ventanas moldurados; esta fue la casa natal del político Joaquín Maurín Juliá, casa Navarri. Una placa en la fachada nos recuerda que Joaquín Maurín Julía nació en esta casa el 12 de enero de 1896 , escritor y político que consagró su vida a la clase obrera y a la causa de la libertad. Murió el 5 de noviembre de 1973.El privilegiado clima suave de montaña y abundantes praderas han hecho que Bonansa resistiese al éxodo rural y se mantuviese vivo. Hoy en día sus habitantes compaginan las dos actividades principales, y importante sector ganadero, con un ya consolidado sector turístico, Bonansa triplica su población en las épocas estivales. El conjunto arquitectónico que conforman las casas del pueblo, sus eras y huertos, le otorgan una gran belleza. Cerca de la plaza se encuentra la fuente y la iglesia parroquial de Santa Coloma siglo XVIII de la que lo más destacable es su portada. En su término, se encuentra, la ermita de San Roque del siglo XIII.
De Bonansa partimos por la GR 17/ 18 que se dirige a Bibiles.
En el kilómetro 0,60 nos desviamos por la GR 17/18, haciendo la primera parada la hacemos en la Ermita de San Roque, esta ermita fue en su origen de nave única, aunque siglos más tarde se añadirían dos capillas laterales proporcionándole planta de cruz latina. Edificada en sillarejo, se cubre con bóveda de cañón y tiene ábside semicircular.
La cabecera se orienta al este siguiendo la tradición cristiana, y la puerta de ingreso, con arco de medio punto y sin elementos decorativos, se sitúa al oeste. En el interior, sin ornamentación, el arco fajón situado a mitad de la nave apea en pilastras adosadas con impostas y las bóvedas se construyeron con sillares de piedra toba. La luz entra por tres vanos localizados en el ábside y en las capillas.
En el kilómetro 1,68 llegamos a Bibiles Situado en la vertiente derecha del valle del Valiera, a 1.230 metros sobre el nivel del mar. Se acede por carretera desde Bonansa en pocos minutos, y por sus calles transcurre el sendero de Gran Recorrido 18 y el Camino de Santiago, así como algunos preciosos senderos de Pequeño Recorrido. Bibils está situado en una bonita ladera con vistas a algunos de los picos más altos de los Pirineos. La población está dividida en dos barrios, y casi todas sus casas están restauradas. La iglesia parroquial de San Ginés se encuentra en uno de los barrios, que distan pocos metros. El pueblo fue abandonado completamente durante el éxodo rural y no hace muchos años algunos de sus habitantes han reconstruido casi por completo la localidad. En el monte, a 1700 m de altitud, se encuentra la ermita de San Salvador, de estilo románico del siglo XII.
En el kilómetro 5,4 Llegamos a Castarné, que sitúa su caserío a 1027 metros de altitud. Castarné pertenece al municipio de Montanuy. Esta es la primera localidad aragonesa de la cuenca alta del rio Noguera Ribagorzana, que serpentea continuamente entre Aragón y Cataluña, ejerciendo de frontera natural. Su nombre, Castarnés, hace referencia a la descripción de su fortificación “Castrum Nigrum” o Castillo negro, que fue sede de la Baronía de Castarner, a la que estuvieron unidos algunos pueblos más como Escarné y Liri. La parroquial de la Villa situada frente al castillo, es del siglo XVIII y está dedicada a la Virgen de la Collada y en la parte baja del pueblo sigue en pie la ermita románica de la Virgen de Burás, del siglo XI, edificada según la leyenda porque un pastor halló la imagen de la Virgen entre las raíces de un olmo y construyeron la iglesia junto al árbol.
