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Ruta 079; por el Matarraña 6 (Val de Zafán).

Antes de llegar a Valdealgorfa en un lado de la antigua carretera fotografío una cruz que recuerda la barbarie de la Guerra Civil. Y un poco más adelante, también en un lateral de la carretera, hacia la solana, una gran cruz de término de piedra, simulando troncos de árboles,

El 1 de Agosto de 2011 llego a Valdealgorfa con 6.012 kilómetros. La ruta de hoy discurre por la Vía Verde “Val de Zafán”. Esta vía verde comienza en la estación de Valdealgorfa y aunque  continua, terminaré en la estación de Arnes-Lledó, con un recorrido aproximado de 34 kilómetros entre las dos estaciones.

La idea de este ferrocarril partió, al parecer, de unas circunstancias singulares. Se dice que los militares barajaban la posibilidad de una invasión procedente del otro lado de los Pirineos. En tal caso, la siguiente barrera natural la formaba el valle del río Ebro. Un ferrocarril construido en la orilla derecha de dicho río serviría para abastecer a este eventual frente bélico.

Fueran estas u otras  las causas de su construcción, la historia de este ferrocarril es la historia de un sueño. Ya que obedece a la vieja aspiración aragonesa de tener un puerto marítimo y se plantea también como la forma de poder comercializar el carbón de las minas turolenses. Si algo caracteriza la creación y explotación de esta línea son los incidentes que detienen frecuentemente su construcción y que hará que se cierre antes de haber sido completada. Aunque, desde 1863, ya se proyectó la idea de construir una vía ferroviaria que permitiera conectar a Aragón con un puerto de mar para comercializar sus productos. El proyecto comenzó a tornarse en viable cuando el ferrocarril llegó a La Puebla de Híjar en 1879 desde Zaragoza.

El ferrocarril debía seguir hasta el Mediterráneo, El inicio de las obras se prolongó durante años hasta que, en 1889, con la contratación de 600 trabajadores ya se habían construido los primeros 14 kilómetros  pero las  obras no empezaron hasta 1891 en La Puebla de Hijar (Teruel). El primer tramo, de 32 kilómetros, entre La Puebla de Híjar y Alcañiz, se inauguró después de muchos problemas financieros de las empresas concesionarias, en 1895. Hasta 1942 no llegó a Tortosa (Tarragona),  siendo adjudicada desde el principio su explotación a Renfe.

En el diseño del trazado, que uniría la Puebla de Hijar con San Carlos de la Rápita (Tarragona), no solo se tuvieron en cuenta motivos comerciales, también se tuvo en cuenta una hipótesis militar, según la cual, ante una posible invasión desde los Pirineos, este tren abastecería toda la parte sur del Valle del Ebro, que actuaría como frontera natural. Y fueron motivos bélicos los que propiciaron que las obras se prolongaran hasta Tortosa, ya que la vía jugó un importante papel logístico en la Guerra Civil durante la Batalla del Ebro, gran parte de los obreros que ejecutaron la última fase de las obras de este ferrocarril fueron los propios prisioneros republicanos.

Pero el último tramo hasta San Carlos de la Rápita no se llegó a concluir nunca, quedando con un trazado de 110 kilómetros.

El ferrocarril, también, era conocido en la zona del Bajo Aragón como "la Torica"  y en la zona catalana como  “el Sarmentero”, ya que caminaba entre numerosos viñedos, estando en funcionamiento durante 31 años, hasta que en 1973, con el hundimiento de un túnel, cayó en desuso. Con el cambio de horarios producido en esta fecha desaparecen los trenes de la línea, substituidos por autocares definitivamente.

