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Ruta 075 por el Matarraña 2:- Ventas de Valdealgorfa, Monroyo.

El 26 de Marzo de 2011 llevo recorridos un total de 5530 kilómetros.

La comarca del Matarraña se localiza en el Bajo Ebro aragonés, desde las vegas bajas del Ebro hasta las últimas estribaciones de la cordillera ibérica, concretamente en las escarpadas sierras de los Puertos de Beceite.

Limita al oeste con la comarca del Bajo Aragón y al este con la provincia de Castellón. Con una superficie de 933 Km2 y una población de 8.661 habitantes, conforman la comarca los siguientes municipios: Arens de Lledó, Beceite, Calaceite, Cretas, Fórnoles, La Fresneda, Fuentespalda, Lledó, Mazaleón, Monroyo, Peñarroya de Tastavins, La Portellada, Ráfales, Torre de Arcas, Torre del Compte, Valdeltormo, Valderrobres, y Valjunquera.

Es una comarca muy variada, llena de contrastes paisajísticos, donde podremos disfrutar de excursiones a pie, en bicicleta y en coche.

El Río Matarraña, es el eje vertebrador de esta comarca a la que da nombre desde los tiempos de la dominación árabe. Sus cristalinas aguas nacen en el macizo de los Puertos de Beceite desciende encajonado entre cascadas y pequeños lagos y atraviesa la comarca entre campos de almendros y olivos.

La comarca se asienta sobre una tierra llena de historia, con referencias ya de poblados paleolíticos, como el abrigo de los Secans de Mazaleón. También encontramos yacimientos de la época del neolítico con arte rupestre, destacando los restos situados en Cretas, declarados zona de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

También son numerosos los vestigios romanos, como los de San Cristóbal en Mazaleón, San Antonio en Calaceite y la Torre Cremada de Valdeltormo. Y tras los romanos, se asentaron los musulmanes que dejaron numerosos topónimos en municipios de la comarca.

Pero la comarca del Matarraña, tierra de paso hasta nuestros días entre las tierras del interior y el mediterráneo, alberga también una herencia con un rico y variado patrimonio histórico en cualquiera de sus poblados, donde el viajero podrá alojarse en las múltiples viviendas de turismo rural repartidas por las localidades.

Pueblos también de tradiciones, fiestas y celebraciones muy arraigadas y de honda raíz mediterránea y algunas tan curiosas como la subida del "panistre" en lo alto de las cabezas de las más guapas mozas el día de San Sebastián. El fuego es uno de los elementos culturales más representativos, típicas son pues las hogueras y los diablets, donde las gentes de esta tierra se disfrazan con curiosos trajes de diablos. Fiestas tradicionales con una honda raíz mediterránea, con una simbología que adapta al cristianismo antiguos temas paganos en los que se suele representar la lucha entre el bien y el mal.

 

 

 

Salgo de las Ventas de Valdealgorfa, por la carretera N-232 en dirección a  Monroyo.

En el kilómetro 7´50 dejo a la izquierda el desvío a Fórnoles y La Portellada..

En el kilómetro 7´72 dejo a la derecha el desvío a la Codoñera, que dista tan sólo 6 kilómetros desde este punto.

En el kilómetro 9´10 abandono momentáneamente la carretera para dirigirme al Monasterio de Monserrate.

La ermita de Nuestra Señora de Montserrate  que pertenece a Fórnoles, fue construida en el segundo cuarto del siglo XIV y una hermandad era la encargada de su mantenimiento, hospedando a los peregrinos que a ella acudían, por lo que quedó enmarcada dentro de la hospedería, que se ubica en un lateral del patio, que actúa a modo de claustro. Consta de una sola nave rectangular distribuida en tres tramos con  contrafuertes salientes al exterior, que se aprovechan para abrir una capilla lateral. Por haber sido reformado el primer tramo, únicamente resta el cubrimiento del segundo y del tercero, que, respectivamente, se realiza con bóveda de crucería y bóveda de cañón apuntada, que se repite en la capilla.