Esta es villa de origen musulmán de la cual se tienen noticias ya en el año 979. Pocas décadas después, al tiempo que el poder musulmán se debilitaba, los reinos cristianos se iban fortaleciendo. Castarné fue conquistada por el Conde Guillermo Isarno, aunque más tarde será invadida y por el Rey Sancho III el Mayor. Su hijo Gonzalo I heredará Ribagorza y Sobrarbe y el Conde de Pallars Jussá se hará cargo de los valles de Castanesa y del Noguera Ribagorzana. Tras morir Gonzalo I, su hermano Ramiro I de Aragón regirá estas tierras, surgiendo así el Reino de Aragón en el año 1035. Siglos más tarde la villa fue posesión de la familia Valcabra y posteriormente de los condes de Ribagorza.
Nos dirigimos al mirador del Castellot situado a 1059 metros de altitud. Castarné representa la parte final del valle de Ballera, lo que en otros tiempos fue Vallis Sigitana o Val Señiu, que toma el nombre de la población Señiu y cuya denominación ya aparece citada en documentos que se remontan al siglo X. Desde este punto donde nos encontramos, desde el castillo de Castarné se dominaba visualmente la extensión de todo este valle histórico. Precisamente este valle concluye a escasa distancia de donde nos encontramos, en el paraje conocido popularmente como las Sorts, en el entorno de la confluencia de los ríos Baliera y Noguera Ribagorzana. Este topónimo se debe a que antiguamente estas tierras pertenecieron al desaparecido monasterio de San Andrés, cuyas propiedades fueron sorteadas entre los habitantes del valle. Fruto de ello es el actual entramado de parcelas a orillas del cauce, unas parcelas de formas geométricas y escasa extensión que forman parte del patrimonio de los pobladores del municipio.
A continuación visitamos las ruinas consolidadas del Castillo Palacio de Castarné, o Castillo de los Azcón. Situado a 1044 metros de altitud. Este castillo construido sobre un espolón rocoso inexpugnable por dos de sus lados, se conservan los restos del castillo que defiende esta localidad Ribagorzana desde el siglo XI. El recinto fortificado que hoy contemplamos fue, uno más de un amplio conjunto de castillos que aún se conservan en pie en el territorio de la Ribagorza. Casi todos los castillos de la época, él de Castarné además de funciones defensivas, también sirvió de residencia de la familia noble Azcón, además de ser propiedad de la familia Valcabra y posteriormente de los Condes de Ribagorza. Aunque con el paso de los siglos se ha ido deteriorando y sufriendo modificaciones, aún se puede apreciar perfectamente cómo fue este castillo. Se trata de un recinto de planta reforzado en sus ángulos este y oeste con dos torres semicirculares. Sus muros, levantados con mampostería y algún que otro sillar de piedra caliza, conformaron un conjunto formado por tres plantas en altura. En su fachada oeste aún es visible la fachada principal, con su acceso en forma de puerta dovelada y defendida con dos aspilleras.
Casi llegando a Bonansa, y dominando el pueblo, sobre una colina a 1310 metros de altitud se levanta la ermita de San Aventín, del siglo XI, una de las ermitas más antiguas del pirineo, y uno de los pocos ejemplos en pie sobre tierras altoaragonesas del incipiente arte románico renovador procedente del sur de Francia. Dada su gran similitud formal con el templo oscense de los Santos Juan y Pablo de Tella, datado a comienzos del siglo XI, se puede decir que Sant Aventí hunde sus orígenes en este temprano periodo del Medievo .Una auténtica joya del arte románico más primitivo y puro. Construida en arenisca roja de la zona con portada y alero biselado de tosca y tejado de losa a doble vertiente. De una única nave con cabecera orientada al Este, semicircular al exterior y en forma de herradura al interior, siendo esto una clara reminiscencia de estilos anteriores visigótico mozárabes. Los muros, de escaso desarrollo, están levantados con mampostería poco trabajada y rejuntados con argamasa rojiza y procedente de minas cercanas. En la cabecera se levanta el altar monolítico, formado por una gran piedra en forma de “T”, siendo otro aspecto que vincula a la ermita con estilos artísticos prerrománicos.
En kilómetro 9 estamos de nuevo en el casco urbano de Bonansa.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
www.visitamontanuy.comPertenece