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Ruta.-003 Ruta del agua 4.

Almunia de San Juan, Monzón, Pueyo de Santa Cruz, Alfántega, Binaced.

 

Dedicada al vecino de la Almunia de San Juan, Salvador Obis.

 

El 1 de Noviembre de 2006 salgo de Monzón sin perdida de tiempo hacia Almunia de San Juán. El término "Almunia" procede del árabe Al-munya, y viene a significar: huerta, granja. ” (Explotación agropecuaria musulmana) entre los siglos IX-X, aunque aparece tardíamente en la documentación medieval. Confluyen en Almunia de San Juan los paisajes áridos y esteparios de los Montes de Gesa, con su característica coloración blancuzca, la abrupta formación de crestas de arenisca con sus árboles de encinas y sobre la que se sitúa el casco urbano y en las inmediaciones el pintoresco valle del río Cinca.
Delimitando su término por el oeste, el río Cinca y el núcleo agrícola de Ariéstolas completan una variada gama de paisajes en torno al municipio, que con sus contrastes, supone una interesante oferta para los amantes del medio natural.
Los primeros pobladores de Almunia de San Juan podemos situarlos en los  más de la docena de yacimientos prehistóricos localizados en el término municipal de Almunia de San Juan pertenecientes a la denominada edad del bronce (3000-1250 años a.C. aprox.), una densidad de población muy significativa, agrupándose los poblados en dos zonas claramente definidas y diferenciadas: la de las Gesas y la del río Sosa.

 

Como ya hemos dicho el origen de la villa puede situarse como “almunia o explotación agrícola musulmana. Las almunias eran explotaciones agropecuarias, alejadas de núcleos importantes de población, que en algunos casos, aparte de su función económica podían desempeñar a la vez una función defensiva. Es de reseñar el óptimo aprovechamiento de los recursos naturales, derivándose de unas formas de utilización intensiva de la tierra y sumamente respetuosas del equilibrio del ecosistema. Las obras hidráulicas multiplicaron y mejoraron los regadíos, se construyeron presas, azudes y ampliaron la red de acequias iniciada en época romana.

Más tarde las Ordenes militares (templarios y sanjuanistas), tuvieron  propiedades en la villa, teniendo una gran importancia la influencia de las órdenes militares, Templarios y Sanjuanistas, en la historia de Almunia de San Juan. A partir de mediados del siglo XIII, cuando la villa se convierte en Señorío del Obispo de Lérida, hasta el siglo XIX, con sus tomas de posesión y actos de homenaje y fidelidad, que continúan hasta finales del siglo XVIII.  En el x. XIV, mientras se celebraban cortes en Monzón, Juan I el Cazador rey de Aragón, fijo su residencia en Almunia de San Juan e igualmente en el x. XVI ofreció morada a los venidos a cortes.
Hay numerosos vestigios medievales se han localizado en el término de
Almunia de San Juan que abarcan pequeños restos de poblamiento, enormes silos de almacenamiento, despoblados, "torres", e incluso un "Castellum". Los abastecimientos de agua y obras hidráulicas asociados a este período son de gran importancia. Los aljibes constituyeron un sistema de captación y almacenamiento de agua original presentando en Almunia un conjunto que algunos especialistas no han dudado de calificar de monumental y "único en Europa"…

El siglo XVI fue un periodo turbulento en la historia de Almunia, los conflictos con Monzón son numerosos. Es tiempo de revueltas y bandoleros. Las alteraciones en Ribagorza, cuyo Conde poseyó en Almunia distintos tipos de jurisdicción, sembraron de zozobra la comarca litorana. La guerra de Secesión catalana (1640-1652), y la epidemia de peste inmediatamente desatada son dos trágicos episodios en la historia almuniense. Con la llegada del siglo XVIII comenzó otro conflicto en España, que implantó a la dinastía borbónica en el poder y cuya política centralizadora llegó a los últimos rincones del país. Consecuencia de esto se produjeron drásticos cambios en el gobierno y haciendas municipales de Almunia de San Juan.

