RUTA 0126. Por el reino de los Mallos. -Murillo de Gállego San Felices

 

 

El  22 de Agosto de 2015 llevo 11.060 kilómetros.

 

La ruta de hoy comienza en la localidad  Oscense de Murillo de Gállego.

Murillo de Gállego es una villa altoaragonesa que pertenece administrativamente a la provincia de Zaragoza y está situada en la margen derecha del río Gállego.

Su núcleo urbano se asienta sobre una pendiente y está ocupado sobre todo por el caserío y por la arquitectura de su iglesia, mitad templo y mitad atalaya.

La iglesia parroquial de El Salvador, está cubierta con bóveda de cañón, algo apuntado sobre arcos fajones y posee capiteles historiados, busca ya el estilo gótico. Destaca el ábside románico, que comprende asimismo la cripta del Santo Cristo, que consta de tres naves. Sobre ella se levanta la iglesia del Salvador, que se adapta a la disposición señalada por la cripta. Sobre el crucero lleva cúpula cuadrada, nervadura y cuatro óculos. El románico afecta fundamentalmente a los ábsides y tramos inmediatos a las naves. Esta obra se amplió siglos después. En su término municipal podemos visitar también la ermita dedicada a la Virgen de la Sierra, de nave rectangular y cabecera plana, construida en sillería y bella portada gótica. No debemos olvidarnos de La Iglesia de La Virgen de La Liena.

Terminada mi visita a Murillo, inicio el camino hacia Agüero, por la carretera A-132.

 

En el kilómetro 1,41 me desvío a Agüero, por la carretera Z-534.

 

En el kilómetro 6,75 llego a Agüero.

Agüero se cita documentalmente desde el año 938.

Su templo parroquial es románico y fue ampliado en el siglo XVI con una magnífica portada en la que hay un robusto tímpano que presenta a Cristo en Majestad, además de los símbolos de los evangelistas. Tiene una cripta bajo el templo que se usa como Museo de Arte Sacro.

La parroquial de Agüero Está dedicada a San Salvador. Es un interesante edificio iniciado en pleno siglo XI, y fue ampliado en el siglo XVI con una magnífica portada en la que hay un robusto tímpano que presenta a Cristo en Majestad, además de los símbolos de los evangelistas. Fue iniciada en planta con una sola nave y ábside, pero fue terminada en estilo gótico con las naves laterales y una puerta ojival cubierta. En la actualidad tiene un curioso atrio desde el que se ve la entrada a la cripta, la cual pertenece al siglo XVII. Posteriormente, la cripta fue convertida en Museo parroquial. En el interior, junto a los retablos barrocos, hay un retablo mayor de talla (probablemente del siglo XVI), una curiosa escalera románica de caracol y un precioso órgano del siglo XVIII.
En la edad moderna, a lo largo de los siglos XVI y XVII, el pueblo de Agüero ve incrementado su tesoro parroquial. Del siglo XV ya era una custodia relicario, pieza de especial interés, que se remata con un Crucifijo y tiene un viril desmontable. En el siglo XVI llega a Agüero un precioso juego completo de frontal, casulla, dalmáticas, capa pluvial, gremial y paño para facistol, en terciopelo carmesí bordado en sedas con una gran finura.

Todas estas piezas ostentan el escudo de armas del donante: Francisco Aznárez, un hombre que fue rector de la parroquia de Agüero entre 1.527 y 1.560, para ser luego canónigo de Jaca, ciudad en la que falleció en 1.562.

Del siglo XVII quedan dos cosas: una cruz parroquial de plata sobredorada, en cuya base tiene una basílica de planta circular y un depósito para óleos en forma de candelabro. Completan el tesoro de la parroquia varios cantorales y una Virgen románica, posiblemente del siglo XIII. Es una pieza datable de finales del siglo XI y de gran valor, el tímpano de la parroquial del lugar. Un tímpano románico presidido por la Maiestas Domini -Cristo en Majestad- escoltado por los símbolos de los cuatro evangelistas o Tetramorfos.

 En Agüero también podemos encontrar la Ermita de Santiago, levantada en el siglo XVI, de gran portada y singulares capiteles y cuyo tímpano representa la Epifanía, el Castillo de Castelmanco con la ermita de San Esteban sobre los mallos, las ermitas de San Miguel, San Pedro y San Bartolomé actualmente en ruinas, la Virgen del LLano con restos de un poblado medieval y Santa Quiteria.

A unos setecientos metros, al Este del casco urbano de Agüero, se levanta un espléndido edificio de estilo románico que siempre ha sido tenido como ermita del lugar, aunque su magnificencia denota que su condición de ermita es sólo una impresión puramente topográfica.