 

Valdealgorfa  es una localidad turolense, perteneciente a la Comarca del Bajo Aragón. Situado al noreste de la provincia, a 510 metros de altitud. Su población en 1998, era de  753 habitantes.; en 1978, 915 habitantes.; en 1950, 1.413 habitantes.; en 1900, 1.761 habitantes. Comprende la entidad de población de Las Ventas. A lo largo de la historia el término de Valdealgorfa ha contado con otros núcleos de población de menor entidad, tales como los caseríos de Falandrallo, Las Ventas, Plana del Viento, Talayas y Val de la Reguera. Gentilicio: Valdealgorfanos.

Situada en la Cuenca de los Ríos Mezquín y Guadalupe, su caserío está emplazado en un promontorio dispuesto longitudinalmente con orientación Norte, Sur, en la parte alta se originó el primitivo asentamiento, cuya envolvente curva aún se refleja en el plano. La población creció reclinada sobre la suave pendiente de su ladera,  dando origen posteriormente a un recinto amurallado, resistiendo el paso del tiempo los portales de Alcañiz y San Roque. Su cubierta vegetal es escasa con un predominio del paisaje agrícola, forestal dominado por olivos, almendros y en el caso de los cultivos, el cereal. En cuanto al monte o cabezo es habitual el monte bajo de romero, tomillo, y aliaga. También es frecuente el pinar de pino carrasco en mayor o menor densidad. La escasez de agua es la principal característica de la cuenca del Río Mezquín. Los caudales que este afluente vierte al Guadalupe son escasos,. No existen acuíferos ni surgencias importantes en el territorio. Esta escasez de agua ha provocado a lo largo de los siglos un afán por aprovechar al máximo este bien tan apreciado. Por ello es habitual ver numerosas norias, basurros, cullas y balsas ganaderas.  

El agua de las fuentes ha sido siempre objeto de aprovechamiento. Uno de los conjuntos de fuentes más interesantes del Mezquín se encuentra en Valdealgorfa en donde existen la llamada Fuente Vieja, La Fuente Nueva o del Chorre y el Pozo de la Cadena.

El nombre de la localidad se ha asociado tradicionalmente al término árabe “al-gurfa”, definido como un granero o zona alta de la casa. No sin dudas, podría pensarse que el origen del nombre hace referencia a una "val" con numerosos graneros, resultado de la fertilidad de sus campos. Recientes estudios realizados por A. Pellicer en su obra "Toponimia de Valdealgorfa" asocian el topónimo a un origen íbero o prerromano, cuyo significado sería la Val de la Fuente.

Como otros lugares de la Tierra Baja, Valdealgorfa formó parte de la donación que hizo Alfonso II a la Orden de Calatrava (1179). En la segunda mitad del siglo XIII pertenecía al alfoz o distrito de Alcañiz, que comprendía los pueblos de Alcorisa, Berge, La Mata, Los Olmos, Alloza, Crivillén, Cretas, Valdealgorfa, Valjunquera, Torrecilla y La Codoñera.  En 1495 contaba con 75 fuegos lo que equivaldría a unos 300 habitantes. La organización social se centró alrededor de la Cofradía de San Martín y Santa María Magdalena, fundada con toda probabilidad en el siglo XIII, y aprobada y confirmada canónicamente en 1539 por Paulo III, que realizó una gran labor social transmitida a nuestros días. Esta misma cofradía se ocupó del abastecimiento de aguas a la población y de construir una escuela pública, en el siglo XV. Al pie de la ermita de Santa Bárbara. Valdealgorfa dependió de la encomienda de Alcañiz hasta el año 1624. Por medio de la escritura de Concordia de 1624, entre la entonces villa de Alcañiz y sus barrios, Valdealgorfa consiguió su independencia junto con Valjunquera y La Codoñera. Esta concordia fue ratificada por el rey Felipe IV el 16 de diciembre de 1629, documento clave que supuso el nacimiento de Valdealgorfa como población independiente.

En 1672 se declaró, por acuerdo comunitario, la obligatoriedad de asistir a la escuela todos los hijos del pueblo. El palacio que sirvió de asiento a la mencionada cofradía cumple ahora, también, como Casa Consistorial. Esta cofradía, entendida como organización municipal paralela al concejo alcañizano, será el alma de la futura autonomía Valdealgorfana.