En el pasado existía un núcleo de población asentado en el monte de la Orilla, que poseía su propia jurisdicción y términos diferentes a los de Almunia y sus vecinos, con sus propios dueños o señores temporales. A éstos, a su vez, pertenecía desde al menos, el siglo XV la finca conocida como el Palacio, dentro del casco urbano almuniense, y un importante lote de tierras en la localidad. Otro núcleo de población fue y es Ariéstolas, de origen romano, con su posterior pertenencia a templarios y sanjuanistas, pasando a formar parte del término municipal de Almunia en el siglo XIX.

El casco urbano almuniense un notable interés, con un conjunto de edificaciones o casas solariegas construidas de acuerdo a un tipo común, difundido en la segunda mitad del siglo XVI y que perdurará hasta el XVIII perteneciente a miembros de baja nobleza o labradores con fuertes patrimonios.

En la plaza Agonac se encuentra El templo parroquial de San Pedro, barroco con elementos anteriores propios del s. XVI y ábside románico se  enmarca junto al edificio del Ayuntamiento. Desde aquí subo a la ermita de la Magdalena, antigua torre de defensa y espléndido mirador.

 

Estando en el mirador,  entablo conversación con un vecino Salvador Obis , me comenta que fue herrero ,y que ya está retirado, pero que tiene en su casa un museo de esculturas, hechas por él mismo y acompañados por un amigo de él ,visito su museo. Su museo se llama  Estrella Obis Gónzález (lleva los apellidos de él y el de su esposa) Las esculturas son muy originales, hay un ciclista, un esquiador, la Torre Eifell, unos herreros en su fragua, y una pareja, donde la figura femenina es una lechera en homenaje a su esposa, que tenia esa profesión. En el taller me enseña el próximo proyecto que está en fase muy avanzada, es el Sifón de Sosa, a escala 1/100. Semanas más tarde recibí un correo suyo donde me mandó fotografías del sifón de Sosa con niebla y de la maqueta ya terminada y que como se puede ver ya está expuesta en el museo, las fotografías son de su hijo al que estoy muy agradecido por su interés.

Después de esta agradable visita, parto al motivo principal que me ha traído aquí, los aljibes salgo de nuevo del pueblo y pasando un Peirón dedicado a San José a la izquierda entro en un camino que me lleva a los Aljibes de Campián.

El conjunto está formado por dos aljibes excavados en la parte baja de la vertiente sur de la formación de  roca arenisca situada en este lugar del término municipal de la Almunia de San Juan conocido como Campián.

Al comenzar mi ascenso por el camino delimitado por una sirga anclada con soportes de hierro asciendo por la vertiente norte de esta peña rocosa, desde donde observo una red de canalillos tallados en la roca que discurren por toda su superficie para terminar desaguando el agua de lluvia recogida, que discurre por declive en ambos aljibes.

Los canales tienen una profundidad que oscila entre los 20 y 25 centímetros, aunque en algún tramo alcanzan los 80 cms. Y una anchura que va de los 10 a los 42 cms. El segundo de los aljibes, el más grande se encuentra poblado con unos peces de pequeño tamaño llamado gambusias de la familia de los Poecílidos perfectamente adaptados a esta agua que presenta temperaturas extremas según la estación climática, se alimentan básicamente de larvas de mosquito, algas insectos y plantas acuáticas, evitando así la existencia de focos infecciosos

Estos aljibes similares a otros muchos excavados en distintos puntos del término municipal, tenían como finalidad la recogida de la máxima cantidad de agua de lluvia posible, construidos siempre en puntos alejados de corrientes superficiales y manantiales para suplir de ese modo las necesidades de agua de boca.

En el entorno de estas infraestructuras hidráulicas se constata la presencia de diversas plantas aromáticas como el tomillo, el romero, y una leguminosa ornamental, la retama. La roca arenisca se encuentra recubierta de líquenes que le dan esas tonalidades pardas oscuras.