El edificio es del siglo XI. Consta de un conjunto de tres ábsides que se abren a otros tantos espacios que constituyen el primer tramo de las tres naves del templo. Cerrado precipitadamente con un muro que cubre los tres arcos de comunicación de este primer tramo con el que le seguiría, fue cubierto con tres bóvedas de cañón apuntado y perpendicular al ábside que le corresponde. En el lado sur de este primer tramo, se abrió la puerta de ingreso al templo, recientemente restaurado por Bellas Artes con gran acierto.

Las bóvedas de cañón apuntado están en varias obras de las Cinco Villas y el mismo tipo de cubierta absidial -bóveda sobre 10 nervios- tiene Santa María de Ejea de los Caballeros. También habrá conexiones entre estas zonas en la escultura de Santiago de Agüero, obra de gran importancia y próxima a la transición al gótico.

El tímpano de la portada sur, única realizada, presenta una bella Epifanía. Apoyada sobre dos modillones esculpidos en forma de animal andrófago -del que salen hombre (lado derecho) y una mujer-, la escena de la Adoración de los Magos. Agüero ofrece un precioso precedente para las Epifanías del Cuatroccento italiano. El mismo tímpano, con el mismo tema, tenemos en la iglesia de San MIguel de Biota y en la de San Nicolás de Frago, ambas en la comarca de las Cinco Villas.

En esta portada hay una preciosa colección de nueve capiteles, que se colocaron en dos fases, en los que podemos ver escenas de centauros, fieras devorando a su presa, luchas de caballeros y el famosísimo tema de la bailarina. En la parte interior de la portada también podemos ver unas escenas de luchas entre guerreros -luchas en las que al musulmán se le representa con escudo redondo y al cristiano con uno apuntado- a caballo. La célebre bailarina, obra que puede servir como firma del que denominamos Maestro de Agüero y que pensamos nada tiene que ver con el conocido Maestro de San Juan de la Peña, es un tema frecuente en las Cinco Villas -Biota, El Frago, Ejea-, en un capitel de San Pedro el Viejo de Huesca y en una escena del ábside románico de la Seo de Zaragoza. Representa a Salomé y se nos presenta en dos tipos: uno iniciando la danza con un arpista y el otro en una actitud increíblemente distorsionada, sueltos los cabellos y acompañada por un pequeño solista de gorro puntiagudo. 


En el interior del templo, en el ábside central hay una arquería de arcos ciegos que intenta suprimir la antiesteticidad del muro. Allí hay decoraciones preferentemente de gustos geométricos en las que se introducen elementos de tipo figurativo: monstruos sujetando vides, cabezas, una curiosa cara en el segundo capitel de la derecha y abundantes muestras geométricas de círculos anudados, abiertos o con nudo cerrado, entrelazos.... que nos parecen similares y de la misma mano que los detalles idénticos de la portada de la iglesia cincovillera de Puilampa, obra en la que trabajó el maestro Bernardo y se terminó antes de 1.191. En el exterior de este ábside central hay una imposta esculturada que es de la misma autoría que la otra interior, situada en el ábside de la Epístola. Este friso interior, de apenas catorce centímetros de altura, narra una serie de escenas de la vida de Cristo, más concretamente de la Infancia y de su Nacimiento. Todas las escenas están enmarcadas entre hojas y frutos, cuyas curvas crean un cierto ritmo que genera sensación de movimiento. Las escenas representadas son: la Anunciación, la Visitación, El Nacimiento, la Cabalgata de los Magos hacia Belén, la Adoración del Niño por los Magos, la dormición de éstos y el aviso del ángel, la presentación en el Templo. Sigue una pieza completa dedicada a los Santos Inocentes con Herodes ordenando a los soldados la matanza y con el auxilio de unos sabios que escrutan el nacimiento del Mesías en los libros antiguos. Vemos a continuación el aviso del ángel a San José y la marcha de la Sagrada Familia, de regreso a Israel, con lo que se cerraría el ciclo de la infancia de Jesús.
Completan el conjunto histórico del templo, los canetes y los capiteles del interior, a los que se les ha visto relación con los de Santo Domingo de la Calzada.

Pero Agüero fue sede del Reino de los Mallos. Sí he dicho bien,  reinó y tuvo su Corte la Reina Doña Berta de Aragón, que tras casarse con Pedro I, recibió como dote los lugares de Agüero, Murillo de Gállego, Riglos, Marcuello, Eyerbe, Sangarrén, Callén y Berbegal. Estas poblaciones le fueron otorgadas, para gobernarlas con un sistema de tenentes o delegados del rey para que se  encargasen de la administración y la justicia. A partir de 1104, tras la muerte de Pedro I, el reino de Berta Cruz estará bajo el control de Alfonso I el Batallador quien sobre 1112 ya tiene la posesión de estos lugares de nuevo bajo su corona.

