28 de diciembre de 2024. Las Gorgas de San Julián.
La ruta
de hoy nos acerca a un enclave singular de la Sierra de Gratal, el barranco de
las Gorgas de San Julián. Es un profundo desfiladero que, junto al barranco de
Fenés, es ejemplo de la belleza del modelado fluvial sobre los conglomerados.
Hace una mañana estupenda para caminar.
El camino PR-HU-112 que se dirige a las Gorgas comienza en
la urbanización Parque de Guara.
Cuando llevamos por esta pista unos 249 metros la abandonamos para continuar por
senda a la derecha.
Durante el recorrido al Barranco de San Julián abunda el madroño, de carnosos y vistosos frutos con importantes propiedades medicinales y de los que se obtiene un rico licor. Junto a él crece el durillo y el lentisco, del que se extrae su resina aromática para elaborar barnices y fortalecer las encías perfumando el aliento. La maleza y los arbustos estrechan de tal manera la senda que gracias a que vamos con pantalones largos, no terminamos con las piernas arañadas.
Cuando llevamos 1,88 kilómetros andados llegamos al desvío a San Julián de Andría. El indicador informa que está a 100 metros. Para llegar hasta ella descendemos por la senda que baja hasta el cauce seco del barranco, para a continuación ascender, por una empinada cuesta hasta la Ermita de San Julián de Andría.
Incrustada en la base de las paredes de conglomerado. Encubierto entre los
pliegues del Pico Gratal, colosal faro pre pirenaico, y festoneado por
incesantes cascadas cristalinas, el santuario de San Julián de Andría encierra
los secretos de una historia de eremitas, petrificada entre las paredes del
cañón. Una fina cortina de agua protege el santuario.
Cuenta la tradición que fue aquí donde vivió durante años un
monje anacoreta. En una ocasión, una de las rapaces que sobrevuelan la zona
intentó capturar una de las gallinas que le servían de alimento, Fue entonces
cuando el monje profirió un soberbio grito al cielo “San Julián, conviértela en
piedra”. Y así se hizo, tal y como demuestra una roca similar a un águila
situada próxima a la ermita. Por otro lado, hay leyendas que hablan de la
aparición de San Julián junto a la ermita.
San Julián se camufla en los espectaculares pliegues de la
Sierra Gratal conocidos como “Las Gorgas”. Unas caprichosas formaciones rocosas
modeladas a lo largo del tiempo por las aguas de los manantiales que recorren la
zona. Los orígenes de este enclave religiosos se remontan al siglo XI. Momento
en el que se conoce la presencia de población mozárabe, siendo muchos los
cristianos que huyeron a las montañas en busca de refugio ante el imparable
empuje árabe. Ya en el siglo XV se doto de una capilla, dependiente de la
desaparecida villa de Gratal, pasando después a manos del caserío de Lierta. En
el siglo pasado, al igual que innumerables santos lugares, sufrió los desmanes
cometidos durante la Guerra Civil. Pese a ello, no se ha perdido la bella
romería que se celebra cada domingo de Pentecostés. La fachada del templete
presenta dos ventanas adinteladas y, entre ellas, una puerta de madera que
permite el acceso. La hechura con mampuesto por hiladas cierra el húmedo espacio
de intramuros.
Incesantes lágrimas de agua se recogen en recipientes
modelados por la cal y en una cilíndrica cisterna de piedra construida al efecto
Su interior nos presenta una sencilla sala en la que el
incesante goteo de lágrimas de agua se recoge en recipientes modelados por la
cal y en una cilíndrica cisterna de piedra construida al efecto, así como ha
modelado atractivas formas en la roca.
En el irregular contorno interior acotado por la propia roca,
resalta el tosco altar, En el altar la figura de Santo ermitaño preside el
lugar, flanqueado por las imágenes de san Lorenzo y La Virgen del Pilar. A la
izquierda del altar hay un depósito de agua con dos grifos, uno abajo y el de
arriba que sirve de sumidero para mantener el nivel del agua. Esta agua se
recoge de las filtraciones de la roca y un paño hace de filtro de las impurezas.
La verdad es que esta agua está buenísima. Terminada la visita regresamos a la
senda principal, que después de unos 70 metros llego al Belén, que es la entrada
a las Gorgas de San Julián.
Al inicio de las Gorgas, está instalado el Belén de Peña
Guara, al cual es costumbre subir el día de Navidad. Fue el año 1973. No había
un lugar más adecuado para colocar el Belén y los montañeros de Peña Guara lo
sabían. Eligieron el mejor Portal con ventanas al cielo y desde entonces, todos
los años el 25 de diciembre vuelven a reunirse en las Gorgas de San Julián, en
el Belén Montañero.
Las Gorgas abarcan dos grandes salas, en la primera, se
encuentra el Belén Montañero y en la segunda, al fondo, una pequeña cascada que
en épocas lluviosas pone fin al barranco de las Gorgas de San Julián, con su
último rápel.
En las Gorgas de San Julián se mezclan, como en muchos
barrancos altoaragoneses, la belleza de las formas que el agua ha excavado en la
roca y una vegetación que convive con un ambiente continuo de humedad y umbría.
En uno de los barrancos laterales existe una espectacular pared tapizada por
plantas rupícolas, la presencia de la chova piquirroja y, con suerte algún
águila real.
Una vez disfrutado de este mágico lugar iniciamos el regreso.
En el
kilómetro 5 estamos de nuevo en la urbanización, principio y final de la
caminata de hoy
Las
fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín
Martín.
Fuentes
propias y:
Santuarios y ermitas rupestres del Alto Aragón. Edita CAI – PRAMES.
Guía del Reino de los Mallos. De Javier Cruchaga y Javier
Cabrero Palacín. Editorial Pirineo