Lo primero que visito es un parque de reciente construcción donde me llama la atención la instalación de dos obuses, fabricados en 1966 por la “Fábrica Nacional de  Trubia”. En este lugar donde están instalados estos obuses, hay un gran ciprés, que  formaba parte del recinto del antiguo convento de religiosas de Santa Clara, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. (Fue fundado en 1622 por don Diego Ramírez). Según nos trasmite. Don salvador Pardo Castrón en su libro “Apuntes históricos de Valdealgorfa”, cuenta la tradición que en el año 1748 se originó en el termino una terrible tormenta huracanada. Santa Clara, aparecida en la cercana colina del Convento, desvió del pueblo la tormenta edificándose en acción de gracias unas pequeñas capillas que se encuentran próximas al otro gran ciprés situado en la citada colina. Según  otro relato de época tenía forma de nube «que formaba una serpiente, con cabeza, crin y cola, la qual por todos sus extremos de boca, narices, cola y alas iba arrojando llamas y abrasando quantas mieses y árboles encontraba». El «huracán violento de fuego y aire» que produjo y afectó a todo tipo de plantas (olivos, nogales, almendros) debió de impresionar de tal modo a las gentes que su relato, con algún que otro milagro, pasó al romancero, llegando a imprimirse en el mismo año.

El monasterio de la Purísima Concepción, del siglo XVII, es la sede del centro de día para jubilados, en la actualidad. De él destacan el magnífico claustro, con un aljibe en perfecto estado;

La Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad.  , construida en 1703, en mampostería y cantería, su planta presenta tres naves de seis tramos cada una. El conjunto está cubierto por bóvedas de de medio cañón con lunetos, reservando para el crucero una bóveda de pechinas con linterna.  La torre, situada a los pies, en el lado de la epístola, presenta cuatro cuerpos. El inferior, de cantería, presenta una profusa decoración, en especial en lo que se refiere a la cornisa de piedra que remata este primer tramo de la torre. Los tres cuerpos restantes son de ladrillo, presentando plantas octogonales y, como en el caso anterior, una rica decoración. El conjunto se remata con un chapitel en forma de bulbo. Por todas estas razones, además de por lo imponente de sus dimensiones y por el contexto arquitectónico en el que se encuentra, la torre de la iglesia de Valdealgorfa debe considerarse como uno de los mejores ejemplos del barroco turolense.  Para concluir debemos hacer una mención a la portada de la iglesia, de marcado carácter barroco, tal y como se pone de manifiesto con la presencia de dos columnas salomónicas exentas que flanquean un arco de medio punto culminado por una hornacina. Junto al templo se ubica la antigua casa de la cofradía, que acoge el ayuntamiento en la actualidad.

Ayuntamiento. Adosado a la iglesia parroquial, se trata de un sobrio palacio de tres pisos construido en cantería. El acceso al edificio se realiza por una portada adintelada y con friso superior fechada en 1802, aunque anexo a este encontramos otra, con arco de medio punto cegado, que data de 1601. La segunda planta presenta una línea de vanos regulares, mientras que en la última encontramos una logia de más de veinte arquillos de medio punto que se extienden por toda la longitud del edificio. El conjunto está rematado por un notable alero de madera decorada.

También interesante es la casa del Barón de Andilla, otro buen ejemplo de arquitectura renacentista. Casa-palacio de grandes dimensiones situada en esquina en la calle Estudio. De la fachada que da a la plaza destaca la galería del tercer piso, compuesta por ocho arcos ligeramente rebajados sobre columnas de fuste cilíndrico. De la fachada lateral destaca la portada original del edificio, compuesta por un arco de medio punto compuesto por grandes dovelas. Sobre la logia encontramos un alero de madera profusamente decorado.