Berta de Aragón (h. 1075 – antes de 1111) fue una reina consorte de Aragón y Navarra. Nada se sabe sobre su infancia o los nombres de sus padres, se cree que era italiana puesto que su nombre, Berta, es italiano.

Poco o nada se sabe sobre la vida anterior de esta mujer, su procedencia, su familia. Por los documentos medievales sólo se sabe que se llamaba Berta. Lo poco que los historiadores conocen sobre ella es a partir de su estancia en Aragón en calidad de esposa de un rey. Era una italiana llamada Berta, de la que no se tiene noticia salvo que sobrevivió a su marido y vivió al pie de la sierra de Marcuello como "reina" de un conjunto de pueblos organizados como Estado denominado popularmente "El Reino de los Mallos" (Agüero, Murillo, Riglos, Marcuello, Ayerbe, Sangarrén y Callén) y que emitía documentos, todo ello por la gracia de su difunto esposo y con el consentimiento de su cuñado Alfonso".

Los investigadores históricos han podido sacar algunas conclusiones si no directas, al menos con la ayuda del estudio de los documentos de su época, barajando datos, conclusiones que a la larga han sido rodeadas por otras personas de una aureola de romanticismo que roza la fantasía. El genealogista Szabols de Vajay después de unos trabajos de investigación, hace conjeturas sobre el origen italiano de Berta añadiendo: podría ser del círculo familiar de la emperatriz Berta de Suze. Ha especulado con que Berta pudo haber sido una hija del conde Pedro I de Saboya y otra Inés de Aquitania, quizá la Inés que fue la última esposa del padre de Pedro, Ramiro I de Aragón y prima hermana de la propia primera esposa de Pedro.[1] Otros autores toman esta sospecha por dato afianzado del que parten para asignar a Berta padre, madre, etc. El origen sigue siendo incierto; hasta la fecha, ningún autor va más allá de la sospecha respaldando documentalmente su origen italiano.

Al morir Inés de Aquitania (la primera esposa de Pedro I) el día 6 de junio de 1095, dejó un hijo varón, Pedro, y una hija, Inés, menores de edad y, parece ser, con poca vida. El problema de sucesión en el reino de Aragón y en el reino de Pamplona era un tanto inquietante. En el reino de Aragón se creía que los reyes eran seres sobrenaturales, seleccionados directamente por Dios para este menester, y los poderes reales debían pasar por línea directa de padres a hijos o a hermanos.

Con herederos al trono tocados por la muerte se buscó una mujer para fecundar hijos del rey, herederos al reino; la elegida fue Berta; se casó con Pedro I el día 16 de agosto de 1097 en la catedral de Huesca.

Los dos hijos del primer matrimonio, Pedro e Isabel, habían muerto para el año 1104 y el rey Pedro necesitaba un heredero. No tuvieron hijos y Pedro murió al año siguiente.

A la muerte de Pedro I su viuda doña Berta se quedó en Aragón durante un año. Era éste el plazo imprescindible ya que, podía alumbrar un hijo del rey difunto. Es norma general de derecho común. Pero no hubo niño, así es que doña Berta no pudo seguir en el reino como regente, según las leyes existentes en Aragón:

A pesar de todo se sabe por los documentos hallados que doña Berta sigue firmando asuntos importantes con el título de reina. Firma con título de reina por ser el título jerárquico que posee (al haber sido esposa de rey) y que una vez viuda no pierde. La reina Felicia (madre de Alfonso I), tampoco perdió ni su título ni su dote (Ardanés, Bailo y Biel) por quedar viuda de su esposo Sancho Ramírez. En los documentos que extiende la reina Berta respeta el escalafón de autoridad; primero va el rey, después ella, los tenentes y obispos; es decir: depende del rey. En los documentos que extiende el rey Alfonso I de Aragón, no la reconoce como reina de ningún territorio; existiría evocación al supuesto convenio.

El reinado de la reina Berta es atípico y único no el reinado en sí, sino la circunstancia. Por primera vez, en Aragón, queda viuda una reina consorte sin descendencia.

La corona de Aragón y Navarra pasaron a Alfonso que era medio hermano de Pedro.

Berta tenía una dote, pero Alfonso se apoderó de todas las tierras de Pedro. No se sabe cuándo o dónde murió Berta.

No hay documentación para poderle seguir el rastro desde que abandonó Aragón. Algunos historiadores opinan que se fue a Francia y otros dicen que a Italia, pero no hay nada fundamentado. Los últimos documentos conservados son por los años de matrimonio de Alfonso I y Urraca de Castilla. Una canción popular revela: "a una reina que escapó con su amante", y habla de una reina triste que se fue con un caballero.

En las normas existentes para el funcionamiento del reino, se dice que la existencia de dote en el matrimonio puede condicionar que los futuros hijos puedan ser o no reyes de Aragón. La existencia de dote en el matrimonio de Berta es una de las claves para pensar: "La reina se buscó como madre de reyes".

Estas poblaciones que constituyen la dote no se entregan con título de reino. Se le dan a la reina para que las posea y gobierne, pero siempre de mano del rey. En este tiempo la tierra estaba gobernada mediante un sistema de "honores". Las honores constaban de un núcleo fortificado y del territorio que lo rodeaba. Sobre los habitantes de estas honores pesaban una serie de tributos por el cultivo del suelo, que suponía la novena o décima parte de la cosecha, y por el instrumento de cultivo de la tierra (pareja de bueyes o azada), que consistía en un número establecido de gallinas, carneros, medidas de cereales, panes, vino o quesos.

Las poblaciones que formaron la dote de la reina Berta, tuvieron tenentes durante los años de su gobierno. El tenente era una persona, senior, al que el monarca entregaba la honor para que la gobernase en tenencia. El tenente ejercía las funciones delegadas del rey, tanto en administración como en ejecución de la justicia. Los ingresos se repartían en partes iguales entre el tenente y el rey, en caso de tierras dotales con la reina.

La reina es la propietaria de la dote en estas condiciones: El rey Pedro I, su marido, (para hacer donaciones de la dote de la reina Berta) está obligado a conseguirle permiso y firmará los documentos con su autorización.

En el Reino de Aragón, desde el siglo XII existen una serie de normas que son mandatos del rey, en su sistema jerárquico, superado únicamente por Dios; no están escritas en ningún sitio; pero se van averiguando en los documentos de la época que, al respecto, han ido llegando a nuestros días, tales como:

El estudio de todos estos documentos muestra claramente elementos de aplicación de esas pautas en la sucesión de los reyes de Aragón que, desde Ramiro I durante casi 500 años, fueron una de las causas que permitieron la gran expansión de la Corona de Aragón.

Según la norma de sucesión al reino de Aragón: El futuro Rey debe ser el hijo primogénito varón de matrimonio legítimo, canónico, y en el que haya mediado la entrega de dote o arras por parte del marido. En caso de faltar el primogénito, pasa al siguiente y de no haber hijos, la sucesión pasa al hermano varón posterior del difunto; en el caso de Pedro I y su mujer Berta este hermano fue Alfonso I el Batallador.

Las reinas no pueden ejecutar los poderes reales, sólo pueden ser transmisoras; por esta norma se entiende que Alfonso I el Batallador es rey de Aragón por derecho propio. Y además Alfonso el Batallador debió recibir íntegras las tierras patrimoniales heredadas por su hermano y la potestad real sobre ellas. Hay una cláusula a este respecto que dice: Es obligatorio transmitir al heredero los bienes patrimoniales que se han recibido del antecesor, sin disminución alguna. No se puede fraccionar la tierra ni la potestad real.

Prosigo viaje hacia San Felices.

En el kilómetro 9,54 tengo una maravillosa vista de Agüero desde el camino de Santiago que se dirige a San Felices.

 

En el kilómetro 10,39, me encuentro con los indicadores a San Felices.

 

En el kilómetro 14,13 llego a San Felices.

San Felices pertenece al municipio de Agüero y está situado sobre el cerro de un pequeño valle del que, gracias a la Colección Diplomática de Pedro I, sabemos que ya estaba poblado en 1.104 Posee un reducido conjunto urbano que alberga La iglesia parroquial de San Felices, que  está bajo la advocación de Santa María y pertenece al románico tardío. Siglo XII  del que fue reformado en los siglos XVI y XVII. La Tiene una sola nave  y un arco románico a la entrada soportado por capiteles adornados con flores encerrados en tres círculos y  un león pasante en su cara exterior, así como hojas, piña y el clásico ajedrezado en su interior. Consta de un altar mayor y cuatro laterales. El retablo del altar mayor es popular y de inspiración plateresca. Fue construido a mediados del siglo XVI. Los cuatro altares laterales parecen hechos a principios del siglo XVIII.

La iglesia está revocada con cal y pintada con pinturas populares de estilo rococó. Se encuentra en un estado bastante regular aunque se han hecho arreglos parciales en los últimos años. En su término también encontramos la ermita de San Esteban de tipología popular, la cueva de Santa Chuliana y el despoblado de Artaso con una necrópolis de lajas.

Terminada mi visita a este olvidado lugar del Reino de los Mallos, inicio el regreso a Murillo de Gállego.

 

En el kilómetro 20,15 paso de nuevo por Agüero.

 

En el kilómetro 25,91, conecto con la carretera N-   donde tomo dirección a Murillo.

 

En el kilómetro 27,28 llego a Murillo de Gállego.

 

 

 

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

 

 

Serafín Martín.

 

Fuentes propias y:

 

http://www.reinodelosmallos.com.

 

ttps://es.wikipedia.org/