Los canecillos situados en la fachada, embebidos en una de las salas de la hospedería, son de lo más destacado de la comarca. Pero lo más sobresaliente son las figureas de la portada que se abre en el segundo tramo del muro meridional y eswtá formada por cinco arquivoltas, apoyadas sobre frisos de capiteles con figuras rígidas y achaparradas en exceso, cuya distribución es homogénea y lógica, ya que los representados en el friso izquierdo se refieren al ciclo del nacimiento de Cristo, incluyendo en este caso la figura del león como símbolo de la Encarnación, seguido por la Adoración de los Magos, el Sueño de José y la Huída de Egipto, con la Adoración de los Pastores intercalada entre ellos, transmitiendo la idea de que todos los hombres, pobres (pastores) y ricos (magos) acuden a postrarse ante el Niño, protagonista esencial de este friso. El derecho va dedicado casi plenamente al ciclo de la Gloria, si bien se inicia con  el tema de la Crucifixión, como si de un prólogo se tratara, para argumentar la temática del triunfo sobre la muerte con la Resurrección, tangible a través de las Tres Marías Mirróforas y la Aparición a María Magdalena, con la intercalación simbólica de la Ascensión a los cielos, mostrada a través del cordero con el pájaro sobre su lomo.

En esta ermita podemos contemplar unos  hermosos cipreses, considerados el conjunto de cipreses más importante de Aragón. De la madera del ciprés, están hechas las puertas  de la Basílica de San Pedro del Vaticano, 1200 años después siguen sin mostrar signos visibles de deterioro.

 

 

 

 

En el kilómetro 10´90 dejo a la derecha el desvío  Belmonte de San José que dista 8 kilómetros desde este punto.

En el kilómetro 12´82  dejo a la izquierda el desvío a Fórnoles  que dista tan solo 3 kilómetros desde aquí.

En el kilómetro 13´55 paro a la derecha `para contemplar lo que `parece un castillo, sin embargo, resulta ser la Masía de San José del Pou del Brans de estilo peculiar y personal del dueño.

En el kilómetro 16´20 dejo  la izquierda el desvío a Ráfales  que dista 8 kilómetros desde este punto.

En el kilómetro  18´49 dejo a la derecha el desvío a la Cerollera y Cañada de Verich.

En el kilómetro 20 termino de ascender y la carretera inicia un leve descenso.

En el kilómetro 23´50 me desvío a la derecha para visitar el Monasterio de la Consolación, reconvertido en un maravilloso Hotel Restaurante. Llego a este por pista de tierra en el kilómetro 23´74.

Según cuenta una leyenda popular, la construcción de la ermita fue encargada por un caballero que habiéndose perdido en la nieve se refugió en las entrañas de su caballo para no morir congelado. En ese momento, juró que si se salvaba haría construir una ermita en honor a esta virgen para que otras personas pudieran recibir consuelo. 

Esta ermita está situada en una llanura, al pie y en el extremo NE del Cap de la Serra. Existen referencias documentales de la existencia de una ermita en Monroyo dedicada a la Virgen de la Consolación -también conocida en la población como Nuestra Señora Plovedora (en relación a la lluvia)- desde el s. XIV. Sin embargo, la ermita actual es muy diferente arquitectónicamente a la original. Se trata de una reconstrucción de la primera mitad del siglo XVIII, con el atrio datado de 1731. Es una obra barroca construida en mampostería y con planta de cruz latina de una sola nave y cúpula de crucero. Fue ampliada en 1773 y posteriormente en 1903.
Adosada al edificio principal se encuentra la casa del ermitaño que, según la fecha en el arco de entrada, fue construida en 1562. En su interior destaca el suelo empedrado con cantos rodados y las paredes exteriores aparecen adornadas con conchas de Santiago. El marqués de Santa Coloma, que tenía un palacio en la población, la mandó reconstruir en 1731 y, seguramente, la utilizaba como residencia temporal cuando visitaba la ermita. Estuvo habitada hasta el año 1925 por la familia que cuidaba del ermitorio. Durante la guerra civil, entre marzo y abril de 1938, se instaló aquí un hospital de campaña. Los vecinos de Monroyo acuden cada lunes de Pascua a la ermita para celebrar una gran fiesta que cuenta con una larga tradición y a la que, antiguamente, concurrían muchísimas personas de todos los pueblos de la zona.

