Ruta 0137.-Biniés, Foz de Biniés, Ansó.

 

Esta ruta discurre casi  en su totalidad, por la margen derecha del Río Veral y unos tres kilómetros  aproximadamente por la espectacular Foz  de Biniés.

El río Veral atraviesa, de norte a sur, una zona de relieves relativamente suaves, ya al sur de las Sierras Interiores pirenaicas. Estos relieves están formados por los materiales turbidíticos del flysch eoceno, sobre los que destacan las crestas calcáreas del paleoceno (Calizas de la Foz de Biniés). La estrecha garganta que forma el río Veral corta la macroestructura conocida como “Anticlinal de la Foz de Biniés”, en cuyo núcleo afloran las calizas paleocenas-eocenas como substrato de la serie turbidítica.

La estructura tectónica de la zona, dominada por pliegues y cabalgamientos, presenta su flanco norte suavemente inclinado hacia el nordeste, mientras que el flanco sur está verticalizado.



 

En las grandes áreas de bosque que dominan esta zona se puede observar una variada fauna ornítica entre la cual puede mencionarse al herrerillo capuchino, el carbonero garrapino, el carbonero común, el piquituerto, el agateador norteño, el pito negro y el escaso pito dorsiblanco. Entre las rapaces destacan el cárabo, el búho chico, el azor, el gavilán, el ratonero, el halcón abejero, el alimoche, el quebrantahuesos y colonias de buitre leonado. Se destaca en estos parajes la presencia del urogallo. Asociados al medio acuático y a la vegetación rupícola se encuentran el mirlo acuático, la lavandera blanca, la lavandera cascadeña, el cuco y el mosquitero común. Entre los reptiles encontramos la culebra de collar, la culebra viperina, la culebra lisa septentrional y la víbora áspid.

Las aguas de este río albergan a la trucha y al tritón pirenaico.Son las hayas y abetos formando densos bosques la vegetación dominante en la zona. En zonas más bajas crece el pino silvestre acompañado por un sotobosque de boj y un cortejo de arbustos y arbolillos como el avellano, el espino albar, el cornejo, el arce y el guillomo. En las riberas crecen tilos, sauces, chopos y olmos.

La Foz de Biniés es un espectacular cañón situado entre Bedún y Ansó que está declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Se trata de una superficie protegía de 166 hectáreas en la que están integrados los municipios de Ansó, Canal de Berdún y Valle de Hecho. En esta gran garganta fluvial que atraviesa el río Veral se puede encontrar un interesante ecosistema, al margen de disfrutar de un paisaje sobrecogedor con unas paredes rocosas que imponen y causan admiración.
Especies animales como la nutria o la madrilla habitan en este espacio. En el aire el viajero podrá avistar algunos ejemplares de quebrantahuesos o alimoche. Están en un lugar ideal. Bosques mixtos y caducifolios visten las montañas, junto con imponentes robledales y encinares. Lo más llamativo del ecosistema de la Foz es que se puede encontrar vegetación mediterránea en un clima de características eurosiberiana.
El cañón que ha abierto el río Veral durante siglos a base de erosionar las piedras calizas que formaban su cauce. El resultado es una de las foces más bellas de todo el Pirineo. Se pueden contemplar paredes verticales de más de 200 metros de altura. El contraste lo aportan los tramos más estrechos de la Foz, realmente impresionantes. Como consecuencia de esta diversidad se podrá apreciar una variedad de paisajes y climas, en función de la irradiación solar, cambiante a cada
. La Foz de Biniés está catalogada como Punto de Interés Geológico de Aragón.

El 12 de Julio de 2016 llevo en Biniés un total de 11.993 kilómetros.

Para dirigirme a Ansó deberé tomar la carretera A-1602.

En el kilómetro 2,65 cruzo el cauce del Río Veral.

En el kilómetro 4,90 aparecen los dos primeros túneles.

En el kilómetro 5,10 paso por el tercer túnel.

En el kilómetro 6,30 cuarto túnel.

En el kilómetro 7,60 llego a la pequeña represa.

En el kilómetro 8,72 después de una pequeña pero intensa subidica, esta termina en un precioso mirador.

En el kilómetro11, 49 paro en una borda.

En el kilómetro 14,71 cruzo el cauce del  Rio Veral.

En el kilómetro 15,27 llego a la Pardina de Santa Lucia.