Además de todo lo anterior, en el casco urbano hallamos la capilla abierta de San Roque y el arco de Alcañiz, que nos recuerdan que en el pasado la localidad se encontraba amurallada.

La nevera de Valdealgorfa, incluida en la "Ruta de las Bóvedas del frío" de las comarcas de Bajo Aragón y Matarraña, la nevera de Valdealgorfa es una construcción subterránea situada a las afueras del casco urbano de la localidad por la carretera que se dirige hacia la antigua estación de ferrocarril en un paraje conocido como el barranco de las Fuentes.  Construida a finales del siglo XVII, destacan sus proporciones, ya que tanto la bóveda -que se conserva completa- como la anchura de la construcción miden en torno a 8,4 metros, dando al conjunto una forma semiesférica. Como ocurre en otras construcciones de este tipo, está realizada en argamasa de cal y mampostería.  Las neveras o bóvedas de frío estaban diseñadas para conservar durante el año la nieve caída durante el invierno, sirviéndose de ella para conservar alimentos, utilizar la nieve con fines medicinales –como por ejemplo para bajar la fiebre-. También se vendía a los comerciantes de la costa levantina que venían con carros de pescado para vender por los pueblos de la comarca.  La rehabilitación de la nevera concluyó en 2007, siendo uno de los principales proyectos incluidos en el programa de restauración del patrimonio público valdealgorfano, permitiendo así que el visitante disfrute de un peculiar ejemplo del patrimonio local.

Celebra fiestas, para San Antón, el día 17 de enero, se encienden las típicas hogueras. El Lunes de Resurrección se celebra una comida en el campo. Localidad de la Ruta del Tambor y el Bombo, en la que destacan las "tamborradas” de Semana Santa. El fin de semana más próximo al 22 de junio se celebra Santa María Magdalena. Del 7 al 9 de septiembre son las fiestas mayores, en honor a la Natividad de la Virgen y San Fortunato, destacando la romería a la ermita del Buen Suceso, seguida de una comida campestre.

Terminada mi visita a la población desciendo hacia la estación de ferrocarril, pero antes de llegar a ella me llama la atención un solitario torreón en bastante buen estado de conservación. Sin embargo no consigo información alguna sobre el mismo. A escasos 100 metros de este se encuentra la estación abandonada de Valdealgorfa, desde donde tengo la intención de iniciar la ruta por la Vía Verde de la Val de Zafán. Mi intención es ir desde esta antigua estación  turolense de Valdealgorfa (tristemente abandonada a su suerte), hasta la estación  de Lledó-Arnes (Teruel-Tarragona). En la ruta de hoy el recorrido transcurre durante 29,5 kilómetros, por la Comarca del Matarraña, territorio de frontera de carácter Mediterráneo que alterna el bosque y la montaña, los llanos y sierras, de donde surgen sorprendentes pueblos tallados en piedra. Acondicionada para su recorrido tanto a pie como en bicicleta o a caballo, la vía verde discurre entre un paisaje típicamente mediterráneo en el que se combinan los campos de labor ocupados por olivos, almendros o viñas, con bosques de pinos, carrascas y sabinas. Además, en su recorrido se cruzan ríos de destacado valor ambiental y paisajístico como son el Matarraña o Algás, todo ello con los Puertos de Beceite como marco escénico.

Salgo de  La estación de Valdealgorfa con 2´59 kilómetros. 

Para comenzar el recorrido por esta Vía Verde, debía hacerlo, cruzando el túnel del “equinoccio”  túnel de 2.200 metros de longitud que atraviesa  la montaña, para que el trazado fuese más rápido y seguro. Recibe este nombre porque cuando el Sol está en su equinoccio, los dos puntos, en los que la eclipse corta al ecuador celeste, el Sol atraviesa por unos minutos los 2.200 metros de recorrido del túnel. El Sol está en el equinoccio de primavera en torno al 21 de de marzo y en el equinoccio de otoño alrededor del 21 de septiembre. Esta  magia  que se produce dos veces al año, en sus dos kilómetros de rectísima galería, son hoyados por la luz del amanecer en un fino, misterioso y efímero haz blanco.

Como el túnel del Equinoccio esta de momento cerrado para las bicis , han habilitado una alternativa debidamente señalizada, este primer tramo pues es compartido con vehículos a motor, que me obliga a pasar por una gravera con un intenso tráfico de camiones y una cuestecica después, que me lleva hasta un altiplano desde donde hay una magnífica vista de Valdealgorfa.

En el kilómetro 5, paro para fotografiar la balsa  ganadera que hay a mi derecha, y que está llena de ranas que asoman sus cabezas, como si estuvieran tomando el Sol. Las balsas ganaderas se realizaron en terrenos arcillosos que permitían la acumulación del agua, en una época donde los ganados tenían gran importancia, con la finalidad de disponer de puntos de abrevada para las reses a lo largo de todo el año. El mantenimiento y la limpieza de la canalización o “agüera” de las balsas eran de gran importancia ya que era la vía de recogida del agua de lluvia. Lo mismo ocurría con las “rebalsas”, pequeñas balsas que recogía las aguas encauzadas por la “agüera” y que permitían la decantación de las impurezas que arrastraban. El paso del agua a la balsa se hacía mediante filtro que se colocaba en el desagüe de la rebalsa, y que solía corresponder con una mata de aliaga. Algunas de estas balsas eran de grandes dimensiones (“las llamadas balsas anchas”), destacando las que encontramos en este recorrido: la Balsa Salvador y la Balsa Nova. De la primera se tiene referencia al menos desde el siglo XVI, y tradicionalmente también se empleaba  para bañar las caballerías y aplicarles arcilla. La limpieza de las balsas, que siempre se debe realizar en “Luna vieja” (menguante), se realizaba mediante la participación de los vecinos o ganaderos, arrastrando con las caballerías los carros y volquetes que se llenaban de tierra mediante su carga con palas o azadas.

En el kilómetro 8,30 dejo el camino asfaltado y entro en el inicio propiamente dicho de la Val de Zafán. Aquí hay paneles informativos, e indicadores con las distancias y direcciones de interés,  aquí el camino es de tierra con gravilla  flanqueado por carrizales, y después de ascender ligeramente, se abre una trinchera.

En el kilómetro 9´28 llego al primer puente que salva por arriba, la trinchera de la Val de Zafán, y comienza la pista asfaltada.

En el kilómetro 10´80, atravieso el primer túnel, tiene  una longitud de 61´20 metros y carece de iluminación artificial. La pista sigue ascendiendo suavemente

En el kilómetro  11,80    llego al segundo puente que salva por arriba, la trinchera de la Val de Zafán, y a continuación aparece la estación de Valjunquera. La estación está en estado de abandono y a merced del vandalismo, a pesar de esto el camino se me hace maravillosamente bello. Esta estación dista 3´9 kilómetros de la  población de Valjunquera.

En el kilómetro 12,80 llego al tercer  puente que salva, la trinchera de la Val de Zafán.

En el kilómetro 13,91 llego al cuarto puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán . El camino vuelve ha ascender levemente,

En el kilómetro 15´75, atravieso el segundo túnel sin iluminación, de 115 metros de longitud.

En el kilómetro 16,50 llego a la Estación de Valdeltormo, que como las anteriores está abandonada a su suerte. Valdeltormo está a tan solo 2´2 kilómetros de aquí.

En el kilómetro 17´69 dejo a la izquierda el desvío, que por pista se dirige a los poblados Ibéricos de Torre Cremada y Tossal Montañés que distan desde este punto 2,4 y 1,8 kilómetros respectivamente.

En el kilómetro 17´90 llego al quinto puente que salva, la trinchera de la Val de Zafán .