Frente a la ermita, se encuentra el “Olmo de la Consolación” que fue destacado como uno de los árboles singulares del Matarraña. Aunque en la actualidad hay que lamentar que se haya secado, ha dejado muchos hijos a su alrededor.

 

 

En el kilómetro 26´40 llego a Monroyo. En la entrada una señal ,nos indica que estamos en uno de los múltiples Caminos de Santiago.

La Iglesia parroquial de Monroyo, está dedicada a la advocación de Nuestra Sra. de la Asunción, es una de las pocas iglesias originarias del siglo XIII que no se sitúan en el núcleo elevado de la villa. Esto es así porque ya existía anteriormente otra iglesia en la población ubicada en la parte alta, en el cerro de la Mola, y en 1287 el comendador de la orden de Calatrava autorizó la construcción de una nueva iglesia que sustituyó la anterior y se edificó justo al límite del recinto amurallado.

El edificio actual es una reforma de la construcción gótica original (de la que aún pueden verse los arcos) realizada en el s. XVI con transformaciones posteriores. Así, la portada y la mayor parte de la estructura son de estilo renacentista, mientras que en su interior existen elementos barrocos y neoclásicos.

Es un templo de tres naves, de las que la central se prolonga en la cabecera poligonal y se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, de estilo barroco. La torre-campanario, de tres cuerpos y planta cuadrada, quedó inacabada por la muerte de su constructor y ha sido restaurada en los últimos años. El contrafuerte sobre el que se apoya formaba parte de un antiguo portal de la muralla. En la parte posterior de la iglesia se encuentra el antiguo cementerio.

En el interior se conservan algunas piezas de interés, como un órgano de 1887, restaurado recientemente, construido en la población vecina de Belmonte por Francisco Zurita; una pila bautismal, de estilo románico, de piedra tallada en una sola pieza; pinturas murales realizadas por el artista Fornos en 1954 y una talla de madera de Nuestra Sra. de la Asunción.

 

La Placeta Vieja y  el Hostal

  La placeta Vieja es uno de los rincones con más encanto de Monroyo. Se trata de una plaza pequeña y alargada que forma un curioso punto de confluencia entre las calles Llana, Santo Domingo, Collado y Gigantes, además de las callejuelas del Hostal y de la calle Llana. Esta interesante intersección se produce por la estructura urbana medieval de la villa; un asentamiento en ladera con un núcleo central elevado y calles que recorren el entramado longitudinalmente, curvándose siguiendo el relieve del promontorio y encontrándose entre ellas en forma diagonal, con pocas calles transversales.

En la Placeta podemos apreciar algunas casas de interés artístico-arquitectónico, como la casa Caldú y el Hostal. La primera (situada en la esquina con la calle Collado) es donde, según la voz popular, la orden de Calatrava recibía los diezmos. El Hostal es una casa-palacio con elementos góticos y renacentistas que conserva el escudo nobiliario, probablemente del conde Borrás, en la portada. Posteriormente, y hasta mediados de los años 1960, funcionó como hostal, de donde toma su nombre popular. Durante la Guerra Civil las tropas franquistas, comandadas por el general Camilo Alonso Vega, establecieron en este edificio su cuartel general cuando ocuparon Monroyo el 1 de abril de 1938. El frente de guerra castigó con dureza esta zona, con encarnizados combates y continuos bombardeos por parte de la aviación.