Santa Lucía es uno más de la veintena de núcleos deshabitados que encontramos en la comarca de La Jacetania; lo más correcto sería decir semideshabitado, ya que, se han recuperado un par de viviendas durante los últimos años.
Fue un lugar de cinco casas, sus nombres eran: Farol, Ubero, Larrufa, Menescal y Changrosín. En su máximo nomenclátor del pasado siglo XX aparece citado con 46 habitantes en el año 1930.
Como antes comenté hay un par de casas y alguna borda restaurada, el resto de las viviendas y la iglesia parroquial se encuentran en ruina.
Precisamente la iglesia es el edificio más destacado de Santa Lucía; todo apunta a que fue la antigua parroquial de una desaparecida población de origen medieval llamada Veralavilla. Algunos expertos, la fechan en el primer tercio del siglo XIII. El maestro Antonio García Omedes, sobre este templo, nos cuenta en su página web: " Santa Lucía es un lugar bello, muy bello. Merece la pena acercarse hasta allí y conocerlo: pasear por sus calles, conocer su iglesia y sus bellas bordas, y sobre todo disfrutar del paisaje, en una zona que a mí, personalmente, me apasiona.
Para llegar hasta Santa Lucía hay que tomar la carretera de Puente la Reina y a la altura de Berdún, tomar el desvío en dirección a Ansó. Hay que continuar durante unos kilómetros por la carretera hasta pasar un puente levantado sobre el río Veral y poco después, veremos el núcleo de Santa Lucía a nuestra derecha. El pueblo está perfectamente señalizado, no hay pérdida posible.

En el kilómetro 18,94 cruzo de nuevo el cauce del Río Veral.

En el kilómetro 19, 80, cruzo de nuevo el cauce del Río Veral, y a continuación  en el kilómetro 20, conecto con la carretera  A-176 que viene de Hecho.

En el kilómetro 22 llego por fin a Ansó. Pero después de contemplar por unos momentos esta bonita localidad se me ocurre continuar hacia el Valle de Zuriza, pero en el kilómetro 24 comienza a llover ligeramente, y no queriendo tentar a la suerte decido iniciar el regreso a Ansó.

Ansó se sitúa en el curso medio del valle del río Veral, en el Pirineo occidental aragonés, conformado por el río Veral. Su término municipal se extiende hacia el Este, más allá del valle que recorre el río Veral. Históricamente está mancomunado con la localidad de Fago que posee, a su vez, Ayuntamiento propio, aunque sin delimitación de territorio, caso poco repetido en el resto de España. Está suscrito al partido judicial de Jaca. Limita al norte con Francia, al este con el Valle de Hecho, al sur con la Canal de Berdún, y al oeste con la Canal de Berdún y Navarra. Hay que destacar que su término se extiende por una larga franja de terreno fronteriza con Francia, en el valle del barranco de Acherito y el nacimiento del río Aragón Subordán, y dicha franja linda hacia el sur también con Aragüés del Puerto y Aísa.

En su término municipal, aguas arriba del Veral, se encuentra el enclave de Zuriza, donde encontramos un camping que ocupa el imponente edificio levantado en el siglo XIX, albergue del contingente de Carabineros, cuerpo fiscal militarizado, hasta que fuera disuelto en los años 1940.

Parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de los Valles Occidentales y el Paisaje protegido de las Fozes de Fago y Biniés.

En el año 1272, el rey Jaime I de Aragón, el Conquistador, concedió a Ansó diversos privilegios, que explican la causa de la larga línea fronteriza que Ansó tiene con Francia, adjudicándole el papel de guardián de una de las rutas de acceso al valle del río Aragón, entre los que destaca el libre acceso a los pastos de la zona fronteriza.[3]

El 6 de octubre de 1375, los ansotanos dictaron sentencia, como árbitros, en un juicio por los límites y derechos de pasto entre la población bearnesa de Baretous, en el valle de Aspe, y la navarra de Roncal. El resultado, plasmado en el Tributo de las tres vacas, establece los derechos de facerías y fija el llamado Tributo de las Tres Vacas anuales que se comprometían a pagar (y lo siguen haciendo hoy en día) los ganaderos bearneses.

La principal actividad de Ansó ha sido desde siempre la ganadería, especialmente centrada en la cabaña ovina, de ahí la gran tradición ganadera trashumante de las gentes de este valle, práctica que, a comienzos del S. XXI ha dejado de producirse.

Igualmente han existido actividades agrícolas, aunque buena parte del término municipal se sitúa por encima de la altitud de 1.000 m, que en el Pirineo equivale aproximadamente al límite por encima del cual la agricultura no es viable económicamente hablando.

Habida cuenta de los frondosos bosques de su término, la industria maderera ha gozado de gran importancia, como atestigua la existencia, a la entrada de Ansó, de la serrería Industrias Forestales de Ansó, S.A., que era de titularidad municipal. Sin embargo, la principal fuente de trabajo de los ansotanos cerró sus puertas, fundamentalmente por falta de rentabilidad, y también porque el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) acotaba cada vez más la explotación de los recursos naturales. Tras el cierre, y para evitar la emigración forzosa de los 15 empleados que aún mantenía la industria maderera, se creó un taller de empleo para limpiezas forestales. Actualmente la actividad económica se reorienta hacia el turismo y las bordas, donde antes se guardaba el ganado y la leña, son reconvertidas en restaurantes y casas de turismo rural.