En el kilómetro  18,75 atravieso el tercer túnel que cuenta con  iluminación automática, este túnel describe una ligera curva y tiene 303 metros de longitud.

En el kilómetro 20´65 llego al sexto puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán.

En el kilómetro 20.97 llego al viaducto  de 275 metros de longitud, que salva el Matarraña mediante  una impresionante  obra de ingeniería. Para contemplarlo mejor desciendo hasta el cauce del Río Matarraña. Retomo de nuevo la vía verde, y enseguida llego a la Estación de Torre del Compte, que es la única por ahora rehabilitada y reconvertida en un restaurante hotel de cuatro estrellas (La Parada del Compte). En este punto llevo 22´90 kilómetros. El pueblo de Torre del Compte está a tan solo 2´2 kilómetros.

En el kilómetro, 23  paro ante la única fuente de agua potable que encontraré en todo el recorrido. Esta fuente está adosada a la pared de la trinchera  del ferrocarril.

En el kilómetro 23´52 llego al séptimo puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán  y pasado este, podemos contemplar el caserío de Torre del Compte.

En el kilómetro 25,30 llego al octavo puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán  y por el que discurre  la carretera que se dirige hacia Torre del Compte.

En el kilómetro 26,60 llego al noveno puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán, poco después el camino está protegido por una valla de madera.

En el kilómetro 31,80 llego al décimo  puente que salva la trinchera, de la Val de Zafán

Inmediatamente después de este último puente, en el kilómetro, 32,05 llego a la Estación de Valderrobres que como las anteriores  está en ruinas. Cuenta con área de descanso, pero no hay fuente de agua potable. Desde aquí hay 6 kilómetros a Valderrobres.

En el kilómetro 32,78 llego al undécimo  puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán.  A continuación la vía discurre por un altiplano, desde el que tengo una vista maravillosa de las sierras Tarraconenses de la Terra Alta.

En el kilómetro 34,41 llego a la Estación de Cretas que la están rehabilitando como albergue restaurante a los cicloturistas y andarines de la Ruta Verde. Cretas dista de la estación 1´6 kilómetros. Al final de lo que fueron las playas de esta estación, en el kilómetro 34,90, paso por debajo del  duodécimo puente que salva, la trinchera de la Val de Zafán. Desde aquí la vía desciende suavemente hacia el cauce del Rio Algás, frontera natural entre Aragón y Cataluña.

 En el kilómetro 35,48 llego al decimotercer  puente que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán.

En el kilómetro 37,87 llego al decimocuarto  puente  (Km 52 de la Vía Verde) que salva por encima, la trinchera de la Val de Zafán.

En el kilómetro 40,36 llego al viaducto de 245 metros de longitud,  que salva el cauce del Rio Algas. Este viaducto igual que el del Matarraña es de hormigón. Este puente enlaza las Comarcas del Matarraña (Aragón) y de la Terra Alta (Cataluña), durante los días estivales en unas pozas cercanas resulta frecuente ver vente bañándose. A continuación de éste viaducto  con 41,13 kilómetros llego a la estación de de Arnés –Lledó. La estación dista  1´5 kilómetros de Lledó. Muy cerca  de aquí desemboca el Rio Estrets, que procede del macizo de los Puertos y cuyo trazado discurre en su totalidad por tierras catalanas.

 

 

En el kilómetro 41,47 con Lledó a la vista y a escasos 1,5 kilómetros de donde me encuentro, decido iniciar el viaje de retorno en la linde con Cataluña, dejando para más adelante lo que queda del recorrido.

Regreso a Valdealgorfa  con un parcial total de 80 kilómetros.

Serafín Martín.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Fuentes propias y:

http://es.wikipedia.org/

http://www.viasverdes.com/

http://www.valdezafan.es/

http://www.valdealgorfa.es/

Colección Rutas CAI - Nº 23 Bajo Aragón Edita CAI – PRAMES.

http://www.enciclopediaaragonesa.com/

 

 

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