En archivos históricos se conservan documentos de ordenanzas municipales sobre el uso de estas construcciones que datan del siglo XVII, en ellos se regula su uso para garantizar la salubridad de las aguas y el beneficio igualitario para la población. El origen de estas construcciones se remonta probablemente a época musulmana (siglos X-XII): La población de ese tiempo vivía en almunias dispersas dedicadas a la agricultura y fueron estos pobladores los que desarrollaron y perfeccionaron los sistemas de captación, almacenaje y transporte de agua por medio de la construcción de acequias, azudes, cisternas y aljibes. Suelen tratarse de construcciones de planta rectangular excavadas en la roca, con una profundidad que oscila entre los 0’50 y los 2 metros, con una longitud que esta entre los 3 y los 13 metros, que serían los más grandes existentes en el municipio. Los aljibes se completan con canales , escaleras ,peldaños tallados en el interior y cubetas labradas en el exterior para facilitar el depósito de vasijas u otros recipientes usados para la recogida y el transporte de agua, así como abrevaderos adosados para dar de beber a los animales.

Desde aquí regreso de nuevo hasta Almunia para introducirme por el camino del cementerio municipal que me llevará hasta el Sifón de Sosa.

Gracias a esta obra de ingeniaría, no reñida con la elegancia arquitectónica, el Canal de Aragón y Cataluña salva el valle del río. Inaugurado en 1906 por el rey Alfonso XII, supuso la más atrevida apuesta de la ingeniería española en aquellas fechas y sirvió de obligada referencia a numerosos proyectos de obras públicas en nuestro país. Aunque parezca increíble su arquitectura me recuerda a los palacetes de la Granja de San Ildefonso de Segovia. Como digo una belleza de la Ingeniería Hidráulica.

Sin entretenerme más me dirijo a Monzón donde destaca por encima de él vigilante en su atalaya su fortaleza Templaría. Paso por la iglesia de Monzón a la que no entro, y enseguida comienza una buena cuesta, me dirijo a la oficina de información donde me atienden amablemente y me guardan la bicicleta para visitar la fortaleza.

La gran mole arquitectónica descansa sobre solemne roca terciaria. Al parecer, aquí estuvo la ceca ibérica Mansha y, según muchos autores, la Tolous del Itinerario de Antonino. Durante la musulmanización fue una fortaleza muy conflictiva, alabada por los autores árabes, sobre todo, Al Razzis y Al Udri

La entrada primitiva al castillo pudo estar en la ladera sur, donde han sido descubiertos los restos de dos templos superpuestos dedicados a San Juan (S-XI-XIV). El acceso actual fue en época moderna para dificultar el avance de un enemigo invasor. Lo primero que visito es la Batería de las Horcas, puesto avanzado de artillería y guardia de principios del siglo XVIII, con sus garitas para la fusileria. Sigo subiendo y pasando la primera puerta fortificada llego al calabozo de San Miguel o caballerizas, que esta excavado en la roca, atravesando de lado a lado el castillo. Sigo ascendiendo y atravieso la segunda puerta fortificada llegando a la parte más elevada y antigua del bastión, donde entorno a la torre del homenaje (S. IX-X) de origen musulmán.

Por sorpresa o traición, fue reconquistada por Sancho Ramírez y su hijo, el infante-rey Pedro I (1089), colocando la cabecera del reino de Monzón, capilla real de San Juan

 

El Cid pasó por esta fortaleza pactando con sus valíes. Entre sus célebres señores, citamos a Ramiro, casado con la hija del Cid y posesores de la Tizona, que los templarios custodiarán dentro de la fortaleza; hijo de Ramiro y Cristina fue el futuro rey de Navarra y señor de Monzón, García Ramírez.

 

En 1143 fue entregada a los templarios, quienes transformaron la fortaleza en convento, con edificios de estilo militar cisterciense, la capilla, el refectorio y su cisterna (en restauración), los dormitorios, las cárceles de la Encomienda; la torre árabe, a modo de opus spicatum (siglo X) fue habilitada para mansión del comendador. El Castillo llegó a ser cabecera de una amplia encomienda con 28 poblaciones del Valle del Cinca y Litera. Jaime I fue aquí educado por los templarios (agosto de 1214 a junio de 1217).

Los templarios levantaron en el siglo XII sus cuatro torres conventuales y defensivas. El temple se estableció en Aragón hacia 1130. La orden recibió de todos los estamentos y por doquier beneficios y privilegios de toda índole. Para explotarlos organizó el territorio en encomiendas de tres tipos: Rurales urbanas y militares. Estas últimas, por razones obvias, solo existieron en Tierra Santa y en la Península Ibérica Los templarios recibieron el Castillo de Monzón en 1143, y un poco más tarde la capilla real de San Juan. La rica encomienda sobre la que ejercían la jurisdicción civil, criminal y religiosa, disponía de una red de granjas y comendadores subalternos.

Bajo la tutela de del comendador Guillén de Montredón fue educado el príncipe Jaime Junto a un primo suyo, el conde de Provenza Ramón Berenguer V. El rey Conquistador acudió a Monzón a celebrar cortes; las de 1232 trataron de la conquista de Valencia. El Castillo de Monzón fue el último bastión de la Orden y resistió heroicamente ante las tropas del rey Jaime II.

En 1131 el rey Alfonso I el Batallador, que carecía de hijos tomó la decisión insólita de legar su reino en su testamento alas Órdenes de Templarios, Hospitalarios y del Santo Sepulcro, además de su caballo y sus armas. A su muerte ocurrida en 1134 los nobles aragoneses no hicieron caso del testamento y proclamaron sucesor a su hermano Ramiro II que era clérigo, por lo que se le apodó el monje.

Cuando en 1307 el Papa ordenó la detención de los templarios, aquellas fortalezas opusieron feroz resistencia, especialmente Miravet, Castellote y Monzón que fueron tomadas tras un largo asedio.

Este castillo ha jugado un importante papel en históricas contiendas como la Guerra de Secesión (S.XVIII) Reinando ya Felipe V el castillo medieval de Monzón experimentó una transformación radical de su fisonomía para convertirse en una fortaleza moderna. Las paredes de roca que hacían de muralla natural fueron cubiertas con ladrillo y en distintas fases se construyeron baluartes, baterías, puestos de guardia y el foso. En la Guerra de la Independencia (S.XIX) Tropas españolas y francesas asediaron y ocuparon una de las fortalezas más activas y estratégicas de la era moderna española. El castillo fue cuartel de artillería hasta 1892 y durante la Guerra Civil fue utilizado por un grupo de milicianos del cuerpo de fortificaciones. También sirvió de refugio a la población, durante los bombardeos.

En la parte alta de la fortaleza  me quedé impresionado tanto por el conjunto arquitectónico como por las vistas que se contemplan, durante el recorrido visité:

Los dormitorios de basamento anterior, este sobrio edificio fue construido por la Orden del Temple (siglo XII). Serviría de alojamiento a los monjes militares. De dos plantas y sótano, del cual parte un subterráneo que, según la tradición, tenía su salida en el río Cinca.

El Templo donde esta el museo de historia orientado de Este a Oeste, su ábside proyectado hacia el acantilado hace función de torreón. Construido en el siglo XII por los Templarios, presenta gran cantidad de elementos románicos a la par que alguna influencia gótica. La cabecera es al interior románico, semicircular y cubierto con cuarto de esfera. En el centro del ábside se abre una gran trampa en el suelo por donde desciende un subterráneo abierto a golpe de pico a través de la roca, el cual tenía tres salidas. Al exterior, el ábside es poligonal en semihexágono. Es importante mencionar su puerta lateral sur con dovelas de temática goda y su puerta principal que alberga un sencillo crismón en una de las molduras que estuvo decorada con tema de ovas.

La sala capitular Es el edificio que produce mayor impresión de tosquedad de todo el conjunto. Todo parece indicar que se levantó sobre los cimientos de una construcción anterior. Es un gran rectángulo de 35 x 12 m., cuya nave cubierta de cañón apuntado causa gran impresión castrense por su desnudez y capacidad. Albergada en el grosor del muro, bajo una gran hornacina que forma una corta bóveda de cañón, se abre la boca del pozo que da al aljibe; dos canales en el interior del edificio bajan desde el techo a través del muro, recogiendo así el agua de la lluvia.

La Torre de Jaime I (Cárceles de la Encomienda) Torre llamada de Jaime I por ser ésta la que, según la tradición, albergó al príncipe Jaime durante su estancia en el Castillo con los caballeros templarios. De planta trapezoidal, este edificio construido en el siglo XII por los Templarios, sirvió de cárcel durante su dominación (1143-1308). Posee dos plantas y una terraza. A la planta baja se accede por el cuerpo de guardia adosado al edificio en la última remodelación militar.

Torre del Homenaje Probablemente construida entre los siglos IX-X, está edificada en mampostería dispuesta al modo opus spicatum, encadenada en sillar. La torre fue el último refugio de los defensores de la fortaleza. La puerta original está situada en alto. En la restauración llevada a cabo recientemente han reconstruido las dos ventanas de ajímez de los lados SO y NE. La torre alberga una colección de reproducciones de láminas antiguas del Castillo y de diferentes piezas recogidas en las sucesivas excavaciones.

Monzón situada en el Valle del Ebro, junto al río Cinca, a una altitud de 279 metros y dentro de los sistemas de riego de los canales de Aragón y Cataluña y del Cinca, Monzón es, con sus 15.000 habitantes, una de las poblaciones más importantes de Aragón.

Encrucijada de pueblos y civilizaciones, romanos, árabes; de personajes,..... el Cid Campeador, Pedro I, Ramiro II, Jaime I, los Templarios, Carlos I, Felipe II ... Todos ellos pasaron y dejaron su huella en esta ciudad donde historia y leyenda acompañan constantemente al visitante bajo la majestuosa imagen del castillo de Monzón, y ello unido al recuerdo de Santa María del Romeral como centro de Cortes particulares y generales de la Corona de Aragón, con asistencias, entre otros, de los monarcas Jaime I, Pedro el Ceremonioso, Fernando el Católico, Carlos I y Felipe II. Hubo conventos de Franciscanos, Trinitarios y Dominicos, y hoy de Clarisas, Salesianos y de Santa Ana.

Constata la historia que en 1143 los Templarios tomaron posesión del Castillo, convirtiéndolo en cabecera y centro de importante encomienda con 28 poblaciones. En esa época, Jaime I fue educado dentro de la fortaleza por los Templarios. La vida del Cid está íntimamente ligada a esta fortaleza, en la que quedó bajo custodia durante años su famosa espada Tizona.

En la actualidad, Monzón, amanece como una importante ciudad industrial y de servicios, capital de la comarca del Cinca Medio, y centro de la zona oriental del Alto Aragón.

La agricultura, principal actividad económica durante mucho tiempo, ha ido cediendo terreno, especialmente a partir de los años 50, ante la proliferación de importantes factorías, de industrias auxiliares y de empresas de servicios.

Monzón basa su desarrollo en la amplitud de su término municipal (156 km²) y en la existencia de una importante red de acequias que toman sus aguas de los ríos Cinca y Sosa, en unos casos, y del sistema de riegos del Canal de Aragón y Cataluña o del canal del Cinca, en otros. El núcleo urbano de Monzón se extiende a modo de abanico a la sombra de un cerro presidido por el Castillo. Su casco antiguo, de trazado medieval, abunda en callejuelas, alguno de sus tramos está fortificado. Muchas manzanas se construyeron aprovechando las antiguas murallas, y en esta parte de la ciudad se alzan edificios de alto interés artístico. Hay asimismo cuatro plazas: la de Santo Domingo, San Juan, Santa María y Mayor, desde la que empezaremos nuestra ruta cultural por la ciudad. En dicha plaza se haya el Ayuntamiento, caserón de estilo aragonés renacentista del siglo XVI. Monzón conserva una de las fiestas tradicionales más interesantes dada su singularidad: el Bautizo del Alcalde. Cada año para Santa Bárbara (Patrona de Monzón), se lanzan desde los balcones del Ayuntamiento castañas, caramelos, alguna chuchería y entre ellas algunas monedas. Abajo, en la plaza, los niños y mayores del pueblo, que han sido convocados para tal evento, recogen con rapidez y de forma divertida lo que les cae, no del cielo en este caso, sino de los balcones de la Casa Consistorial. Una tradición con una antigüedad de unos 200 años y con una bonita leyenda.

Después de gozar de la historia de Monzón me dirijo por la carretera A- 1230 a Pueyo de Santa Cruz. Esta situado a 8 Km. al sur de Monzón, siguiendo la ruta marcada por el descenso del río Cinca, a una altitud de 349 m sobre el nivel del mar y con 778 habitantes. Los primeros asentamientos humanos en la zona datan de finales del Neolítico y Primer Bronce. Se sucedieron en estas tierras ilergetas, romanos, visigodos, árabes y finalmente, cristianos. La primera cita documental que se conoce es de 1090. En la edad Media, el pueblo estuvo en poder de diversos señores, hasta que en 1184, la reina Sancha, esposa de Alfonso II, lo cedió al maestro del Temple. Pueyo pasó a formar parte de la encomienda de Monzón, del que fue barrio hasta 1872. Destaca la Torre Campanario de estilo morisco. El Templo data de 1757 y el original pertenecía a las órdenes militares de marcado gusto neoclásico. En términos económicos, Pueyo ha sido tradicionalmente una población dedicada al sector primario, aunque en la actualidad, una parte importante de la población se dedique a otras actividades y tengan su ocupación laboral fuera de su domicilio. Las ricas tierras de la zona producen excelentes árboles frutales, plantas forrajeras, cereales y hasta vides y almendros. La ganadería esta presente con explotaciones de ovino, bovino y porcino. Asimismo destaca la elaboración tradicional del pan en hornos de leña y la producción de cerámica en un taller de la localidad, después de esta breve visita llego a Alfantega donde hay un tesoro desconocido la Fuente de la Mora.

Alfantega situado al este de la provincia de Huesca, en la margen izquierda del río Cinca. Su nombre, de origen árabe, testimonia una larga historia cuyas huellas aún se pueden apreciar en los rincones de la localidad. Muestra de ello, es una hermosa y bien conservada cruz templaria que se halla esculpida en una de las paredes exteriores de una casona. Entre las edificaciones de Alfántega, destaca su Iglesia Parroquial dedicada a María Magdalena, de los s. XVII y XVIII y fue levantada según los cánones barrocos. El templo ha sido recientemente restaurado tras unas costosas obras que han durado casi seis años. Alfántega fue un importante núcleo de negocios en la Edad Media ya que, durante  muchos años sirvió como aduana entre los reinos cristianos y musulmanes que ocupaban la zona. Desde la iglesia bajo a un pequeño parque, desde donde tomo el camino entre árboles al paraje de la Fuente de la Mora. Parece ser que por el trabajo de cantería se puede situar en la época medieval. El elemento más antiguo de este conjunto es la fuente o pozo, construido como deposito subterráneo para guardar el agua que afloraba del nivel freático del río Cinca y cubierto mediante bóveda de cañón, en un momento posterior, para preservar el agua exterior.

El monumento presenta tres partes bien diferenciadas, la fuente propiamente dicha, un abrevadero y un lavadero. El núcleo central o fuente está formado por un cuerpo de planta rectangular construido en piedra sillar isódoma de arenisca local, cubierto con bóveda de cañón del mismo material, al que se adosó por el exterior en su muro sur y en un momento indeterminado posterior a la construcción del pozo, un abrevadero fabricado con lajas de idéntico origen destinado a dar de beber a las bestias, alimentado por un pequeño orificio acanalado practicado en uno de los sillares de la fuente. En la cara occidental que ha perdido casi en su integridad el muro de cierre y donde probablemente estaría instalando un primer abrevadero, se construyó en fechas más recientes un deposito de planta trapezoidal de grandes dimensiones que fue utilizado como lavadero, a juzgar por las losas inclinadas hacia el interior localizadas en los antepechos de los muros de sillares de arenisca que cierran esta estructura.

Cuenta la leyenda que una princesa musulmana que habitaba el cercano castillo de olas carboneras en la vecina binaced, tras diversas vicisitudes, desapareció en este lugar. La noche de San Juán a las doce en punto se observa su silueta rodeada de un halo luminoso emergiendo de las aguas de la fuente. Me como las viandas en este maravilloso paraje, después a unos dos kilómetros en dirección a Albalate de Cinca cojo un desvío a la izquierda que tras un pequeño puertecico por carretera estrecha pero en buen estado me lleva a Binaced, donde quería visitar el Pontón obra de ingeniaría romana y ¡que nadie conocía¡ pregunté a varios vecinos y nadie supo decirme nada ,enfadado decidí dar una vuelta por el casco urbano de Binaced.

Municipio situado al Sureste de la provincia, en la Comarca del Cinca Medio. Lo componen dos núcleos de población: Binaced y Valcarca. La altitud de la localidad es de 279 metros. El topónimo de Binaced deriva de dos palabras árabes: "Ibn al Zayd", nombre propio de persona, aludiendo, probablemente, al señor musulmán que poseyó estas tierras: Bin- responde al árabe "Ibn" y el segundo elemento, -aced, es el "al-Zayd" árabe.

Don Pedro, hijo del rey Sancho Ramírez, llama a nuestro pueblo "Benezeide" El documento histórico más antiguo que hace referencia a Binaced se encuentra en el Archivo Histórico de la Corona de Aragón (Arm. 23 de los Templarios, signatura antigua y catalogado con el nº 79 de los pergaminos pertenecientes a Berenguer Ramón II), extendido en junio de 1092, y firmado por don Pedro, reinando todavía en Aragón su padre Sancho Ramírez.

Por sus muchos yacimientos y restos arqueológicos, (edad de bronce, íberos, romanos y medievales), se sabe que estas tierras han sido ocupadas desde hace miles de años. En las inmediaciones se encuentran restos de calzada romana que unían Tarraco con Cesar Augusta. Esta comarca se incorporó pronto y de modo definitivo a Roma, como lo prueba el hecho de ostentar Huesca, una de las ciudades ilergetes más importantes, el título de "Vencedora", otorgado, tal vez, por Julio César por haber sido la primera en declararse a su favor durante su lucha contra los legados de Pompeyo.

Esta comarca fue pronto romanizada y la magnífica vía militar que partiendo de Tarragona (Tarraco) se dirigía, por Lérida (llerda), Huesca (Osca) y Zaragoza (Caesaraugusta), a León (Legio VII Gemina) y Astorga (Asturica), pasaba por Binaced.

Además de este camino militar cruzaba nuestro término municipal otra calzada provincial, ancha y provista de miliarios análogos a los de las vías militares romanas. Esta vía provincial, partía de Cesaraugusta para Celsa, atravesaba los Monegros por Bujaraloz y Candasnos, cruzando el río Cinca por Fraga (la Gallica Flavia de los romanos), de donde partía un ramal en dirección a Lérida y otro que subía por Albalate a Binaced, siguiendo todo el trayecto recorrido dentro de nuestro término el camino viejo de Albalate a Binaced. Pasaba junto a la llamada "balsa de los Caballos" donde, en opinión del canónigo Sr.Ayunto, existía una mansión para el alojamiento de legiones y relevo de caballos. Como nadie sabe decirme donde está el Pontón me dirijo a Monzón por la calzada romana, que afortunadamente está señalizada, poco antes de llegar a Monzón paso por debajo de la Ermita de la Alegría principio y final de esta maravillosa etapa, por mi Aragón.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Serafín Martín

Fuentes propias y: www.cincamedio.es; /www.enciclopedia-aragonesa.com/

 

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