 

Plaza de Josa

Se trata de una plaza relativamente moderna ya que ocupa el solar donde antiguamente estaba ubicada una de las casas de la familia de los Josa, de la que recibe su nombre por haber hecho la donación. Esta casa, que era una de las más grandes del pueblo, fue derruida entre finales del siglo XIX y principios del XX y, posteriormente, se construyó aquí la plaza.

Cabe destacar, además de la Iglesia, tres elementos que convergen en esta plaza. En primer lugar, la Barbacana, que es el muro que la separa de la calle Gigantes y protege a los viandantes del gran desnivel. En perpendicular a la Barbacana, desciende en escalinata la Calle Empedrada, llamada así por el tipo de pavimento tradicional. Por último, encontramos varias casas señoriales, como la Casa de Raimundo o Casa de les Xiques (del siglo XVI) que, según la tradición oral, podría haber sido la residencia del comendador de la Orden de Calatrava en la villa.

Es la plaza más grande del pueblo y desde su construcción se ha convertido, junto con la plaza del Ayuntamiento, en el centro de las actividades sociales, como las Fiestas Mayores -celebradas en torno al 15 de agosto en honor a la Virgen- o la Feria de Artesanía y Alimentación que se organiza el primer fin de semana de noviembre y que tiene sus raíces en la concesión real que recibió Monroyo en 1382 para la celebración de una feria anual. 

 

El Castillo y  la Torre del reloj

En esta altiplanicie, aprovechando su inaccesibilidad y su estratégica situación, se alzaba antiguamente el castillo de Monroyo cuyos restos han sido declarados Bien de Interés Cultural (B.I.C.).

En su origen debió de ser un alcázar musulmán, aunque las primeras noticias escritas corresponden a la época medieval, posterior a la conquista cristiana (1169). Esta fortaleza llegó a constituir la cabecera de un amplio dominio de la Orden de Calatrava, que tomó posesión de ella en 1209. Este dominio incluía nueve de las actuales poblaciones del alrededor, además de Monroyo: Peñarroya, Torre de Arcas, Herbés, el Boixar, Benifassà, Fredes , Fórnoles, Ráfales y Belmonte.
En el interior del recinto amurallado se ubicaba la iglesia de Santa María de la Mola (s. XII) que fue la iglesia principal de Monroyo hasta el siglo XIII, cuando se autorizó la construcción del actual templo en la parte baja de la villa.

En la actualidad, de aquella fortaleza sólo se conservan restos de la bassa del Castell (donde ahora se encuentran los depósitos del agua), una cisterna excavada en la roca y vestigios de la base de la muralla en la zona norte. La causa principal de su destrucción fueron los tres incendios que sufrió; el primero, en 1705 durante la Guerra de Sucesión y, los otros dos, en las Guerras Carlistas. Fue especialmente devastador el incendio de 1839 en todo el casco urbano por parte de las tropas del general carlista Llagostera, el cual motivó el apelativo de sucarrats a los habitantes de la población. Según la tradición oral, las piedras del castillo fueron reutilizadas después  para la reconstrucción del pueblo.

 

El Ayuntamiento

Monroyo vio terminada su Casa Consistorial -de estilo renacentista- en 1588, aunque seis años después tuvo lugar una importante ampliación en la que se añadió un nuevo edificio. La construcción se hizo sobre los restos de edificaciones góticas anteriores a las que corresponden los arcos apuntados que encontramos.

En 1705, durante la guerra de Sucesión, las tropas de Felipe V incendiaron el edificio que fue restaurado en 1781. Más recientemente, en 1981, la corporación municipal encargó una importante reforma para permitir su funcionabilidad como administración local y habilitar espacios culturales.

El edificio se estructura en tres plantas. La planta superior, con acceso desde la calle de arriba, acoge el Consultorio médico y la Biblioteca; anteriormente había albergado la Escuela y la Casa del maestro. En la planta intermedia se ubican las dependencias del Ayuntamiento y -con entrada por la calle lateral- dispone de salas para exposiciones. En la planta baja se encuentra la Lonja, de tres vanos y doble crujía, y la antigua cárcel.

Antigua Cárcel de Monroyo

EMPLAZAMIENTO: Planta baja de la casa consistorial de Monroyo. Este edificio presenta una bella fachada principal, estructurada en  tres plantas. En la primera se abre una amplia "lonja doble", definida por arcos de medio punto (en la línea de la fachada) y rebajados (espacio interior). La planta noble conserva dos interesantes vanos adintelados, con alfeizáres de piedra y enmarcados por molduras. En este caso no se desarrolla la típica galería superior, abriéndose unas sencillas ventanas adinteladas. Un gran alero de piedra y ladrillo remata esta fachada. Su fachada posterior es muy sencilla, construida en mampostería recubierta con estuco. En ella se abre una puerta en arco de medio punto con la fecha de 1594.

CRONOLOGÍA: Esta cárcel se incluye en el edificio consistorial, obra que se construyó en varias etapas. La primera se construyó en 1588 y se amplió seis años más tarde con una edificación de menor calidad. En 1781 se llevó a cabo una importante reforma en su planta noble.

DESCRIPCIÓN FORMAL: Cárcel estructurada en tres espacios o habitáculos intercomunicados: de la primera estancia se pasa a la segunda por medio de una sencilla puerta en arco muy rebajado y la segunda está comunicada con la tercera por un vano similar. La primera instancia se identifica con la vivienda del carcelero y las otras dos se utilizaron como calabozos.

Acceso: Sencilla puerta de arco rebajado, enclavada en el muro del fondo de la  lonja, junto a la puerta de acceso al Ayuntamiento.
Vanos de iluminación: Sólo la primera estancia tiene una pequeña ventana que la comunica con el exterior. Vano protegido con una robusta reja.
Cubierta: Los tres espacios presentan cubierta abovedada: bóveda de cañón ligeramente apuntada.
Pavimento: Tierra.
Muros interiores: Muros de mampostería, sin ningún tipo de enlucido.
GRAFFITI: No conserva.

MOBILIARIO: En cada una de las tres estancias se conserva una letrina de ángulo. Están realizadas en piedra y debieron compartir un sistema de desagüe o  "pozo negro" común.

OBSERVACIONES: Sobrecoge la sensación de aislamiento de los dos calabozos interiores, aunque son más amplio que los de otras cárceles similares, como las de Peñarroya de Tastavins y Torre del Compte.

 

El Portal de Santo Domingo

Uno de los elementos destacados del patrimonio arquitectónico de la Comarca del Matarraña/Matarranya son los portales–capilla. Estos portales se situaban en las murallas para dar entrada y salida al recinto de la villa. Posteriormente, a la función defensiva se le añadió la religiosa con la construcción de capillas en la planta superior. 


Monroyo tenía cuatro portales en sus murallas. De ellos, el portal de Santo Domingo, el situado más al sur del casco urbano, es el único que se conserva. De los otros tres, quedan algunos vestigios del Portal de la Iglesia y del de San Roque -derruido pocos años después de la Guerra Civil (1936-1939) para posibilitar el paso de camiones al interior de la población-, mientras que del portal del Collado sólo queda la memoria oral y la documental.

La construcción actual de este portal-capilla data de mediados del siglo XVIII, aunque su origen es medieval. Su nombre procede de la antigua existencia, en el piso superior, de una capilla dedicada a este santo. Durante muchos años estuvo en ruinas debido, posiblemente, a los estragos de la guerra de Sucesión del siglo XVIII o de alguna de las guerras carlistas del siglo XIX, cuando el pueblo fue quemado tres veces en poco más de cien años. Finalmente, en 1993 se restauró y reconstruyó el portal, aunque quedó por restablecer la capilla.

 El Pozo de la Villa

Entre las aportaciones que la cultura árabe hizo a la Península Ibérica, fueron muy importantes sus innovadoras técnicas de cultivo. Cabe destacar sus avanzados sistemas de regadío, que garantizaban el cultivo en territorios hasta entonces descartados como yermos.
Según la tradición popular, este interesante pozo podría remontarse a los tiempos de la dominación musulmana (s. VIII-s. XII), aunque esto es difícil de probar documentalmente y más aún si tenemos en cuenta que la construcción actual no tiene más de 200 años de antigüedad.

El pozo se encuentra situado muy cerca del casco urbano, junto al antiguo camino de Valdealgorfa. Se utilizaba para el abastecimiento de boca y usos domésticos. Accionando la rueda, se ponía en marcha el mecanismo interior con sistema de noria y se recogía el agua por los grifos. A partir de 1967, las casas dispusieron de agua corriente (con toma en la Font Nova,  barranco de la Grèvol), aunque sólo durante unas horas al día, y el pozo dejó de ser tan frecuentado. Finalmente, cayó en desuso en 1979 cuando se construyó la elevación de aguas desde otro punto más caudaloso a 5 km de la población (els ullals del Roig en el río Escorza o Riu de Mont-roig) que es una de las dos tomas de agua vigentes en la actualidad.

También se iba a buscar agua a otras fuentes cercanas al pueblo, como la Font de les Forques y la font del Domenge. Además, muchas casas de la población disponían de pozo o de una cisterna en su interior.

Otro sistema de abastecimiento de agua, en este caso para los animales y otros usos, eran las balsas que recogían las aguas de lluvia. En Monroyo había cuatro: la balsa del Castillo -hoy convertida en depósito-, la balsa del Molí -que todavía se conserva, cerca del Portal de Santo Domingo, la balsa la Llana y la balsa de Sant Miquel -desaparecida-

La Ermita de Santa Bárbara

De las tres ermitas que había en el término de Monroyo (la de la Consolación, la de Santa Bárbara y la de Santa Ana) ésta es la que está más antiguamente documentada. En un testamento de 1324 constan diversos legados a esta ermita. Por ello, debía existir un edificio anterior, seguramente de estilo gótico, sobre el que se construyó el actual templo, datado en 1803 y de estilos barroco y neoclásico.

El edificio se encuentra en estado de ruinas desde la Guerra civil (1936-1939). En 1938, se estableció el frente de guerra en los alrededores de esta ermita durante algunos días. Aunque, según la voz popular, las bombas no consiguieron afectar a la construcción. La ruina de la ermita comenzó al inicio de la guerra cuando se quemaron todas las imágenes y se desmontó el tejado para cubrir los lavaderos de la Font del Domenge.

Hasta la Guerra civil, los vecinos de la población y de las masías subían en procesión cada 4 de diciembre y después de la misa se repartía el tradicional “pamboli” bendecido (pan con aceite). El 3 de mayo, día de la Santa Cruz de Mayo, tenía lugar aquí la bendición de los términos y se obsequiaba a los asistentes con la “prima” (una pequeña torta de pan).

Adosada a la ermita se encuentra la casa del ermitaño. Estuvo habitada hasta la última guerra carlista (1872-1876), aunque después el ermitaño continuó subiendo para tocar la campana dos veces al día. Según la memoria popular, el marqués de Santa Coloma, que tenía una casa-palacio en la población, pasó aquí la cuarentena durante la epidemia de cólera de 1885.
La ermita está ubicada al suroeste del Cap de la Serra, a 905 metros de altura y orientada de este a oeste. Es de una sola nave y tenía bóveda de cañón. Mide unos 30x10 metros de planta.

El cielo comienza a cubrirse de nubes, amenazando lluvia por lo que decido iniciar el viaje de regreso

 

Salgo de Monroyo con 28 kilómetros iniciando el camino de regreso por la misma ruta.

En el kilómetro 53´58 regreso a las Ventas de Valdealgorfa, principio y final de esta etapa.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Serafín Martín.

 

Fuentes Propias y:

 

www.portalmatarranya.org.

//www.cerespain.com/penarroya_de_tastavins.html

tp://fuentespalda.com.es/

 

 

 

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