Como sucede en Fago y en otros lugares próximos, existía una corriente de emigración temporal fememina a Mauleón, en Francia, conocida como "emigración golondrina". Allí trabajaban en las fábricas de alpargatas, o a servir en las casas de esta región fronteriza, mientras que los varones de la familia se dedicaban al cuidado del ganado. Una jota refleja esta dura realidad de épocas pretéritas:

"As mozas se'n ban ta Franzia, os mozos ent'a Ribera, adiós Paco d'Ezpelá, polidas eslinaderas."

En los últimos tiempos, como sucede en otros puntos del Pirineo, Ansó viene recibiendo un importante flujo de visitantes, lo que ha generado una creciente actividad encarada al turismo. No obstante, se ha sabido evitar, hasta ahora, la masificación turística, como es notorio. La reciente declaración de Bien de Interés Cultural otorgada a la Villa de Ansó contribuirá a preservar los valores arquitectónicos, paisajísticos y ambientales que encierra todo su conjunto.

Como atracción deportiva sostenible, en el extremo NO de su término se encuentran las pistas de esquí de fondo o esquí nórdico de Linza.

En la localidad además del español, se habla el ansotano, una variante de la lengua aragonesa utilizada en el Pirineo occidental.

La particular arquitectura del pueblo hace que, entre casa y casa, se hayan dejado unos estrechos pasillos que aquí se llaman “arteas”, de unos cincuenta centímetros de ancho y que constituyen una de las características de la pequeña urbe original.

La Iglesia parroquial de San Pedro, de enorme volumen y concepción defensiva (matacán y aspilleras), de estilo gótico, del siglo XVI, y de portada plateresca, con un interesante retablo barroco[11] y una cruz procesional renacentista también del siglo XVI. Se asienta sobre el lugar que ya ocupó un templo en el siglo VI.

Órgano de la iglesia, ubicado en el coro de la misma, fabricado en Francia en el siglo XVIII, y de donde fue traído desmontado, pasando por las montañas.[10]

Museo Etnológico (en la Iglesia parroquial de San Pedro), abierto al público en 1974.

Museo de Arte Sacro (también en la parroquia de San Pedro).

Edificio del Ayuntamiento de Ansó.

El Archivo municipal. Se ubica en el edificio del Ayuntamiento. Su sección histórica conserva documentos desde el S. XIII, relacionados con la Junta del Valle de Ansó. . Es destacable la sección de Protocolos notariales (1571-1806).

Casa Morené, ejemplo de arquitectura ansotana, abierta al público como Sala de exposiciones.

El conjunto del casco urbano, con construcciones de notable interés.

La espléndida colección de chimeneas de sus casas.

Torreón medieval (siglo XIV), donde se dice estuvo prisionera la Reina Blanca II de Navarra.

Estando enclavado a pie de los Pirineos, el término de Ansó posee lugares de gran belleza natural, y una gran riqueza faunística y natural:

Es uno de los últimos lugares en que siguen existiendo osos autóctonos en el Pirineo.

Hayedo de Gamueta., Ibón de l'Acherito,. Ibón de Estanés, Paraje de Agua Tuerta, nacimiento del río Aragón Subordán.

Centro de Interpretación de la Naturaleza.

Por las características de su medio natural, existe en Ansó una gran variedad de especies animales, correspondientes habitualmente a un hábitat de montaña (incluyendo alguna perteneciente al nicho ecológico alpino), entre las que podemos citar a:

Aves: quebrantahuesos, buitre leonado, alimoche, gavilán, azor, halcón abejero europeo, águila real, halcón peregrino, perdiz pardilla, lagópodo alpino, gorrión alpino, chova piquigualda, treparriscos, pito negro, pito real, pico picapinos.

Mamíferos: oso pardo, corzo, jabalí, ciervo, sarrio, garduña, gineta, comadreja, gato montés, marta, armiño, nutria, desmán de los Pirineos, marmota.

Como hecho más que anecdótico, más bien simbólico, aún deambula por estos valles el oso Camile, último ejemplar autóctono adulto, que por desgracia, su final será el de otra especie autóctona que desaparece en el Pirineo, en este caso otro gran mamífero como lo fue antes el bucardo. Las efigies de una pareja de osos ocupan la mitad del escudo de la Villa de Ansó.

Terminada mi visita inicio el regreso a Biniés con 26 kilómetros

En el kilómetro 47,65 llego a Biniés.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Serafín Martín.

Fuentes propias y: