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Ruta 49.-Híjar, Urrea de Gaén, Albalate del Arzobispo, Santuario de Nuestra Señora de los Arcos, Ariño.

 

El 1 de Diciembre de 2007 llego a Híjar.

Híjar es una Villa de la Provincia de Teruel , capital de la Comarca Bajo Martín. Situada en la Depresión del Ebro, junto al río Martín, a 291 metros de altitud. Su población en 1998, era de 1.949 habitantes.; en 1978 tenía 2.322 habitantes.; en 1950, 3.545 habitantes.; en 1900 contaba con 3.348 habitantes. Por su pasado como importante ducado. Goza de las distinciones de "Muy Noble", "Muy leal" y "Antiquísima".La villa de Híjar es uno de los mejores ejemplos de convivencia y tolerancia entre razas y religiones. En Híjar se vivió en un ambiente cosmopolita y rico en cultura y tradiciones que, aún hoy en día, podemos respirar en un tranquilo paseo por sus calles Su casco urbano se sitúa  en la margen derecha del río Martín, en la zona más próxima a Zaragoza de la tierra baja turolense. La carretera general de Castellón la ciñe en su cota mínima, lo mismo que el río. Las casas y las calles se van situando después escalonadamente, hasta coronar el monte sobre el que se asienta la población y en el que destacan los edificios de la iglesia parroquial y del castillo en ruinas. Enfrente, al otro lado del río, emerge el monte sobre el que blanquea el santuario de la Virgen del Carmen. El trazado del casco urbano es pintoresco, con plazas, las tres culturas que convivieron durante siglos, judíos, moros y cristianos, dejaron su huella plasmada en el urbanismo del municipio dividiendo el pueblo en tres barrios diferenciados que todavía hoy en día podemos admirar, con calles y arcos de indudable belleza. Las grandes y típicas balconadas de hierro forjado y los salientes aleros, son notas características de la mayoría de los edificios. Cruzando el río Martín subo me dirijo al Barrio Judío. Los Judíos de Híjar fueron una comunidad muy culta que alcanzó su esplendor en el siglo XV, llegando a fundar una de las primeras imprentas de España. También destacaron por la industria textil, siendo los “Paños de Híjar” bien apreciados en todo occidente. La Judería de Híjar, es una de las mejores conservadas de Aragón. Se organiza en torno a las calles del Azagúan  y los Cantones  y Plaza de San Antón, que presenta un aspecto cerrado y privado propio de la cultura judía. Todavía podemos admirar el arco de entrada a la misma, o a la antigua sinagoga de la aljama judía, fue convertida en templo cristiano en 1492. La Sinagoga de San Antón del siglo XV, debido a su buen estado de conservación hace que sea una de las sinagogas judías más importantes de todo Aragón. Está documentada en 1410 y es de estilo mudéjar. Se mantiene la estructura interior original en la que las zonas masculina y femenina estaban separadas. Los hombres se sitúan en la parte baja, mientras que para las mujeres se reserva el coro alto. En esta sinagoga predicó a los judíos el mismísimo San Vicente Ferrer.  Desde el barrio judío me dirijo a la cercana Iglesia Mudéjar de Santa María, cuya existencia se conoce desde 1181. La iglesia actual es el resultado de varias fábricas constructivas que van desde el siglo XIV al siglo XVIII. La primera fábrica la podemos observar en el ábside principal, construido en estilo mudéjar. En el siglo XVI la iglesia fue ampliada y se le dotó de capillas laterales que ampliaron el espacio litúrgico. Finalmente en el siglo XVIII la iglesia se redecoró siguiendo el gusto barroco. Podemos observar todas las excelencias de la fábrica mudéjar en el ábside y la nave principal. La decoración está realizada en un material tan musulmán como es el ladrillo. Los motivos decorativos son de ascendencia islámica y vienen marcados por las creencias musulmanas que sólo permite representar elementos sin ninguna referencia de vida o de realidad, ya que significaría una actitud de soberbia hacia Alá. Esto hace que se desarrolle un sistema de decoración en ladrillo con motivos geométricos muy diversos que hace singular y único el estilo Mudéjar Aragonés. Desde aquí me dirijo a las ruinas del  Castillo Alcázar de los Duques. Se conoce ya su existencia desde las campañas que Abderramán III, califa de Al-ándalus, lanzó contra los rebeldes de Saraqusta (Zaragoza). En 1148 Híjar fue reconquistada por los cristianos de la Cofradía Militar de Belchite, a cuyo mando estaba Galín Jiménez, señor de Belchite en tiempos de Ramón Berenguer IV. Jaime I donó el castillo y la villa a su hijo Pedro Fernández, que fue el primer Señor de Híjar, llegando en el siglo XV a convertirse dicho Señorío en un Ducado, esto se debió al hecho de que en 1483 los Reyes Católicos elevaron el señorío a la categoría de ducado. El territorio que durante la Edad Media comprendía estaba formado por Híjar, La Puebla de Híjar, Urrea de Gaén y La Puebla de Albortón. El Castillo ha alojado durante toda su historia a personalidades de la talla de Alfonso II de Aragón o Felipe V de Borbón, que otorgó el título de muy noble y leal a la villa de Híjar. Terminada la visita al Alcázar, me dirijo a la casa natal del Justicia Aragón Don Martín Batista de Lanuza nacido aquí el 10 de Noviembre de 1550. Desciendo a al barrio Musulmán, esté se desarrolló a partir de la Plaza de la Parroquia, que fue el centro urbano y social de la Moreria. En ella contemplo la Capilla abierta de la Virgen de los Arcos, que era una de las antiguas puertas de acceso a la Villa. Esta capilla es árabe-mudéjar, anterior a la Reconquista. A continuación me dirijo a “la villa” que  era el nombre con el cual se denominaba al barrio de los cristianos. Visito la Capilla Abierta de Santa Ana, uno de los enclaves más pintorescos de la Villa. Se abre, en un portillo de la antigua muralla que daba acceso a la vía principal. Sobre el arco de entrada, se erige la estructura arquitectónica de la Capilla, que conserva perfectamente su tipología original. En este caso, es Santa Ana quien defiende a los hijaranos de los posibles enemigos. Desde aquí me dirijo hacia la Casa de la Abadía del siglo XVI, actualmente conocida como casa del cura. El origen del nombre “Abadía” proviene de la intención de elevar la iglesia parroquial de Híjar a la categoría de colegiata. Esta empresa no prosperó y en compensación se decidió que el cura conservara el título de “Abad”. Es una construcción civil, típicamente aragonesa, realizada en ladrillo, y rematada por una galería de arcos de medio punto, cuya función es la de sanear la techumbre. Por último salgo de Híjar por  La Plaza de la Villa, hoy Plaza de España, que organizaba toda la zona baja del pueblo, cercana al puente sobre el río Martín. Tiene una estructura urbana heredada de la Reconquista en la que destacan lonjas y pórticos de aspecto acogedor, como las gentes del Bajo Martín. En esta plaza se ubica el ayuntamiento de la villa. En cuanto a las fiestas patronales, que antiguamente se celebraban a finales de septiembre, con su famosa feria de ganado, tienen lugar ahora en el mes de agosto. Hay otros festejos y tradiciones, principalmente para San Blas y la Virgen del Carmen. La tradición de los rosarieros o despertadores sigue vigente en nuestros días. En cuanto al folclore se refiere Híjar contó siempre con una excelente rondalla y magníficos bailadores y cantadores. Entre los primeros destacaron los hermanos El hombre, y entre los segundos Conchita Lasala. También hubo siempre gaitero y dulzainero, algunos de gran fama en toda la comarca, como el tío Jorge, que era llamado para amenizar las fiestas de todos los pueblos. En 1981 renace su tradicional Dance de Palitroques con ángeles y diablos. El rico folclore hijarano queda recogido en una grabación del Cuadro Artístico en 1980, y en el que también figura La Gran Jota de Híjar, música de J. Calabia y letras de G. Bergua y M. Laborda. Salgo de Híjar cruzando el río Martín hacia Zaragoza, en  “la cruz” tomo a la izquierda la carretera A-224 en dirección a Urrea de Gaén y Albalate del Arzobispo. Transcurridos 4 kilómetros llego a Gurrea de Gaén, sin embargo, al llegar a Gurrea me dirijo directamente al yacimiento de la Villa Romana “la Loma El Regadío” que dista 5 kilómetros desde aquí. La pista esta en muy buen estado, muy cerca del yacimiento hay una estanca o alberca, desgraciadamente una vez más el cartel indicador de la carretera es engañoso, ya que este yacimiento no es visitable por encontrase en plena excavación y por lo tanto vallado en todo su perímetro, y sus muros protegidos con plástico para evitar la erosión. Aún así decir que este yacimiento, fue descubierto casualmente en 1959, cuando al realizar obras de acondicionamiento de un camino agrícola, se localizó un gran mosaico geométrico, excavado, extraído y trasladado al Museo de Teruel al año siguiente, con el fin de garantizar su conservación. La villa se encuentra en un amplio valle junto al río Martín, cerca de la confluencia con el Ebro y responde a un gran complejo rural, era fundamentalmente una unidad de explotación agrícola, que combina los espacios residenciales para el dominus (propietario) con espacios dedicados al alojamiento de los sirvientes y campesinos, así como instalaciones de almacenamiento y transformación de productos agrícolas. La villa es el centro de una propiedad, el fundus, formada además por los campos de cultivo, las zonas de pastoreo, las zonas boscosas o no cultivadas y, posiblemente, otros asentamientos menores ocupados por campesinos. La producción del fundus era de carácter variado. Los restos excavados  documentan claramente la existencia de, al menos, dos fases: la primera perteneciente al siglo II d.C. y la segunda al siglo IV d.C. En esta fase, la villa experimenta una gran transformación, inutilizando diversas habitaciones silos y otras dependencias agrícolas y construyendo las estancias “nobles”, destinadas al alojamiento de la familia propietaria. En esta fase se modifica parcialmente también la parte agrícola, instalando un mayor número de prensas y depósitos de aceite y vino. La villa se abandona, pacíficamente, a finales del siglo IV d. C, quizás por un cambio radical en los sistemas productivos y de reparto de la propiedad rural, ya que entre los siglos IV y V d.C. Se inicia un proceso de concentración de las propiedades agrícolas, cada vez en menos manos (fundamentalmente, la nobleza). Inicio del colonato, con vinculación permanente de los campesinos (que dejan de ser libres), a la propiedad. El abandono de la villa produjo un lento proceso de destrucción, con expolio de las instalaciones y los materiales constructivos. Terminada la visita al yacimiento regreso de nuevo a Urrea de Gaén. Urrea de Gaén es un Lugar de la provincia  de Teruel, en la Comarca del Bajo Martín. Situado en la Depresión del Ebro, junto al río Martín, a 308 metros de altitud. Su población en 1998, era de 628 habitantes.; en 1978, tenía 751 habitantes.; en 1950, 1.113 habitantes.; en 1900, 1.153 habitantes. Gentilicio: Urreanos. En la Edad media muchas localidades estaban amuralladas y cerradas por puertas que controlaban el paso de población, animales y mercancías, permaneciendo cerradas por la noche. En los siglos XVII y XVIII fue habitual abrir pequeñas capillas en la parte superior de las puertas y consagrarlas a santos protectores del cristianismo. Urrea de Gaén fue la última aljama del Bajo Aragón. Estuvo bajo el dominio del emir Zaén. El conjunto urbano es típico, con claras reminiscencias árabes. Lo cierran cuatro arcos: de la Muela, de la Plaza, de San Roque y de la Virgen de Arcos. Quedan nombres de raíz o recuerdo musulmán, tales como el cantón de Meca, la calle del Cochuelo, la Hoya del Moro y la Cenia. Entro a Urrea de Gaén por el  arco de san Roque, que en la actualidad, es la capilla abierta de San Roque, es una de las capillas abiertas más bellas de todo el Bajo Aragón y  una de las antiguas puertas de entrada a la población, que daba paso a la vía de San Roque, la principal de Urrea. Sobre el arco de entrada, se superpone la Capilla abierta dedicada a San Roque. Santo protector de la Villa. El interior de la Capilla, presenta una exquisita decoración barroca. En sus calles encontramos buenos ejemplos de arquitectura popular, entre los que destaca el edificio del siglo XVII que acoge el actual ayuntamiento. También es interesante la casa en la que nació el académico y escritor Pedro Laín Entralgo. Otra de las construcciones más significativas es la iglesia parroquial. Está dedicada a San Pedro Mártir y se levantó en el siglo XVIII. Es el municipio más pequeño de la Ruta del tambor y el bombo pero no por ello deja de sentirse la pasión por el toque de una forma especial, más tranquila y acogedora, más familiar. No se dejan de oír los tambores y bombos desde la rompida de hora del jueves a las 24:00 hasta el sábado a las 20:00 cuando se acaba el toque del tambor. Hay dance que se implantó el año 1813 para honrar a San Roque, patrono del pueblo junto con la Asunción de la Virgen. En tiempos también se representó «La soldadesca», manifestación folklórica que narraba las incidencias entre moros y cristianos. En Urrea sobresalen los cultivos de Melocotón de Calanda, y olivos, para la elaboración de Aceite de Oliva, productos que cuentan con Denominación de Origen. Salgo de Gurrea hacia Albalate del Arzobispo al que llego después de recorrer 8 kilómetros.

El término "Albalate" se deriva del árabe al-balat, 'el camino’, y el predicado se debe a su antigua pertenencia al arzobispado de Zaragoza. Villa de la provincia de Teruel. Situada en el piedemonte de la sierra de Arcos en el Valle del río Martín, a 342 metros de altitud. Su población en 1998, 2.379 habitantes.; en 1978, 2.858 habitantes.; en 1950, 4.256 habitantes.; en 1900, 4.220 habitantes. Gentilicio: Albalatinos. Es una de las villas bajoaragonesas donde la jota tiene auténtica solera, junto con Alcañiz, Calanda y Andorra, y el primer pueblo aragonés donde se erigió un monumento a la jota, obra de Ángel Orensaz, que representa a la famosa jota de Albalate, que popularizaron Alfonso Zapater Cerdán y Pascuala Sancho Pellicero . Completa el grupo escultórico el legendario cantador albalatino apodado «El Capacero».

Su casco urbano, catalogado como conjunto histórico-artístico desde 1983, se encuentra al pie de la sierra de Arcos, en la vega del río Martín. Con un tranquilo paseo por sus angostas y empinadas calles descubrimos en Albalate una riqueza patrimonial digna de los mejores cascos históricos de la península Ibérica Se puede afirmar sin miramientos que en Albalate se puede disfrutar de un interesante recorrido por los principales estilos que se han desarrollado en la Historia del Arte aragonés y español: Monumentos Góticos, Renacentistas, Mudéjares o barrocos inundan sus calles quebradas y onduladas que producen unas perspectivas propias de las villas medievales. Por  estas callejuelas estrechas y empinadas es sobre las que se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Se trata de un templo del siglo XVI, de estilo gótico renacentista, (1581-89) construido en el mismo lugar en que se encontraba la anterior iglesia, que fue demolida. De este edificio se conservó la hermosa torre mudéjar, declarada Patrimonio de la Humanidad y esta, ubicada a los pies, con una orientación un poco diferente con respecto al nuevo templo. Es el elemento más significativo. En la parte inferior presenta planta cuadrada, mientras que la superior es octogonal. Estaba rematada por un chapitel que fue sustituido en los años sesenta por un cuerpo de ladrillo, a imitación de otras torres mudéjares. La última restauración tiene por objeto la recuperación del aspecto original, tanto del templo en sí, al interior y al exterior, como de la torre. De la antigua muralla sólo se conserva el una puerta en la que, como ha sido costumbre en muchos pueblos bajoaragoneses se abrió una capilla de advocación cristiana, en este caso con dos imágenes a uno y otro lado, santo domingo y la virgen de los Arcos. Del conjunto urbano destacan el castillo episcopal, Dominando la villa de Albalate del Arzobispo construido a caballo de los siglos XIII y XIV. Encaramado en una loma, que corona la población, fue la antigua mansión de los arzobispos de Zaragoza, señores del lugar. Los restos actuales del castillo corresponden a la época del arzobispo Eximeno Luna, entre los años 1297 y 1314, aunque el lugar estaba fortificado ya con anterioridad.
Al-balat, fue conquistada por los señores de Belchite en tiempos de Alfonso I el batallador y pasó definitivamente a manos cristianas con Ramón Berenguer IV. Este donó en 1149 el castillo y la villa al Obispo de Zaragoza,  Bernardo II, comenzando así una dependencia eclesiástica que duró hasta la desamortización de 1845. Es una de las residencias fortificadas más antiguas de España, ejemplar destacado de la arquitectura gótica palacial aragonesa que guarda similitudes con el castillo construido en la misma época por los templarios de Peñiscola. Excepto la torre, toda la construcción es de sillería, mostrándose por sus colecciones estilísticas como una de las joyas del gótico aragonés. La fortaleza ocupa una gran extensión (2700 metros 2) y está orientada de norte a sur, zona ésta donde se ubicó la residencia señorial. El resto lo constituye el patio de armas o albácar del que han desaparecido los muros norte y este, y en el que en 1921 se construyó una plaza de toros. La fachada principal está situada al norte, con puerta de ingreso abierta en arco apuntado. En el ángulo noroeste del patio hay un torreón cuadrado y en las alas oeste y sur distintas cámaras abovedadas y aljibes. Una de ellas es hoy sala de exposiciones. La terraza que cubre estas dependencias conserva un horno tradicional y ofrece espléndidas vistas sobre Albalate. La construcción actual comenzó en 1297 y 1314 siendo obispo Eximeno de Luna, y continuó durante más de un siglo. La obra principal se hizo en el siglo XIV, durante la prelatura de Pedro López de Luna. Dalmacio de Mur añadió a la capilla el púlpito y la techumbre de madera (S.XV) y Hernando de Aragón el presbiterio y la torre  (S.XVI) , esta pertenece al estilo de torres-campanario del mudéjar. Construida de ladrillo y aunque de base cuadrada, se eleva en forma octogonal con adornos de esquinillas y modillones. El castillo tomó parte en la Guerra de Sucesión, la de Independencia y la i Guerra Carlista. En la Guerra Civil la planta baja de la capilla fue utilizada como cárcel. El palacio es un edificio de gran interés artístico provisto de dos salas superpuestas de planta rectangular. La inferior está cubierta con  gran bóveda de cañón apuntado e iluminada por tres ventanas abocinadas La sala superior o capilla es la parte más destacada y está dividida en seis tramos mediante arcos apuntados. Esta cubierta con techumbre de madera labrada y policromada. La iluminan una saetera y cinco ventanales de tracería gótica. Uno de ellos incluye dos ménsulas con sendos frailes en cuclillas junto a capiteles vegetales y escudos muy deteriorados. La capilla conserva un pulpito de piedra con restos de decoración vegetal en relieve y pintada. En el testero recto de la capilla se habilitó un presbiterio cuadrado con bóveda estrellada y portada plateresca. El pavimento reproduce los restos de una bella soleria de cerámica mudéjar. Salgo de Albalate en dirección sur por la carretera local cruzando el Río Martín para dirigirme la bellísima y recién restaurada ermita de San José, situada junto al cementerio en un altonazo, es una construcción del siglo XVIII levantada en sillería y ladrillo. Presenta nave rectangular de cuatro tramos cubierta con bóvedas, de medio cañón con lunetos. La cabecera es recta y esta coronada por una cúpula sobre pechinas donde el barroco despliega toda su exuberancia. Las figuras de los cuatro evangelistas sostienen un horror vacui  de ángeles femeninos, querubines, máscaras, guirnaldas de flores y un escudo arzobispal. Entre tan profusa figuración de estuco se intercalan las pinturas de los Padres de la Iglesia. La imagen exterior del templo resulta singular con su gran pórtico abierto en cinco arcos. Detrás asoma la cúpula con su cimborrio, octogonal y una esbelta linterna. Durante la Guerra Civil perdió entre otras piezas un magnífico retablo gótico del siglo XVI dedicado a María Magdalena. Hoy exhibe otro realizado por los Hermanos Albareda en 1930. Desde esta ermita parte un sendero que me conduce hasta la cercana necrópolis visigoda medieval con tumbas excavadas en la roca. Este conjunto es conocido como las Lastras de San José. La ruta recorre una plataforma rocosa a modo de lanchas, a cuyos alrededores se amontonan construcciones tradicionales de pajares y eras. Junto a las sepulturas aparecen talladas pequeñas oquedades enlazadas con canalillos, que habrían sido utilizadas en ritos relacionados con el culto al agua, probablemente en época prehistórica. A las afueras de Albalate, siguiendo la carretera local en dirección Ariño y tras pasar por la bellísima y recién restaurada ermita de San José, un camino se abre a la izquierda de la carretera. A lo largo de las lastras, podrán observarse unas zonas de canalículos y cazoletas excavadas en la roca, cuya misión parece estar relacionada con imprecisas creencias y ritos en relación con el agua. También se localizan otros canales cuya utilidad no se pone en duda, puesto que son mucho más largos y profundos desaguando en bancales, con destino a riego natural o en pozos hondos utilizados para almacenar agua y sobre los que incluso se levantó construcción alrededor con el fin de preservarlos de la suciedad y el polvo (aljibes). Las necrópolis se ubicaban, según la costumbre romana y visigoda, fuera de las ciudades y a lo largo de los caminos que confluian en ellas. El espacio destinado a camposanto es muy amplio y se extiende por varias plataformas rocosas de características similares. La extensa planicie de roca y su desnivel suave permitía el acceso sin dificultad y el aprovechamiento de un espacio rocoso, estéril evitaba fundamentalmente el tener que sacrificar las tierras tan necesarias para el cultivo. En época visigoda, la práctica funeraria común fue la inhumación, en posición de decúbito supino, existente en la Península Ibérica desde el siglo III d.C. Al muerto se le vestía y adornaba con alguna de sus pertenencias (fíbulas, cinturones, anillos, collares, pendientes, cuchillos, vasijas, etc.) esta costumbre se mantuvo hasta mediados de la segunda mitad del siglo VI, pocas veces hay evidencias del engalanamiento del cadáver. La presencia de algún recipiente en estas tumbas debe de interpretarse como una ofrenda no del continente sino del contenido, seguramente con un significado ritual, tal vez para libaciones. Probablemente se trataría de sustancias oleaginosas o perfumes. La escasez o ausencia de aguares en la exhumaciones realizadas en las Lastras obedece a dos fenómenos. En primer lugar, al saqueo indiscriminado a lo largo de todas las épocas, especialmente en el periodo musulmán, siglos del VIII al IX d.C.; que sufren las necrópolis para enajenar las ofrendas. En segundo lugar, a los diversos cambios en las prácticas funerarias. Las tumbas de las Lastras de San José están rebajadas en la roca y tienen forma de bañera, a modo de sarcófagos de piedra fijos haciendo innecesaria otra protección al tratarse de compartimentos bien conformados. El modelo común de sepultura resulta poco profundo, con una altura entre 20 y 30 cm. El cuerpo se cubre con tierra y finalmente, es colmatado con piedras de diferentes tamaños. Dos muestras extraídas de los huesos de la tumba 2 fueron sometidas a análisis radiocarbónico y las fechas obtenidas determinan un intervalo cronológico entre los años 530 y 598 d.C. En ese momento histórico la confesión arriana era la que, seguramente, acogían las gentes que vivían en Albalate del Arzobispo.

Terminada la visita a la necrópolis salgo de la ermita de San José  hacia Ariño por la carretera A-1401. Después de 7 kilómetros giro a la derecha por una pista, el indicador informa que este camino me lleva a la Ruta de los Estrechos, donde también hay numerosas pinturas rupestres. Esta ruta ofrece un singular recorrido por uno de los tramos más espectaculares del curso del Río Martín, encajado entre altivos cantiles y desafiantes farallones rocosos tan solo sometidos por la presencia de algunos vigilantes alados, este espacio alberga varios de los conjuntos de pinturas rupestres más destacados del parque cultural que ostentan además el título de patrimonio de la humanidad. Desde arriba  tengo una panorámica maravillosa de los Estrechos y la Central de Rivera , también diviso una pista acta para la bici y que se dirige hacia la central de Ribera, por lo que decido iniciar el descenso hacia el cauce del rio, la senda es estrecha y en muy malas condiciones ,sumado a los arbustos de la ladera convierten el descenso en un suplicio, el descenso lo hago prácticamente con la bicicleta al hombro, pero lo peor llegó cuando una vez en el cauce del rio, este llevaba tal caudal de agua que me era imposible cruzarlo para pasar a la otra orilla, donde debía tomar la pista que vi desde arriba. Después de esta amarga decepción inicié de nuevo penosamente el ascenso.

Una vez de regreso a la carretera  y recorrido 1 kilómetro termino de subir el suave puerto de La Pinarosa marcado a la derecha por el peirón de Nuestra Señora de los Arcos. A partir de aquí desciendo 2 kilómetros hasta el Puente del Batán, donde nada más cruzarlo hay un aparcamiento a la derecha de la marcha, donde dejo la bicicleta y a la izquierda la casa de los bataneros, donde comienza la ruta de la Sierra de los Arcos y que discurre Aquí hago un alto y desciendo hasta el cauce del rio Martín para contemplar la cascada del Batán y el inicio por el sur de la Ruta de los Estrechos. Después de disfrutar de este maravilloso rincón salgo de nuevo al aparcamiento del Puente del Batán donde montando de nuevo en la “bici” inicio una fuerte pendiente hacia arriba y al fondo una curva a la izquierda. Al salir de esa curva-en ese preciso instante- es cuando la Sierra de Arcos aparece ante nosotros como una repentina sorpresa, contemplada de frente y desde abajo, 300 metros más adelante y también a la derecha está la subida asfaltada al Santuario El sendero asfaltado me lleva entre pinares hasta el santuario de la Virgen de los Arcos, enclavado sobre un promontorio rocoso, que ofrece vistas panorámicas sobre la sierra y el valle. Ubicado en el término municipal de Albalate, el santuario de la Virgen de los Arcos ha gozado de gran devoción en la comarca. Fue levantado sobre una estratégica atalaya natural y está formado por numerosas estancias en edificios adosados, con un templo barroco del siglo XVII, año 1860, situado en el extremo norte, fue construido en ladrillo en el extremo del saliente rocoso. El templo presenta tres naves de cuatro tramos, la central cubierta con bóvedas de arista y las laterales de medio cañón con lunetos. Sobresalen en el interior los estucos de formas vegetales y vivo colorido que animan paredes y columnas y bóvedas. El altar mayor con el camarín de la Virgen está resaltado en altura por cúpula de linterna. Tanto la imagen como el retablo donde se aloja son obras modernas. Adosadas a la iglesia, adaptándose a la forma longitudinal de la roca, se sitúan la hospedería y otras dependencias, edificios de tres alturas construidos en tapial que han tenido diverso uso a lo largo de la historia. Tras haber sido residencia de franciscanos en los siglos XVII y XVIII, en 1834 el Ayuntamiento de Albalate se hizo cargo del santuario, que habilitó como hospital, Casa de Beneficencia o Instrucción Pública. Con la desamortización pasó a manos privadas aunque el edificio religioso volvió a depender de la Iglesia. Según la tradición en 1120 se apareció la virgen a un pastor en este mismo lugar de la sierra de los arcos donde una imagen suya había sido ocultada durante el asedio musulmán. La virgen pidió al pastor que levantara en su nombre un santuario y junto a él se edificó una hospedería para acoger a los que llegaran a venerarla. La antigua talla románica desapareció durante la Guerra Civil. El lugar ya había sido elegido y sacralizado por los hombres de la Prehistoria. Muy cerca, aguas abajo del rio Martín, se localizan varios abrigos (Recodo de los Chaparros y los Estrechos) con pinturas rupestres de diferentes épocas y estilos. Frente al santuario y bajo las Rochas de la sierra de los arcos, en término municipal de Ariño, se conservan 17 tumbas medievales talladas en la roca.

 Se accede al templo desde un atrio precedido por una gran escalinata. Esta atalaya rocosa fue cimiento de una posible fortaleza anterior, primero musulmana y después cristiana, vinculada a la localidad desaparecida de Arcos.

Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1983 (Hoy Bien de Interés Cultural) hasta hace pocos años estuvo ocupado por una comunidad de religiosas.

El interior puede visitarse el primer sábado de cada mes, de 10 a 13 horas en Julio, Agosto y de 11 a 13 horas el resto del año.

El cabalgamiento de la Virgen de los Arcos es una estructura tectónica del sistema de cabalgamientos de la sierra de los Arcos. El santuario se encuentra en el bloque inferior del cabalgamiento, asentada sobre conglomerados de hace un millón de años, la terraza más antigua del Río Martín. En el área donde nos encontramos, podemos ver espectaculares pliegues de yesos, margas y lutitas del Triásico Superior (formación, Keupert) originados durante la compresión alpina El talud de la carretera permite ver estratos de dolomías grises del final del Triásico que se superponen a areniscas lutitas y conglomerados de tonos anaranjados del Terciario. En los manantiales de Ariño puede apreciarse el límite entre evaporizas del Keuper y las calizas y dolomías de la Formación Imón .el promontorio de “La Virgen” supone  un espléndido mirador para observar o fotografiar la Sierra, si bien casi todo lo que abarca nuestra mirada ,excepto los primeros riscos rocosos empezando por la izquierda, es término de Ariño. Terminada la visita al santuario desciendo de nuevo a la carretera tomando dirección a Ariño entrando inmediatamente en la Comarca Andorra Sierra de Arcos, y a escasos 300 metros más adelante a la izquierda de la marcha está el  puente colgante que  permitía el paso a una central eléctrica, actualmente en desuso. Un poco mas adelante me paro a observar un azud sobre el Río Martín, a continuación un poco más arriba llego a las Fuentes de Ariño, también conocidas como Manantiales de los Baños de Ariño. Su flujo es constante durante todo el año y su temperatura superior a la ambiental. Desde antaño han tenido un uso terapéutico, como agua minero medicinal, y pertenecen a un acuífero muy extenso y profundo (500 metros de profundidad) formado por infiltración de agua de lluvia, junto a parte del caudal del rio Aguas Vivas. Sus propiedades medicinales, dermatológicas, gástricas, sedantes y colagogas se deben a la mineralización de sus aguas al atravesar rocas anhidritas, formadas por sulfato cálcico, que dan lugar a aguas sulfatadas bicarbonatadas cálcico magnésicas. a finales del siglo XIX tuvieron mucho prestigio, lo que motivó la construcción de varios edificios para hospedar a los visitantes ,que acudían principalmente en primavera y verano. El caudal se sitúa en torno a los 600 litros por segundo y la temperatura en torno a los 24 y 25 ºC (aguas termales), en la actualidad el antiguo balneario se encuentra en su segunda fase de rehabilitación. En el mismo manantial un cartel nos informa de las propiedades de estas aguas. El cartel reza así:

Aguas sulfato bicarbonatado, cálcico, magnésico que, desde hace más de un siglo, se han utilizado en terapéutica humana.

Por ser hipotermales, pueden ser utilizadas en balneoterapia calentándolas artificialmente.

Indicadas para el tratamiento de ciertas enfermedades del aparato digestivo, afecciones cutáneas, cura de diurésis y afecciones reumáticas principalmente.

Como recomendación, la temporada apropiada para ser utilizadas debe ser entre el 15 de junio al 30 de septiembre.

Zaragoza a 2 de octubre de 1973. Don Saturnino Mozota Sagargía Médico Director del Balneario de Panticosa. Académico de la Real Academia de Medicina de Zaragoza.

Desde las fuentes o Manantiales de Ariño llego a la Localidad minera turolense de Ariño. Situada en el piedemonte de la sierra de Arcos, junto al río Escariza, a 536 metros de altitud. Su población en 1998, era de 916 habitantes.; en 1978, 976 habitantes.; en 1950, 1.543 habitantes.; en 1900, 1.374 habitantes. Este pueblo minero, cuenta con unos baños de aguas termales, cuyo abandono se propone superar. En la carretera se asienta el poblado minero, en tanto que el casco urbano busca las alturas, de manera que el caserío se agrupa casi en su totalidad sobre la cima de un monte. La agricultura y ganadería han ido a menos, debido a que la principal fuente de riqueza se centra en los lignitos, de los que se extraen diariamente unas cinco mil toneladas. Celebra las fiestas del 14 al 18 de agosto, San Salvador y San Roque. La construcción de la Iglesia Parroquial de San Salvador, realizada en mampostería y sillería, tiene planta longitudinal con portada de un solo cuerpo y cabecera plana. En la portada se abre puerta de arco de medio punto y decoración barroca a base de motivos florales y geométricos, destacando la hornacina de San Salvador, incrustada en el entablamento. En el interior se abren tres naves y coro a los pies. La nave central se cubre con bóveda de medio cañón y las laterales con bóvedas sobre pechinas. Hay iluminación natural a través de dos hiladas  de vanos enfrentados en la parte superior de la nave central. Si paseamos por el interior podemos observar bastantes restos de estucos de estilo rococó. La torre campanario de cuatro cuerpos, dos enmascarados en planta, situada a la derecha de la cabecera. Sus dos cuerpos superiores tienen volumen cilíndrico y están realizados en ladrillo combinando arcos de medio punto ciegos, semiabiertos y abiertos. La división horizontal se realiza a base de frisos de ladrillo y decoración con pequeños óculos, igualmente enmarcados por ladrillo. Si la apreciamos con distancia, observaremos una clara inclinación. Ariño contaba con una puerta de acceso hoy desaparecida,”El Portal de los Santos” donde estaban las imágenes de San Fabián y San Sebastián. Estos santos fueron los protectores de la mencionada puerta de acceso a Ariño, y también aliados contra las pestes y las plagas. Terminada la visita a Ariño regreso por la misma ruta por la que he venido, a la altura del entro en la comarca del Bajo Martín, llego a Albalate con 69 kilómetros recorridos en esta maravillosa ruta.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Serafín Martín.

Fuentes propias y:

www. enciclopedia-aragonesa. com

www.parqueriomartin.com

 

http://es.wikipedia.org

Colección Rutas CAI - Nº 35 Bajo Martín Edita CAI – PRAMES.

Colección Rutas CAI - Nº 10 El Parque Cultural del Río Martín Edita CAI – PRAMES.

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